Un repaso por la historia

| 01/11/2021

La condena de los lunes: el comienzo de la semana en la música

La condena de los lunes: el comienzo de la semana en la música

 

 

Los lunes no tienen buena prensa, ya se sabe. Empieza la semana; se vuelve a la rutina de viajes, trabajos y horarios. Nos tenemos que adecuar a imposiciones sociales. Atrás quedaron las ilusiones del viernes a la tarde y el principio del sábado; las decepciones con sabor a nada del domingo; la revancha de la rutina con los lunes.

El lunes es el día que resume a los otros cinco días laborales. El que tiene que cargar con la maldición del “ganarás el pan con el sudor de tu frente” y a veces ni siquiera… El que queda a mitad de camino entre las ilusiones del viernes y las realidades posteriores. Por eso no es de extrañar que el arte se las tome especialmente mal con el lunes…

En 1973, un adolescente Charly García ya encabeza el super grupo Sui Generis cuando editó el disco “Confesiones de invierno”. Varios temas trascendieron años, décadas y siglos: Bienvenidos al tren, Rasguña las piedras, Mr. Jones o Tribulaciones de un tonto rey, entre otras. También estaba “Lunes otra vez”, una letra que resumía su visión bohemia sobre las obligaciones de la oficina y el trabajo formal: Lunes otra vez / Sobre la ciudad / La gente que ves / Vive en soledad.

Pero el remate de la canción era más duro todavía: “Siempre será igual / Nunca cambiará / Lunes es el día triste y gris de soledad”.

Al año siguiente, Litto Nebbia publicaba el disco “Melopea”. El fundador de Los Gatos y uno de los promotores del rock en castellano, mostraba su madurez creativa con temas como La ventana sin cancel; La lección del viajero o Gloria y guitarra. Pero también estaba “Los lunes de la humanidad”. El tema, un rock con aires de tango nostálgico y jazz latino para la voz especial de Litto, se limita a frasear un único párrafo: “Siempre habrá penas los lunes de la humanidad”. Mientras tanto, el piano y la orquesta nos van envolviendo en un clima de decepciones y renovadas esperanzas.

 

 

La conformidad de Litto con aquel disco se puede observar años después cuando, ya madura, inauguró su propio sello editorial al que bautizó como “Melopea”.

El español Ismael Serrano, un trovador de largos decires y melodías nostálgicas, eligió al lunes para remarcar sus penas de amor: “Y cuando vuelves hay fiesta / en la cocina / y bailes sin orquesta / y ramos de rosas con espinas, / pero dos no es igual que uno más uno/ y el lunes al café del desayuno / vuelve la guerra fría / y al cielo de tu boca el purgatorio / y al dormitorio / el pan de cada día” (Y sin embargo).

En Busco una canción, Serrano sentenciaba: “Un arma de futuro para hablarte / del hambre de mis manos, de la herida,/ de los lunes al sol del precariado, / del amo de tus noches y tus días”.

Más crudo y áspero fue el tema de Bob Geldorf, No me gustan los lunes. A fines de los ’70, Bob era el líder de los Boomtown Rats cuando se enteró de un hecho real: un 29 de enero de 1979, Brenda Ann Spencer, de 16 años, disparó con rifle desde la ventana de su departamento hacia el patio de la escuela primaria, en San Diego (California). Murieron dos adultos (el director del colegio entre ellos), y ocho chicos resultaron heridos. Cuando la detuvieron y le preguntaron por qué, Brenda solo respondió: “porque no me gustan los lunes. Esto me anima el día”.

“I don’t like Mondays” fue el tema que hizo conocido a los Rats. Fue un éxito en el Reino Unido; no tanto en los Estados Unidos. Quizás porque les recordaba un drama demasiado cercano.

Pasaron muchos años después de esa tragedia. Geldorf tuvo un breve pero recordado paso por el cine, interpretando al atormentado músico Pink en la película The Wall. Hizo más conciertos y grabó más discos, con los Rats y como solista. Reversionó “I don’t like Mondays” con Bon Jovi en vivo; padeció diversos dramas familiares.

En cambio, la vida de Brenda Ann Spencer fue diferente. Un tribunal estadounidense la condenó a cadena perpetua, con la opción a ser liberada a los 25 años. A partir de 2005, la justicia le negó la excarcelación en cinco oportunidades, porque la consideró con una personalidad psicótica y potencialmente peligrosa para su entorno. Hoy, a sus 59 años, sigue presa en una institución de mujeres en California.

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