13/10/2021

Pala en mano, defienden a un arrayán de la obra del colector costanero

Pala en mano, defienden a un arrayán de la obra del colector costanero
Fotos: Matías Garay.
Fotos: Matías Garay.

Las obras por el colector cloacal costanero depararon que una señora junto a un amigo concurriera a defender, pala en mano, a un arrayán.

Marta Jereb, que se define como “una vecina de Bariloche”, desde junio se puso a enviar notas a organismos oficiales para tratar de que se cuidara el ecosistema, ya que considera que se está viendo afectado por los trabajos que se desarrollan en la costa. 

En particular, le preocupa una zona cercana a la Asociación de Pesca y Caza Nahuel Huapi, donde se ubica un arrayán.

“Mandé cuatro notas a Aguas Rionegrinas y no me dieron bolilla, así que me enojé y me comuniqué directamente con el Banco Interamericano de Desarrollo, en Estados Unidos, que financia la obra. Llamaron desde allá para saber qué era lo que sucedía. Les expliqué que habían roto todo el espacio donde anidan los cauquenes y dijeron que van a estar atentos para recuperar el ambiente”, contó Marta.

Así, sobre la situación que la intranquiliza, explicó: “Cuando hicieron un pozo para pasar el caño del colector, se les llenó de agua y abrieron una zanja. Después largaron el agua y arrasó con todo lo que había. Para colmo, taparon con tierra y lo aprisionaron”, dijo, mientras señalaba el arbusto que en gran parte de su base muestra piedras de gran tamaño que parecen dañarlo.

“Con todas las rocas que le tiraron encima, las hojas están comenzando a secarse, se está muriendo”, afirmó.

Además, añadió que al realizar la obra habían desviado una salida pluvial que antes estaba pegada al arrayán y le servía para nutrirse; ahora, al alejarla, ella cree que la situación para el árbol se presenta aún más comprometida.

La mujer se refirió a inspectores que la querían “convencer de lo bien que estaban trabajando”, pero ella insiste en que el sitio está en peligro: “Esto era un humedal donde anidaban los cauquenes, que son los gansos nativos, y mire lo que es ahora”, resopló, mientras observaba el sitio donde sólo se veía tierra y suciedad.

En ese sentido, Marta remarcó que al tratar de sacar las piedras junto a su amigo Claudio González, quien la ayudó en la labor, habían hallado allí mismo junto al tronco una parrilla pequeña que aparentemente habría sido utilizada en el lugar.

“Ecosur Bahía, que es la empresa constructora, se comprometió a recuperar este sitio, aunque me dijeron que, como están en obra, había que esperar; pero esto es urgente: el arrayán es un árbol protegido”, expresó la mujer a la vez que indicaba que dado que se había corrido el curso del agua pluvial, también solicitó que “pongan cinco arrayanes, como para armar un arrayanal”.

Marta resaltó la importancia de ser coherente con el discurso que se impulsa desde la ciudad: “Constantemente se promocionan las bellezas naturales, y sucede esto…”, se lamentó.

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