La audiencia de cesura en el juicio por homicidio culposo donde se encuentra imputado Matías Vázquez, por la muerte de Lucas Caro, finalizó apenas pasadas las 14.30, cuando el jurado indicó que iniciaba su deliberación y anunció que “la decisión integral” será transmitida el miércoles 15 de septiembre, a las 13. El pedido de la fiscalía y la querella es de seis años de prisión efectiva y el doble de inhabilitación para conducir, mientras que la defensa coincidió en el tiempo que debe estar alejado del volante, pero solicitó que la pena fuera la mínima, tres años.

Tras las declaraciones testimoniales, donde resaltaron las de dos hombres que indicaron haber visto a Vázquez, el año pasado, en situaciones temerarias mientras manejaba, así como también la de la psiquiatra del Cuerpo de Investigación Forense, Verónica Martínez (quien habló de ansiedad, narcisismo e incluso un corrimiento de victimario a víctima), se brindaron los alegatos.

Pero, además, entre aquellos que, en primera instancia, dieron su testimonio, estuvo Virginia, la pareja del imputado.

“Bajo ningún punto de vista nos es indiferente la muerte de Lucas”, dijo, para luego expresar: “Creo que Matías no es un monstruo”.

La fiscal Betiana Cendón, por su parte, en el alegato, habló de figuras de agravantes muy claras y resaltó “el alto grado de temeridad en la conducta” del acusado, lo que propició que “lo evitable (la muerte de Lucas) se transformara en inevitable”.

Además, recalcó que lo sucedido no solo afecta a los allegados al joven fallecido: “Los ciudadanos de Bariloche se quiebran con este caso”, consideró.

La fiscal expresó que, a partir de las voces de quienes lo conocieron, “no ha quedado ninguna duda de lo que era Lucas como persona”.

Por otra parte, citó “la extensión del daño causado”.

“Por dos centímetros, no murió Aymará”, sostuvo, en referencia a la novia de Lucas, quien iba con él de la mano la noche que el muchacho fue atropellado.

Ante las voces que se sumaron en la audiencia, en referencia al modo en que se comportaba el imputado cuando manejaba, la fiscal reflexionó: “Conducir el auto como si fuera un arma es un hecho que, aparentemente, el señor Vázquez lo toma como hábito de vida”.

Así, expuso que el comportamiento al conducir era “la puesta en manifiesto de las características de personalidad que nombró la doctora Verónica Martínez”.

“Lo que más llamó la atención de la doctora Martínez es algo que a mí también me gustaría resaltar: cómo, en el momento de analizar su futuro, el señor se traspasa de victimario a víctima y quiere crear una ONG para seguridad vial, como si se corriera de la escena”, resaltó.

A eso sumó que aquello que la profesional había expuesto (por ejemplo, baja empatía y narcisismo) “se ve exacerbado en función del consumo de alcohol, que fue acreditado con 1,51 en sangre y tenido en cuenta como agravante al momento de disponer la declaración de responsabilidad”.

En cuanto a la falta de antecedentes de Vázquez, Cendón afirmó: “No tiene antecedentes computables, pero sí los posee por su característica de conducir”.

“El rango de pena establecido es excesivamente limitado”, comentó, antes de pedir: “Se imponga al acusado la pena de seis años de prisión, el máximo establecido, de cumplimiento efectivo, y el doble de inhabilitación para conducir. Es lo que establece el Código Penal en su artículo 84 bis”.

Además, solicitó: “Se amplíe la prisión preventiva hasta que adquiera firmeza el fallo. Y fundamentalmente que se revoque la prisión domiciliaria y se disponga el inmediato traslado del señor Vázquez a un establecimiento penal para el cumplimiento de la misma”.

El abogado querellante, Raúl Ochoa, adhirió al alegato de la fiscal y añadió: “Este es uno de los casos típicos donde la escala penal se queda corta”.

Destacó, asimismo, la actividad desarrollada por la fiscalía: “Ha conseguido elementos de prueba poco usuales, que a veces se pierden por las circunstancias del paso del tiempo, el lugar o la hora de ocurrencia del hecho”.

Remarcó, a su vez, que el daño no solo fue para la víctima, sino “para la comunidad y los seres que lo rodeaban”.

“Se impone un fallo ejemplar, no solo para la comunidad, sino para el señor Vázquez, que, en definitiva, es el que ha sido traído a proceso a responsabilizarse de la muerte de Lucas Caro”, afirmó.

El defensor, Juan Pablo Álvarez Guerrero, fue por el lado opuesto y descartó la posibilidad de la pena máxima, a la vez que recordó que Vázquez “no tiene antecedentes, y no ha sido admitido el agravante de la velocidad”.

“Esta es una audiencia de individualización de la pena, es decir poniendo la pena para el señor Vázquez, o sea que no tiene que ser ejemplar, porque él no tiene que ser ejemplo de nada”, opinó.

Y redondeó su concepto: “No usen al señor Vázquez para darle un ejemplo a la sociedad”.

“Contrariamente a lo que dice el abogado de la querella, creo que lo que dice el artículo 84 bis, lejos de quedarse corto en la escala, queda largo”, añadió.

Razonó que, al tener alcohol en sangre, su defendido “no estaba en condiciones de darse cuenta de lo que había pasado”, y, justamente, para que se considere la fuga “se precisa el dolo”, es decir “que Vázquez se haya dado cuenta de lo que pasó”.

Desestimó uno de los testimonios presentados por la fiscalía, de un hombre que dijo haber visto el año pasado a Vázquez en una actitud temeraria al volante, porque según el testigo el vehículo no tenía vidrios polarizados, mientras que el letrado afirmó lo contrario. “No es cierto lo que dijo”, sostuvo.

En cuanto a otra persona que había mantenido un inconveniente vehicular con su defendido, no le otorgó importancia resaltando que era una causa que estaba en la Justicia “y todavía no se resolvió”.

Sobre lo expresado por la psiquiatra forense, manifestó que, desde su punto de vista, “no dijo nada de lo que la fiscalía pone en su boca”.

“Lo que dijo es que hay algunos síntomas de la personalidad que son distintos que otros. Yo no lloro en las películas cuando las veo, y eso no es un agravante de nada”, ejemplificó.

“Uno puede tener más o menos empatía, pero no dijo que estaba fuera de los rangos comunes”, resaltó. 

En cuanto a la valoración de las pruebas, entendió que había que tener en cuenta la confesión (“Nunca se puso en duda lo que efectivamente había cometido”, expuso), el arrepentimiento (mencionó una carta que el acusado hizo llegar a la familia Caro) y ofrecimientos de reparación (“la parte querellante no aceptó, lo que comprendemos, porque uno puede aceptar o no, pero lo hicimos”).

El letrado, al referirse a su defendido, indicó: “Por lo menos en el caso que nos ocupa, no ha conducido bien su auto, y eso debe ser reprochado, ha cometido un enorme error, pero, en todo caso, la pena para resocializar no es mandarlo seis años a las cárceles argentinas, que en nada van a ayudar a Matías Vázquez ni a nadie, sino que, eventualmente, el castigo justo y proporcional, para la manera en que conduce su auto, es el máximo de la pena de inhabilitación”.

De esa manera, pidió “que se le fije el mínimo de la pena de prisión establecida en el artículo 84 bis, y el máximo de la pena de inhabilitación”.

Por último, ante el ofrecimiento del juez, Matías Vázquez tuvo la oportunidad de decir unas palabras. En ese sentido, expresó disculpas a la familia de Lucas.

El acusado, al menos hasta el miércoles próximo, permanecerá en las mismas condiciones en las que llegó a la audiencia, es decir en prisión domiciliaria.