DÍA DEL MAESTRO

| 11/09/2021

“Educamos y curamos corazones porque no es solamente enseñar contenidos, es mucho más”

“Educamos y curamos corazones porque no es solamente enseñar contenidos, es mucho más”

Cada 11 de septiembre se conmemora el Día del Maestro, fecha elegida como homenaje por el fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento.

El Cordillerano entrevistó a Cecilia Luzzardi para, en su nombre, saludar a todos aquellos docentes que día a día asumen la noble tarea de enseñar y acompañar el crecimiento de cada uno de sus alumnos.

Cumplió 36 años en la docencia y hace muy poquito que se jubiló. “Apenas me recibí hice una primera suplencia en la escuela de Mascardi, pasé por otras y estuve 30 años en la 3 de Mayo, Nº 284 del barrio Elflein”, recordó.

Consultada acerca de cómo fue que eligió el profesorado, dijo: “Soy docente de vocación, siempre quise serlo y disfruté la docencia, los maestros tenemos la oportunidad de hacer la diferencia”, reflexionó.

“Los dirigentes, políticos y gobernantes hablan mucho, pero los que ponemos el cuerpo y llevamos las cosas adelante somos los docentes, educamos y curamos corazones porque no es solamente enseñar contenidos, es mucho más”.

Hace años, parte de la comunidad de la Escuela Nº 284 carecía de muchas cosas: “Pasamos por situaciones de violencia, de vulnerabilidad, en ese momento éramos la parte más alta del Alto, ahora eso está mucho más arriba”, describió.

La escuela es de jornada extendida y, más allá de todo el acompañamiento institucional, Cecilia dijo: “Hay momentos en los que el docente siempre termina estando solo”. Recordó: “Cuando arranqué hacíamos proyectos muy novedosos, éramos un equipo de gente joven con muchas ganas”.

Entre ellos talleres de convivencia, periodismo y de juegos: “Poniendo largas horas de nuestro tiempo personal, armando propuestas distintas para chicos que no solo necesitaban aprender a leer y escribir, sino que no recibían estímulos de ningún otro lado”.

Durante muchos años estuvo al frente de los primeros grados, aunque reconoce que cuando tuvo séptimo también fue una experiencia muy gratificante.

Es sabido que en el seno familiar es donde se reciben las primeras herramientas en la vida de un niño: “Es complicado porque muchos hogares están rotos, entonces ahí estamos nosotros para acompañar en eso”.

“Lo que uno puede dar, trasmitir y enseñar lo hace, no solo contenidos, también damos abrazos y curamos el alma o incentivamos las ganas de aprender”, aseguró. “Enseñamos valores y compartimos nuestros ejemplos de vida en los trabajos dentro del aula”.

“También se dice que hoy por hoy los chicos no leen, si no lo hacen es porque los adultos no los acercamos a los libros, porque les encantan”.

La pandemia hizo que se cortara parte de eso que enseñan cotidianamente, el compartir, el mirarse a los ojos y comunicarse.

Las y los docentes son además los responsables de llevar a sus alumnos a ese mundo lúdico donde no hace falta dinero ni tecnología, como la rayuela, el salto del elástico y tantos otros. “Son los adultos los que a veces creen que sus hijos solo son felices con la tecnología, pero hay que volver a dedicarles tiempo y jugar con ellos a la Oca, a las cartas”. Muchos padres y madres aprendimos a sumar jugando a la Escoba. “Con esas cosas se aprende a esperar y se desarrolla la tolerancia a la frustración”.

En la Escuela Nº 284 dan una papel muy importante a la creatividad y al arte: “Con la jornada extendida, cuando tuvimos la posibilidad de elegir los talleres, sumamos danzas, dibujo y teatro”.

Este último favoreció la manera de expresarse de los alumnos, ya sea de manera verbal como física, “el reconocimiento de sus propios cuerpos, soltar la imaginación o animarse a un disfraz”.

Cecilia con la docencia ha vivido buenos y malos momentos: “Nunca me arrepentí de ser maestra, ni siquiera en momentos en los cuales cobrábamos cada cuatro meses”, afirmó.

Mensaje

La docente quiso mandar un saludo a todos sus colegas: “En especial a mi familia, porque sin ese acompañamiento nada habría sido posible, son muchas las horas en las que faltamos de nuestros hogares o a los actos de nuestros hijos por estar en los eventos escolares”.

“Cada alumno es como un hijo, así que no solo llevamos trabajo a nuestras casas, sino también las preocupaciones, pero nada me hace tan feliz como cuando alguien desde la otra vereda me grita seño”, dijo muy emocionada.

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