El juicio por homicidio culposo que se le sigue a Matías Vázquez por la muerte de Lucas Caro, el joven al que atropelló a final de febrero en la avenida Bustillo, está llegando a su fin.

El viernes es la audiencia de cesura, donde se debatirá qué pena le corresponde.

Para la familia y allegados al fallecido, los últimos meses fueron un peregrinaje arduo.

Claudia Blasi, por ejemplo, mamá de la novia de Lucas, Aymará, cuenta que tuvo que esperar seis meses para atreverse a caminar, desde el barrio Militar, lugar en el que reside, hasta la estrella colocada en el sitio donde el adolescente murió, en el kilómetro 9,500.

“Me detuve, miré el gesto de esas personas que dejan algo para Lucas… y mis piernas se aflojaron como aquella vez”, suspira la mujer.

Y lo de “aquella vez” no es gratuito. Refiere a que la madrugada fatídica, donde el 27 de febrero daba lugar al 28, cuando Vázquez embistió al muchacho, ella caminaba con él y Aymará por la banquina.

“Cada segundo vivido, las imágenes se repiten; me veo parada en la ruta, me desespero por Lucas… Y mi hija viendo morir a su amor…”, rememora.

“El mundo se me derrumbó”, asevera.

“Uno puede ser repetitivo, pero, en estas situaciones tan duras, seguimos aprendiendo: vimos la indiferencia de algunas personas y la bondad de otras; quienes pusieron todo para ayudarnos y quienes buscaron interés personal”, apunta.

En cuanto al modo en que recuerda al joven, manifiesta: “Lucas te cambiaba el día. Hacía magia para llegar cuando se lo necesitaba… Sonrío recordando sus payasadas, su bondad…”.

“Quiero poder hacer un duelo justo, mirar al cielo y decir: ‘Listo, ya te dejamos en paz’. Esta eterna agonía no permite que su alma descanse”, afirma.

Más allá de eso, aclara: “Nos queda una larga tarea, porque esto no termina con el juicio; tenemos que ver cómo seguir, pero Lucas, sin duda, nos acompaña”.

En la casa donde vivía el adolescente, en el barrio Pinar de Festa, en tanto, Luis, su padre, dice: “Ya llega el final para el pedido de justicia que tanto esperamos, pese a las habladurías de muchas personas que no tienen idea de nuestro sufrimiento, que ocultaron cosas e hicieron oídos sordos”.

“Cada hora y cada minuto no tienen fin”, expresa.

Así, desea que los jueces piensen “en el sufrimiento que significa perder a un hijo”, y “vean la crueldad de la persona” que lo mató.

Luego, le habla directamente a Lucas; es un padre que, donde no hay nada, ve a su hijo: “Llega el día clave para que puedas descansar en paz. Te extrañamos; estamos muertos en vida… Vuela alto, mi ángel; te amamos”.