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| 01/06/2021

“Diego eterno”, para revivir la emoción

“Diego eterno”, para revivir la emoción

La noticia del 25 de noviembre último impactó sobremanera a Jorge Piccini, quien rápidamente se puso en contacto con quienes habían fotografiado el funeral y las expresiones populares del día previo. 100 páginas a corazón abierto.

Los dos llevan la albiceleste, bermudas y al menos uno, barbijo. El otro tiene una mano sobre su rostro para contener el llanto y además, inclina la cabeza, de manera que oculta su rostro. Su compañero tiene en la diestra una pelota con el cuero gastado. En la página opuesta, una mujer ojerosa está sentada al cordón de la vereda. Mira directo a la cámara sin vergüenza alguna y enarbola una foto del Diego en sus épocas de Boca, al parecer autografiada. Podría ser la madre de los pibes de las bermudas. Tres personas, la misma tristeza. La que embargó a miles o qué miles, millones de argentinos y argentinas, desde el 25 de noviembre de 2020 en adelante.

“Diego eterno” es otra de las publicaciones de BEX Ediciones, la dinámica editorial que empuja Jorge Piccini. En ocasiones, la expresión para “volver a emocionarse” es un lugar común pero créanme, pocas veces tan justa para describir los sentimientos que se experimentan al recorrer sus páginas. Llora la sesentona detrás de sus anteojos y de un balón que dice “Dios”, escrito a las apuradas y con fibrón. Llora la parejita de veinteañeros, también enfundada en la camiseta de la Selección, frente a un mural donde el eterno mira con rostro adusto, aquel gesto que ponía siempre a la hora de los himnos.

“Siempre fui maradoneano de alma, toda mi vida”, le dijo Piccini a El Cordillerano brevemente. “La muerte del Diego me pegó e hice el libro en tiempo récord. No te miento: murió el 25 de noviembre, me puse a buscar fotos de los que estuvieron ese día ahí, porque solamente son fotos del funeral y del día anterior... Me contacté con todos los fotógrafos que estuvieron, les pedí las fotos y ya en diciembre, estuvo impreso. Es una especie de homenaje”.

Si bien hay algunos textos y letras de canciones, efectivamente “Diego eterno” es sobre todo, una libro de fotografías. “Hice uno para cada uno de los participantes y ya todos lo tienen, me quedó una tandita de libros y se pueden conseguir en Librería Cultura”, invitó el editor. Celeridad y método similar había desplegado para “Reforma”, publicación que testimonia los sucesos en las Plaza de los Dos Congresos cuando el gobierno anterior quiso modificar el sistema previsional en la Argentina.

Los registros son de Matías Baglietto, Mauricio Centurión, Cecilia Bethencourt, Daniel Peluffo (en varias oportunidades), Maxi Vernazza, Facundo Nivolo (también repite), Agustina Salinas, Enrique García Medina, Vero Ape, Lidia Barán, Luis Abadi, Manuel Cortina, Victoria Gesualdi, Guido Piotrkowski, Federico Cosso, Flor Guzzetti, Nacho Yuchark, Colo Gens, Cinthia García, Pablo Cuarterolo y muchísimos otros y otras, hasta alcanzar las casi 100 páginas a corazón abierto.

Todas y todos lloraron al 10

Entre los textos que Piccini eligió, hay de Eduardo Sacheri, Eduardo Galeano, Juan Soriano, Javier Valli, Jorge Valdano y Eduardo Longoni. En cuanto a letras de canciones, sobresalen “Me vieron cruzar”, de Calle 13; “Para verte gambetear”, de La Guardia Hereje y “¿Qué es Dios”, de Las Pastillas del Abuelo. Incluso, hay un aporte de Claudio “Tam” Muro, artista plástico que siempre consideramos barilochense, aunque hace rato se estableció en Buenos Aires.

Curiosamente, fue la pluma de un uruguayo la que quizá, sintetizara con mayor precisión qué fue Maradona. Bajo el título “El más humano de los dioses”, dijo Galeano bastante antes de 2020: “ningún futbolista consagrado había denunciado sin pelos en la lengua a los amos del negocio de fútbol. Fue el deportista más famoso y más popular de todos los tiempos quien rompió lanzas en defensa de los jugadores que no eran famosos ni populares”.

“Este ídolo generoso y solidario había sido capaz de cometer, en apenas cinco minutos los dos goles más contradictorios de toda la historia del fútbol”, observó Galeano. “Sus devotos lo veneraban por los dos: no solo era digno de admiración el gol del artista, bordado por las diabluras de sus piernas, sino también, y quizá más, el gol del ladrón, que su mano robó. Diego Armando Maradona fue adorado no solo por sus prodigiosos malabarismos sino también porque era un dios sucio, pecador, el más humano de los dioses”.

Tal vez cometiera un error el autor de “Las venas abiertas de América Latina” al utilizar el pretérito en su escrito. Como queda en evidencia al adentrarse en “Diego eterno” el 10 es precisamente eso y en consecuencia, es adorado por ser cada vez más, el más humano de los dioses. Así, en presente y tal vez en futuro. El libro de BEX Ediciones ratifica esa impresión y la agiganta, sin fin.

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