Conocer la realidad del Covid-19 en otras partes del mundo sirve, quizás, para imitar las acciones positivas y reflexionar acerca de la manera de manejarnos a nivel individual y como integrantes de una comunidad.

Magui Bonnettini es una barilochense, integrante del plantel de periodistas de El Cordillerano, que hace un tiempo decidió vivir la gran aventura de su vida, viajando y trabajando por el mundo. Actualmente, está viviendo en Fjällbacka, en la costa oeste de Suecia, trabajando en un restaurante.

Nuevas olas de covid

En el programa "El Expreso Periodístico" de El Cordillerano Radio (FM 93.7), Magui comentó cómo viven allí la nueva ola de covid: “Suecia es un caso aparte en el mundo porque acá nunca se usó el barbijo, tampoco los restaurantes cerraron, sino que limitaron la cantidad de personas, ahora, por ejemplo, se pueden sentar hasta en grupos de cuatro”.

La temporada de invierno fue normal: “Los centros de esquí estuvieron llenos, ahora está empezando el verano y la gente anda paseando como si nunca hubiera pasado nada, incluso los adultos mayores”.

Sí notó mucha diferencia cuando en abril fue a España: “Por primera vez empecé a utilizar la mascarilla y adaptarme a cada uno de los cambios en las provincias, hacerme el test para subir al avión o las restricciones en los locales comerciales”.

En Suecia respetan las libertades individuales: “Por la Constitución, el Gobierno tiene prohibido obligar a la gente a usar barbijo, sí lo que hace es sugerir”. Aclaró: “No es que acá no pasa nada, los casos son tremendos y eso tiene sus consecuencias, de hecho el mismo rey de Suecia criticó al ministro por las medidas”.

Muy sorprendida, agregó: “Los suecos cumplen con todo, incluso cuando no hay controles, con el covid sí se cerró la puerta de adelante de los micros, lo que hace que puedas o no marcar tarjeta, sin embargo, todos lo marcan”. 

Comentó: “Acá se vive más relajado porque todo funciona, entonces si no cumplís las normas, te sentís culpable, pero te adaptás enseguida, mi salario es muy bajo, pero ya me llega con un treinta por ciento de descuento que es dinero que va para el Estado”.

El sistema de salud y la educación son públicos y no hubo modificaciones durante la pandemia: “Algunos hospitales estuvieron medio colapsados en el invierno, pero acá no se tomaron medidas restrictivas, de todas maneras, no fue como escucho que sucede en Argentina que piden a la gente que se cuide porque no quedan más camas de terapia intensiva”. Detalló: “Servicios como odontología y oftalmología se pagan aparte y son caros, por ejemplo una consulta a estos profesionales tiene un valor de 70 euros”.

Saber lo que sucede en el resto del mundo, pero no caer en comparaciones es fundamental: “En lo cultural somos todos muy distintos, los nórdicos también lo son del resto de Europa”, diferencias que marcan, obviamente, resultados diferentes.