22/11/2021

Disfluencia o tartamudez: mitos y prejuicios que se deben derribar

Disfluencia o tartamudez: mitos y prejuicios que se deben derribar

La Tartamudez es una “Disfluencia”, es decir un trastorno de la fluidez al hablar. Es una dificultad y no es una enfermedad. Es involuntaria y cíclica, puede aparecer y desaparecer por períodos de tiempo variables.

Tener tartamudez no es una elección, ni es por una situación de la vida, y mucho menos es por un susto, como se decía antes. Todos son factores que pueden influenciar, pero no son determinantes.

La tartamudez es una característica del habla, no es una patología, no es una discapacidad, no es una enfermedad y una de sus principales características es que es cíclica. Esto significa que habrá días en que la persona se va a trabar más que otros. Pero esto no es una condición ni un impedimento para que aquellas personas que tartamudean puedan estudiar, trabajar y desenvolverse en la vida cotidiana como cualquier otra persona.

Con respecto al entorno, es sumamente importante tener en cuenta el factor de ansiedad, estrés y presión que el niño, niña o adulto sienta.

Otras de las cuestiones importante que debemos saber tienen que ver con la consulta a tiempo, cómo detectarlo o reconocerlo; tratamiento y particularidades.

Quienes tartamudean saben lo que quieren decir, sólo que tienen dificultades para expresarlo. Así, al hablar pueden repetir sonidos, sílabas o palabras; prolongar en exceso el sonido de una palabra o detenerse repentinamente en medio de una sílaba por la imposibilidad de emitir un sonido “complejo”.

Aunque en ocasiones el tema es subestimado en la infancia, lo cierto es que las dificultades para hablar con fluidez tienen profundos efectos en la vida de quienes las manifiestan: en muchos casos tienden a aislarse y desarrollar una personalidad tímida, insegura y ansiosa, además de baja autoestima como consecuencia de las limitaciones para comunicarse con los demás. 

 

 

Cómo detectarlo durante la niñez

La tartamudez tiende a manifestarse entre los dos y los cuatro años, aunque en ocasiones puede confundirse con la dificultad habitual que en esa etapa presentan los niños en el desarrollo del lenguaje y que los lleva a hablar de manera entrecortada simplemente por emoción, cansancio o vergüenza.

En la mayoría de los casos, esos problemas de fluidez verbal se corrigen por sí solos con el crecimiento. Pero en algunos niños y niñas se mantienen y los trastornos en el habla se hacen cada vez más visibles y crónicos.

Parpadear, tensar los labios y la mandíbula, tics faciales e incluso mirar hacia un costado –evitando el contacto visual- durante una conversación, serán también señales corporales a tener en cuenta para acudir a un especialista.

 

Cuándo consultar

Es fundamental buscar ayuda profesional cuando se detectan los primeros síntomas ya que existen distintas terapias del lenguaje que contribuyen a disminuir la tartamudez y favorecer un mejor desenvolvimiento en la vida cotidiana, tanto en la infancia como en la adultez.

Diversos estudios científicos han determinado que solo uno de cada 20 chicos tartamudea y, si se lo trata a tiempo, el trastorno se puede reducir significativamente al llegar a la adolescencia.

También cuando se presente en simultáneo con otros trastornos del habla o del lenguaje, cuando continúe a medida que el niño crece, cuando esté acompañado con tensión muscular u otra señales corporales, repercuta en la capacidad de comunicarse de manera eficaz en la escuela o en las interacciones sociales o provoque ansiedad, miedo o rechazo a situaciones en las cuales se deba hablar en público.

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