EN EL ASENTAMIENTO

| 10/09/2021

La toma del Otto: una historia más

La toma del Otto: una historia más
Fotos: Matías Garay.
Fotos: Matías Garay.

“Tengo veintinueve años, alquilo y vivo con mi hijo, de ocho.”

Así se presenta Diego Colitripay.

Está sentado al lado de una fogata, en la ocupación del Otto.

“Acá hay dos tomas”, dice.

Se refiere a que, claramente, se aprecian facciones distintas.

“No somos parte de ese grupo que señalan como que está integrado por mafiosos, borrachos, drogadictos… Es su forma de vivir, son quilomberos, hacen eso… No deseamos participar en líos, ni ir al choque con la policía”, apunta.

“No es que venimos a usurpar y nada más. Quiero que me den un pedazo de tierra para empezar a hacer algo y comenzar a pagar; no pretendo nada regalado”, manifiesta. 

Cuenta que, al comienzo, había estado en la parte alta de la ladera: “Fui uno de los que sacaron de allí; en ese sector, éramos unas veinticinco familias”.

“Fue un viernes a las nueve y media de la noche. Estaba allá arriba, limpiando, y me echaron, porque ahí es privado. La gente ni siquiera sabe que la montaña está vendida”, sostiene, y luego indica que la policía le soltó: “Si no querés ir a dormir a la comisaría, te vas”.

Diego trabaja como colocador de piedras de revestimiento.

“En el alquiler se me van veinte ‘lucas’, y me quedan otras veinte para vivir, para vestir y darle de comer a mi hijo…”, revela.

En ese sentido, expresa: “Las personas critican, pero no ven nuestra realidad”.

Cuenta que se separó hace cuatro años, y señala que tiene la custodia de su hijo.

“Fui al Instituto de Tierra y Vivienda (para el Hábitat Social) hace varios años. Me anoté y jamás me dieron pelota. Tengo un montón de papeles; te dicen que estás en la lista de espera… Ya vi que se hicieron como cinco barrios, y jamás salí sorteado”, afirma.

“Quiero un lugar para vivir. Soy nacido y criado en Bariloche… Hubo miles de tomas y no me metí, pero esta vez me decidí”, comenta.

“Me enteré de esto por un compañero de laburo que había venido. Después de que me sacaron de arriba, me contó que iban a tomar este predio, porque una gente había dicho que era municipal”, explica, en referencia a la zona baja de la ladera, cercana a Charcao y Cacique Prayel.

“Hace dos semanas que estoy limpiando el terreno”, cuenta. “En esta zona, la mayoría somos familias”, añade.

Mira hacia el lado de la calle, allá a lo lejos. Si bien no alcanza a verlos, sabe que por ese sector están los efectivos policiales. “Ellos están haciendo su trabajo… pero nosotros necesitamos estas tierras”, suspira.

La escena transcurre durante la mañana del domingo.

Luego saldrá del predio y, a la tarde, al intentar reingresar, los policías se lo impedirán.

El lunes logrará franquear la vigilancia por uno de los costados.

Al tener que marcharse nuevamente, para ir con su hijo, sabrá que correrá el peligro de no regresar. Y así será. El martes, con la policía ya al tanto de los distintos senderos, se le hará imposible pasar. Pero lo seguirá intentando…

¿Que opinión tenés sobre esta nota?


Me gusta 0%
No me gusta 0%
Me da tristeza 0%
Me da alegría 0%
Me da bronca 0%
Te puede interesar
Ultimas noticias