Las personas con discapacidad tienen los mismos derechos que el resto de la comunidad, sin embargo en la práctica, no es así. Todo el tiempo se encuentran con situaciones de discriminación ya sea de manera directa o indirecta.

El Cordillerano dialogó con Sandra Rivera, quien, aunque intenta llevar una vida activa, se encuentra con trabas de manera cotidiana. Ella tiene una discapacidad neuromotora lo que le genera muchas dificultades en su movilidad física y en el habla, pero a pesar de ello estudió Comunicación social.

“Me gusta mucho escribir, algunos dicen que lo hago con el alma, a mí me llena, me hace libre y soñadora” expresó.

Tiene 51 años, y lleva publicados dos libros y el tercero ya está encaminado. “Soy muy activa dentro de mis posibilidades, me gusta aprender todo el tiempo y siempre digo lo que siento y pienso sin miedos” aclaró.

Derechos

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad es un tratado firmado por muchos países para reconocer precisamente los derechos de participar en la vida de una sociedad sin discriminaciones de ningún tipo.

Derecho a la vida, a la educación en igualdad, al empleo libre, a la vida independiente, a la capacidad jurídica, a la no discriminación, a la salud y al acceso a la justicia.

Rivera dijo al respecto, “cuando mencionamos derechos estamos hablando de algo que nos corresponde sin importar condiciones, raza o religión, o si tenés o no dinero”.

Pero hablar de sus complimientos es otro tema, “más en este país y en estos tiempos cuando aparecen otros componentes como la burocracia, la falta de comunicación o de asistencia”.

Se pregunta: “¿Por qué no nos enseñan a reclamar, a debatir o cuestionar nuestra condición de discapacidad? ¿Por qué nos encasillan en una nube rosa de paz y amor cuando la realidad es de múltiples colores?”.

A medida que fue creciendo vio que las cosas eran muy diferentes a lo que ella estaba acostumbrada; “mi madre me dijo que la vida tiene muchos caminos del bien y del mal, me enseñó a enfrentar a ese mundo desconocido y misterioso de la discapacidad oral y física sin perder la fantasía y la sonrisa”.

Recuerda, “así empecé a leer y a estudiar hasta que me convertí en mujer y la verdad que ella nunca me trató diferente a mis hermanos y de eso se trata ejercer un derecho”.

El poder ejercerlos no depende tanto de la persona que tiene una discapacidad sino de la sociedad en la que vivimos. “Hay una franja social que está poco educada para hacerlo y mi experiencia ha sido muy difícil, llena de aprendizajes, desconocida y sorpresiva porque muchos no están acostumbrados a que alguien en mi condición diga 'no' o que se preste al debate”.

Aclaró, “uno de los principales obstáculos con los que nos encontramos en el ámbito social es la falta de comprensión, de vernos como sujetos de derecho y no como pobrecitos”.

Como sociedad nos falta aún aprender lo que significa la palabra inclusión “a muchos no les interesa, simplemente prefieren tratarnos como una carga social a usar nuestras capacidades o dificultades, tampoco ven nuestros pequeños logros”, se lamentó.

Vivir en Bariloche

En nuestra ciudad una persona con discapacidad enfrenta múltiples obstáculos y uno de los principales comienza cuando abre la puerta de su hogar para salir a la calle. “No contamos con los mínimos requerimientos para movernos y no entienden que los necesitamos con urgencia”.

Rivera mencionó algunos: “Necesitamos que las veredas sean anchas y en buen estado, menos escalones, más rampas sanas, con una inclinación adecuada y que no las utilicen para dejar estacionados los autos”.

Luego de una gran lucha finalmente Sandra logró obtener su tarjeta SUBE, “ya tengo el pase liberado pero de nada me sirve porque el transporte público no tiene rampas de acceso a los micros” recordó.  

Además es muy poca la cartelería o  semáforos para no videntes.

Tiene la SUBE pero los micros no tienen rampa de acceso

“Necesitamos mayor agilidad en los trámites, centros de rehabilitación estatales para acabar con el negocio de las obras sociales y de los pocos equipados con terapeutas compartidos” reclamó.

“Necesitamos dirigentes y funcionarios que trabajen por y para la discapacidad y no solo para sacar chapa y ganar un sueldo pero lamentablemente, en nuestra ciudad, la discapacidad es solo una carga social”, finalizó.