Los jueces Gregor Joos, Bernardo Campana y Marcelo Chironi (Viedma), declararon responsable a un bombero voluntario de la ciudad que había sido acusado por atacar sexualmente a una aspirante con la que mantuvo una relación de pareja. Ahora se abrió la instancia de cesura para definir la pena que le corresponde.

Los jueces se apoyaron en el relato de la víctima, que resultó claro y contundente y además encontró soporte en diversas pruebas indiciarias que se rindieron durante el juicio: lesiones constatadas al momento de aplicar el protocolo para abusos sexuales y conclusiones de diversos profesionales que asistieron a la víctima y revelaron sintomatología compatible con estrés postraumático. Los jueces descartaron la versión defensiva al señalar que no resultaba creíble. 

El hombre fue declarado culpable por un hecho de abuso sexual simple y otro agravado por acceso carnal, por dos episodios ocurridos en diciembre de 2018, contra quien fuera su pareja y ocurrieron según la acusación en un contexto de violencia de género, ya que para entonces la relación entre ambos había terminado, tras diversos episodios agresivos por parte del acusado.

De acuerdo a la acusación que presentó el fiscal Tomás Soto y que ratificaron los jueces de juicio, el primero de los hechos ocurrió el 2 de diciembre de 2018 en horas de la mañana, en un descampado ubicado a la altura del kilómetro 20 de la Avenida Bustillo, cuando el acusado agredió física y sexualmente a su expareja.

Concretamente, la tomó de los brazos y la manoseó -por encima de la ropa-, dejando, con su persistencia y agresividad, marcas en los brazos de la víctima, desistiendo de su accionar ante la resistencia de la mujer.
El segundo hecho ocurrió el 25 de diciembre de 2018, también por la mañana, en el interior de un domicilio, luego de que varios amigos compartieran la velada festejando la Navidad. A partir del estado de ebriedad de la víctima, el acusado la atacó sexualmente, luego de propinarle un golpe de puño en el rostro para vencer la resistencia de la mujer.

Los hechos enunciados constituyeron el delito de abuso sexual simple (manoseo) y abuso sexual agravado (violación) y ocurrieron en un contexto de violencia de género que siguió a la separación de la pareja, después de un período de convivencia que había sido terminado por la víctima, a partir de episodios violentos anteriores.

El acusado, patrocinado por el defensor particular Jorge Pschunder, intentó desacreditar las denuncias en su contra señalando que en todos los episodios lo único que hizo fue defenderse, pues había mantenido una relación tóxica con la mujer, atribuyéndole la responsabilidad por los diversos hechos violentos que habían atravesado.

Testigos del caso, revelaron en el acusado un comportamiento posesivo, celoso, controlador y que incluso tenía una obsesión con una persona con la que la misma noche de la Navidad del 25 de diciembre mantuvo una pelea. No obstante ello, otros testigos aportados por la defensa, intentaron demostrar que la mujer era la que tenía una relación de obsesión y celos para con el acusado.

Sin embargo, los informes de los profesionales que asistieron a la víctima, revelaron una sintomatología que puntúa para un cuadro de estrés postraumático y que ello se acreditaba a partir de angustia, pesadillas, temor y dificultad para conciliar el sueño, entre otros aspectos sufridos por la víctima.

*Si vos o alguna mujer que conocés sufre violencia de género, podés llamar a la Línea 144, que brinda atención telefónica, anónima y gratuita, a mujeres víctimas de violencia de género.