Una mujer de 50 años del barrio San Cayetanito estaba acusada por el delito de lesiones graves culposas por considerar que había obrado negligente y antirreglamentariamente al dejar a un perro peligroso de su propiedad en la vía pública. Pero luego de la investigación se demostró que no era la dueña del can que mordió a un hombre y resultó sobreseída.

El 23 de junio de 2020, sobre la calle Brazo Asunción del barrio San Cayetanito, un peatón fue mordido por un perro de raza pitbull. Poco tiempo después la fiscalía imputó a la mujer un obrar negligente y antirreglamentario por haber dejado al can en la vía pública.

Según aquella imputación que se formalizó en septiembre de 2020, considerando la peligrosidad de la raza y el carácter territorial y agresivo de esos animales, la mujer debió haber extremado las medidas de seguridad, manteniendo al perro en un lugar seguro, dentro de su domicilio y colocar un cartel en el frente que alertara a eventuales transeúntes de la presencia de un perro peligroso. Además, el can paseaba por la vía pública, sin bozal, pretal o método de sujeción alguno.

En definitiva, considerando el carácter grave de las lesiones que el perro ocasionó al hombre, le atribuyeron en ese entonces el delito de lesiones culposas graves.

Sin embargo a partir del avance de la investigación, se recogieron diversos testimonios que permitieron establecer que en realidad el animal involucrado y otro que permanentemente estaba con él, permanecían en la calle desde que su anterior dueño desapareció del barrio y los dejó abandonados.

Los testigos refirieron que ocasionalmente la mujer les daba alimento o les improvisaba alguna cucha con cajas de cartón, como lo hacían otros vecinos, pero que no eran de su propiedad y que los perros vagaban por las calles del barrio permanentemente.

Ante el cuadro de situación, la fiscal Silvia Paolini postuló el sobreseimiento definitivo de la mujer, postura que fue acompañada por la defensora oficial Paola del Río.

Sin controversias que resolver, el juez de Garantías Ricardo Calcagno dispuso el sobreseimiento definitivo de la mujer, recordando que en su primera declaración, había referido exactamente lo que luego se confirmó con el aporte de testigos.