DÍA DEL PARAMÉDICO: PABLO MARTELLO

| 24/06/2021

Un hombre que ante una experiencia traumática decidió ayudar a los demás

Un hombre que ante una experiencia traumática decidió ayudar a los demás
Foto ilustrativa
Foto ilustrativa

Cuando Pablo Martello tenía dieciocho años, un amigo de sus padres sufrió un paro cardíaco.

“Me tocó asistirlo, y yo, en ese momento, no sabía cómo”, cuenta.

El hombre falleció.

“De alguna manera, eso marcó mi futuro”, dice Martello, actual jefe de técnicos en emergencias médicas y coordinador de la línea 107 del Hospital Zonal "Dr. Ramón Carrillo".

“Aquella situación me dio el empujón que me llevó a decir: 'Quiero aprender cómo ayudar a las personas en casos así'”, apunta.

Ahora, ya con cuarenta y dos años, catorce de ellos como paramédico, y un cargo de importancia en el nosocomio, Martello afirma: “La RCP (reanimación cardiopulmonar) rápida salva vidas”. 

“Es fundamental que no solo la sepa hacer el personal de salud, sino toda la comunidad, porque cualquiera tendría que conocer cómo aplicarla”, añade, a la vez que destaca que, a nivel provincial, “los jóvenes de cuarto y quinto año de secundario tienen talleres de RCP”.

Sobre las acciones que lleva adelante en el hospital, el profesional indica: “Muchas veces asesoramos a la persona que está junto a quien necesita la ayuda, con las maniobras que debe realizar hasta que arribe la ambulancia".

Ejemplifica que existen situaciones de niños atorados con alimentos o algún objeto que se llevaron a la boca, “y un chico con una obstrucción de la vía aérea, que quizá vive en El Frutillar, a donde la ambulancia, en una situación de emergencia, puede demorar tal vez unos siete u ocho minutos, no puede aguantar ese tiempo sin respirar”. 

“En casos así, damos las indicaciones para que la persona que está en ese momento, que es la más importante en el eslabón de supervivencia, pueda resolver la situación hasta que llegue la ambulancia”, informa.

En cuanto al trabajo en época de pandemia, manifiesta que, más que nada, lo que ha cambiado es que “hubo que adaptarse a las nuevas normas de bioseguridad y los protocolos laborales”.

También advierte que si bien en un primer momento, cuando las personas mayoritariamente debían quedarse en sus hogares, se notó una merma obvia en los casos relacionados con el movimiento diario que tiene la ciudad, al retomarse las actividades se apreció un incremento importante de distintas problemáticas. “Volvimos a lo habitual, o incluso más que antes de la pandemia, porque los accidentes aumentaron, tanto de autos como de motos y bicicletas; hubo más atropellados… Eso nos sorprendió”.

Sobre el coronavirus, detalla: “Hubo semanas en la que tuvimos muchas atenciones de COVID, con pacientes muy graves que estaban en el domicilio, porque, al haber faltante de camas, el hospital coordinó que algunos estuvieran en sus casas, y eran revisados a diario por un equipo médico que analizaba si su estado se complicaba, y ahí debíamos ir con la ambulancia para buscarlos y traerlos a internar”.

Justamente, entre los casos que dice que lo signaron, afirma que varios han estado relacionados con el COVID: “Nos ha tocado retirar en el domicilio a personas con un grado avanzado de la enfermedad, que, por ejemplo, ya tenían familiares graves en terapia intensiva, y terminaron yendo al mismo lugar… Muchos fallecieron”.

Entre los estigmas en el alma que desearía no tener, menciona también “la muerte de niños en accidentes”.

“Eso es algo que te marca de una manera muy dura”, sentencia.

Pero también está el lado gratificante del oficio, dentro del cual, Martello destaca "los partos que ha tocado llevar adelante en domicilios particulares, porque son situaciones reconfortantes”.

“Traer una vida al mundo siempre es un regalo”, resalta.

Y, antes de que termine la conversación, a la hora de recordar una anécdota, evoca un hecho relacionado con la profesión que posee un tinte tragicómico: “Hace dos años, cuando todavía tenía un emprendimiento privado, de una empresa de emergencia, fui a brindar una capacitación a Comallo. Cuando estaba allá, me enteré que habían robado, de una ambulancia estacionada en la puerta de mi casa, un par de bolsos con equipamiento de importancia. Al terminar la capacitación, regresé con una amiga médica. En el camino, vimos que se había producido un accidente: un auto se fue de costado; luego supimos que quienes iban adentro estaban alcoholizados. Bajamos a ayudar, y dentro del vehículo encontré varios de los elementos que me habían robado… Los asistimos hasta que llegó la policía… Al final, pude recuperar casi todo lo que se habían llevado”.

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