HISTORIAS DE EMAÚS

| 28/08/2021

El “Gaucho” y el papa Francisco

El “Gaucho” y el papa Francisco
Fotos: Facundo Pardo.
Fotos: Facundo Pardo.

Recuerdos, instantáneas que alimentan el alma...

El psiquiatra Andrés Calderón conversa con el coordinador de Emaús, Jorge Linquiman, en una sala del hogar, y se entusiasma al evocar ciertos momentos vividos en el lugar, donde colabora desde hace cuatro años. 

Así, menciona la ocasión en que llegó por primera vez al sitio ubicado en Otto Goedecke 1170, rincón en el que los hombres que no tienen donde pasar la noche encuentran amparo. 

“Yo no podía creer que en Bariloche estaban haciendo esto, prácticamente con el corazón en la mano…”, suspira Andrés, quien por aquel entonces había regresado recientemente de Alemania, donde se formó y ejerció la profesión.

Desde ese momento, pasó a ser parte del hogar brindando apoyo psiquiátrico a las personas que pasan por ese espacio, en su mayoría con problemas de alcohol.

Entre los casos que recuerda, destaca, por las características y la recuperación que se logró, al “Gaucho” (en Emaús, la mayoría se llama por los apodos), “un huésped con una esquizofrenia cronificada”.

“Era resistente al tratamiento”, cuenta.

Pero consiguieron dar con un fármaco que daba buen resultado.

“El medicamento era carísimo, pero fue el único que realmente funcionó y lo ayudó… Se lo pudo curar, desaparecieron los síntomas”, dice, y le pregunta a Jorge, que a su lado lo escucha: “¿Cómo lo conseguiste?”.

“En el hospital”, apunta el coordinador, quien advierte que en el nosocomio lo habían comenzado a usar, aunque las primeras veces, según señalan, hubo que comprarlo.

La medicina se llama Clozapina, y se utiliza para el tratamiento de pacientes con esquizofrenia cuando otras alternativas, precisamente, no funcionan.

El Gaucho venía de la Línea Sur. “Cuando él pidió volver a su lugar de origen, en el campo, Emaús le hizo una casita allá”, cuenta Andrés, mientras Jorge recuerda lo complicado que fue aquello: conseguir materiales, trasladarlos y demás.

“Ahora, él está allá, y logramos coordinar con el centro de salud periférico, que una vez por semana se encarga de llevarle la medicación”, indica Andrés.

Luego, cambia de tema y va a decir algo, pero se frena y consulta con Jorge: "¿Puedo contar lo del papa?".

El coordinador del hogar responde: “Dale, contalo…”.

Ahí, Andrés sonríe y relata: “Los muchachos de Emaús escribieron un libro, con poemas e historias de sus vidas. Cuando se publicó, la obra llegó hasta el papa Francisco, que nos felicitó por el trabajo que se hacía en este espacio...”.

A su lado, Jorge confirma la historia y puntualiza que las palabras papales llegaron en forma de carta.

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