La comunidad educativa de la escuela Cailén del barrio El Vivero recibió la donación de una impresora como broche final de una campaña que el Rotary Club Bariloche llevó adelante. Días previos habían reparado por completo las luminarias y el tablero de electricidad. Estuvieron presentes la querida Nelly Panizza, Fernanda Gallego (actual presidenta de la Asociación Aldea Infantil), Silvia Debita (Desarrollo institucional y recursos humanos) y parte del cuerpo docente. También dos alumnos de cuarto grado recibieron a los rotarios y les entregaron un presente.

Carlos Aragón dijo: “Esta es una relación que apareció hace muchos años, cuando tan solo era Aldea Infantil, imitamos el accionar de amigos del club rotario de Puerto Varas y en base a eso comenzamos a movernos”.

Recordó que en aquel momento organizaron un gran evento en Teleférico Cerro Otto y todo lo recaudado fue invertido en lo que sería la escuela Cailén. “Otra campaña fue para poner el amoblamiento cuando ya estaba finalizándose el edificio”.

Fundamental

Quizás el hablar de la donación de una impresora a una escuela no signifique mucho, pero para la escuela del barrio era fundamental. “Nuestra función dentro del Rotary es mirar permanentemente hacia afuera para ver en qué podemos asistir, obviamente que son muchísimas las necesidades, pero todas no se pueden, entonces vamos de a poco”. Una presencia y acompañamiento que es de enorme valor para todos los que integran Cailén.

Los rotarios están acompañados por lo que se denomina rueda femenina, mujeres que cotidianamente realizan aportes a esta escuela y otras instituciones de nuestra ciudad.

Silvia Debita, de la Asociación Aldea Infantil, fue quien se contactó con integrantes del Rotary Club Bariloche. “Justo habíamos traído una donación grande de leña cuando nos comentó los inconvenientes con la conexión eléctrica”, dijo Aragón.

Fue entonces que los rotarios organizaron un gran locro solidario: “Queremos agradecer a los barilochenses que adquirieron las porciones porque con eso pudimos hacer este aporte”.

"Fueron tan buenos los resultados de ese evento que pudieron hacer todo el trabajo de electricidad en la escuela y, como quedó dinero restante, surgió la idea de comprarles la impresora”.

Malén Cañumil y otro compañerito de cuarto grado fueron los encargados de entregar, a todos los presentes, hermosos dibujos en forma de agradecimiento. A Nelly le dieron varios de ellos y cada uno estaba cargado de amor y representaciones de lo mucho que ella ha dado a esa comunidad barrial. “Esto es muy poquito comparado con lo que Nelly hizo y sigue haciendo por todos nosotros”, dijo muy emocionada.                     

Sin internet

La particularidad geográfica del barrio El Vivero es un gran inconveniente al momento de lograr conectividad con internet. Debita comentó: “Ya nos hemos reunido con el intendente y con otros funcionarios, pero nos han dicho que por ahora es imposible porque representaría una obra muy costosa”.

El año de pandemia sin esa conectividad que se planteó como alternativa se transitó en base a cuadernillos elaborados por las docentes. Solo con mucha dedicación lograron seguir en contacto con todos los alumnos y alumnas. Al no tener internet, contar con esa impresora en la escuela es un enorme alivio para el día a día.