DISTINTAS MANERAS DE ACTUAR

| 25/08/2021

La referente a cargo de Betania diferencia el comportamiento de mujeres y hombres

La referente a cargo de Betania diferencia el comportamiento de mujeres y hombres
Foto: Matías Garay.
Foto: Matías Garay.

La referente a cargo del hogar Betania, Luz Vázquez, que durante mucho tiempo fue voluntaria en Emaús, opina que “la situación de la mujer no es como la del hombre”.

“Al hombre por ahí le abrís la puerta y, a las siete de la mañana, si se tiene que ir, se va; quizá a la noche regresa solo, pero siempre se quiere marchar”, señala.

“En cambio, la mujer no: si tiene un lugarcito en el que está cómoda, se empieza a quedar, y tenés que incentivarla para que salga”, aprecia.

Explica que ese es el principal motivo por el que optan por cerrar Betania entre las 13 y las 18: las obliga a salir, buscar trabajo, tratar de solucionar los inconvenientes que las llevaron a ese espacio.

Al hogar suelen llegar personas que quedaron sin trabajo, que no pueden pagar por un sitio dónde dormir, o también algunas con problemas familiares, e incluso otras que quizá llegaron a la ciudad provenientes de otra localidad con un objetivo que no lograron cumplir.

Pero raramente se trata de ese tipo de mujeres en las que se puede llegar a pensar cuando se dice “situación de calle”.

Es decir, no es habitual que alguien a quien se ve tirada en una plaza, por ejemplo, acuda a Betania.

Luz analiza el porqué: “Sabemos que hay mujeres en la calle, pero no lo están completamente, siempre tienen un familiar o un lugar donde volver. No son como los hombres, que pueden llegar a mantenerse en ese estado, sino que lo están en algunas situaciones, pero siempre regresan a algún sitio, con familiares, una amiga o alguien más”.

“Y cuando están en situaciones complicadas con el alcohol, como pasa con mucho hombres que van a Emaús, no es acá donde vienen”, apunta, para luego detallar: “A la mujer le da mucha vergüenza su situación”.

“En general, en esos casos no llegan, y, si lo hacen, se van pronto”, manifiesta.

“Nos ha tocado casos donde intentamos mantenerlas lo más que pudimos, pero se marchan”, dice.

Incluso señala que, si carecen de un lugar fijo al que ir, prefieren pasar períodos con un hijo, por ejemplo, para luego pasar a lo de una amiga, y después a lo de un allegado… Les cuesta desnudar su alma y mostrar que están mal.

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