MÁS DE OCHO MESES SIN UNO DE LOS SENTIDOS

| 26/10/2021

Docente de Bariloche tuvo COVID en febrero y todavía no recuperó el olfato

Docente de Bariloche tuvo COVID en febrero y todavía no recuperó el olfato

Es el inédito caso de María Azul Blanco, una chica de 23 años, docente de nivel inicial de nuestra ciudad, que está viviendo una situación tan insólita como angustiante.

Si bien es sabido que la pérdida del olfato puede ser uno de los síntomas del covid-19, los casos comunes ocurren durante algunos días o semanas, pero no son permanentes en el tiempo.

Según los especialistas, la anosmia (pérdida de olfato) por una infección viral estuvo siempre, pero la incidencia es baja y un problema poco conocido. Al surgir un virus pandémico con alto impacto, es esperable que surjan muchos casos.

En otros cuadros virales, la pérdida del olfato ocurre porque la nariz está tapada y/o inflamada, entonces los olores no llegan a los receptores del olfato que están en la parte superior de la nariz. A veces, estos receptores sufren algún daño por el cuadro inflamatorio y tardan en recuperarse.

Pero para el caso del coronavirus, los científicos creen que hay otros factores que inciden: el virus es capaz de infectar las células nerviosas que están en la nariz y que son las responsables de percibir olores. Otra hipótesis es que la respuesta inmune para atacar al virus también afecta a estas células.

“El 25 de enero mi hermana dio positivo de covid, pero sin síntomas. Dos días después nos dieron positivo a nuestra familia completa. En el transcurso de la enfermedad, no perdí ningún sentido, a diferencia de mi hermana. Pero a los pocos días de recibir todos el alta y cuando empezábamos a hacer vida normal fue cuando surgió esto: el 13 de febrero me desperté sin olfato”, relató Azul a El Cordillerano.

“Primero me asusté porque pensé que me había contagiado de nuevo, pero me dijeron que no era posible, pero que hay síntomas que se despiertan hasta unos 15 días después. Los médicos me dijeron que me quede tranquila que iba a ser cuestión de días, pero se hicieron semanas y ahora va a ser nueve meses”, agregó.

La joven hizo un tratamiento con la otorrinolaringóloga que la atiende, el cual consistía en injerir unas pastillas preexistentes al covid-19 que se diagnostican ante casos de anosmia. El mismo duró tres meses y no resolvió nada. Ni un poco.

“No siento ningún tipo de olor, ni suave ni fuerte. Me pidieron que tenga cuidado con los productos de limpieza, porque son fuertes y se puede irritar la nariz. La verdad que es muy extraño vivir así, me cambió la vida por completo”, sostuvo Azul.

En su vida diaria siente la ausencia de los olores. Si bien su trabajo en un jardín de infantes lo puede desarrollar sin inconvenientes, las complejidades llegan en las acciones diarias de la cotidianeidad.

“Para cocinar uno se va guiando, sabe si ya está lista la comida o si una cosa se está pasando. Una vez me pasó que me alejé de la cocina cuando estaba haciendo pan y no me di cuenta que se estaba quemando y yo claramente, no sentí el olor al humo, el cual estaba por toda la cocina. No me había dado cuenta”, graficó lamentándose, pero recordando el hecho con gracia.

En la actualidad, convive con una paranoia suscitada por esta falta de uno de los sentidos más importantes: “Me da miedo el tema del gas, vivo controlando que estén todas las llaves cerradas. Porque puede quedar algo abierto y yo no voy a sentir el olor. No es lindo acostumbrarse a vivir así”.

Considera que la pérdida del olfato le agudizó el gusto, ya que ahora siente las comidas o alimentos en general más dulces o más salados de lo que realmente están.

Azul no conoce a nadie en Bariloche que haya atravesado por esta misma situación, salvo una persona que estuvo tres meses sin el sentido del gusto. “Le volvió el gusto luego de ponerse la segunda dosis de la vacuna, pero yo también tengo las dos dosis no tuve esa suerte”, expresó la jovencita entre risas.

Sí se encontró con un blog, donde una mujer comentó su caso de haber vivido seis meses con anosmia, lo cual le da la tranquilidad de que no es la única en el mundo en sufrir este contratiempo.

Los profesionales que ha consultado no tienen demasiadas respuestas, porque el caso es atípico y está resignada a seguir esperando: “Hago todo lo que me dijeron como poner a prueba el cerebro, de probar cosas que me gustaban, porque ya no tengo los recuerdos de olores como el café, la lavanda, el chocolate”.

“Hice pruebas mucho tiempo, con los ojos cerrados, abiertos, de todas formas, pero no hubo caso. Dejé de hacerlo hace un mes, porque era muy frustrante. Cada vez pensaba, hoy es el día, pero ese día no llegó nunca. Así que me acostumbre a vivir sin olfato y sigo esperando que algún día vuelva”, concluyó.

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