COLUMNA ABIERTA

| 17/05/2021

Cómo responder al agresivo verbal: tres técnicas eficaces

Cómo responder al agresivo verbal: tres técnicas eficaces

Todos, en algún momento, nos hemos encontrado o nos encontraremos con un agresivo verbal. Hoy en día abunda la gente que utiliza sus palabras para descargar su frustración y recurre a la crítica, la descalificación, las burlas. ¿Qué deberíamos hacer frente a ellos?

Comparto tres técnicas que todos podemos poner en práctica:

  1. La primera técnica a aplicar con los descalificadores ocasionales que ni conocemos, cuando nos dicen algo agresivo, consiste en responderles: “Lo voy a tener en cuenta, muchas gracias”, y retirarnos. No es necesario explotar y discutir, ni implotar y reprimir el enojo. Esta actitud los desarma porque ya no pueden seguir atacando, aunque a veces lo seguirán intentando.
  2. La segunda técnica es la técnica de los monosílabos. Sencillamente decir “ajá”, “mmm”, “uhhh”, “ohhh”. Incluso podemos ir cambiando de vocales, la intención es también restarle importancia a lo dicho.
  3. Y la tercera técnica es la que más me gusta. Cuando alguien nos descalifica o se burla de nosotros, le decimos algo como: “Mirá, el viento sopla, la montaña está firme y el sol observa… pensalo”, y nos retiramos. ¿Qué le dijimos? ¡Una gran tontería como la que se me acaba de ocurrir recién! O podemos recurrir a algún dicho conocido: “Ya lo decía mi abuela: tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe… es muy profundo lo que te digo”. La persona va a quedar confundida.

Lo importante en todos los casos es no enlazarnos, pues toda persona agresiva verbal, en el fondo, es insegura y busca que mordamos el anzuelo explotando o implotando. Por eso, no perdamos tiempo. Cuando le ganamos una discusión verbal a alguien, aun así, perdimos porque no elegimos la batalla, sino que nos la eligió el otro.

Pero, además de las tres técnicas mencionadas, es fundamental adoptar dos actitudes cuando nos encontramos con alguien agresivo:

  1. No compararnos. Nunca tenemos que compararnos con nadie porque, como dijimos, cada vez que uno gana, otra persona pierde. Y que uno gane no implica que sea bueno en sí mismo. Si me comparo con los demás, quito la atención de mí mismo y me alejo de la autosuperación. Compitamos únicamente con nosotros mismos procurando ser cada día un poco mejores seres humanos.
  2. Saber que hay dos voces en el mundo. Todas las personas viven escuchando dos voces: la propia voz interior (que nos habla todo el tiempo, aunque no seamos conscientes) y la voz de la gente. Cuando ambas voces coinciden, nos sentimos afectados. Si alguien me dice que soy un inútil, y eso es lo que yo me digo a mí mismo a menudo, sin duda me sentiré mal y reaccionaré negativamente. En cambio, cuando una voz externa me dice algo desagradable que yo no me hablo a mí mismo, porque me amo equilibradamente, no me sentiré mal.

Jamás perdamos tiempo en discusiones verbales con gente agresiva. Hablémonos palabras positivas que nos refuercen la estima. Y construyamos hacia adelante, enfocándonos en aquellas cosas importantes que le otorgan valor a nuestra vida.

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