RESGUARDARSE EN VISTA AL INVIERNO

| 27/04/2021

En busca de una calefacción eficiente

En busca de una calefacción eficiente

Ante las bajas temperaturas que en esta época del año se comienzan a apreciar, y en vista al invierno que se avecina, la licenciada en Gestión Ambiental, Teresa Llusá, se refirió al modo en que se pueden resguardar las viviendas.

Así, remarcó: “La calefacción eficiente es una en la cual se necesita menos combustible para brindar igual o más temperatura; es decir, cuando se aprovecha la cantidad de calor que se genera, sin perderlo”.

En ese sentido, destacó que el calor de una casa, si no se lo cuida, “se puede transferir hacia fuera -lo que significa que se pierde-, por las paredes, el techo y demás”.

“El noventa por ciento de las construcciones en la Argentina carecen de aislación”, explicó, para luego señalar que, en aquellas viviendas que sí la poseen, “se puede ahorrar potencialmente hasta el cuarenta por ciento de combustible usado para la calefacción”.

Además, recalcó que la problemática se hace más importante cuando “se habla de zonas que no tienen conexión al gas de red, porque el valor del combustible se hace entre siete y diez veces más caro”.

“Por eso es que hay que utilizarlo de manera eficiente”, afirmó.

Si bien indicó que realizar un aislamiento profesional puede resultar costoso, aclaró que existen maneras sencillas para que la gente enfrente el tema.

“Se pueden hacer cosas que no son caras, o que directamente no involucran dinero, pero que apuntan a mejorar la calidad de vida en relación a la temperatura dentro de la vivienda”, apreció.

Por ejemplo, ante las entradas de aire no deseadas, sostuvo que resulta efectivo el uso de burletes, es decir tiras de telas, caucho u otro material, para fijar en las rendijas de las juntas de puertas y ventanas.

En ese punto, observó que, en los espacios que quedan bajo las puertas, se pueden colocar paños o trapos enroscados, con arena o arroz en el interior.

“Los lugares donde entra el viento desde afuera de la casa, como las grietas, hay que sellarlos aunque sea poniendo una bolsita de nylon”, expuso.

Aseveró que, al arreglar la situación de esos “chifletes”, es posible “ahorrar un diez por ciento en el costo de la calefacción, mejorando el uso del combustible”.

A la vez, destacó la necesidad de, más allá de bloquear el frío, ventilar la vivienda. “Cuando se sella una casa para que no se escape el calor, generalmente se crea un ambiente más estanco, es decir que no va a contar con tanto movimiento de aire, por lo que se debe tener en cuenta ventilar, ya que, obviamente, hay que renovar el aire por una cuestión de salud”.

Consideró que “la ventilación, en general, hay que hacerla tres veces al día, durante aproximadamente diez minutos en cada ocasión, y conviene realizarla en horarios en que afuera esté más caluroso, para que no entre el frío”.

En ese punto, manifestó que podría llevarse a cabo "durante la media mañana, después del mediodía y, luego, a la tarde, antes de que se ponga el sol”.

Al ser consultada sobre la autoconstrucción de estufas, respondió que puede ser una buena opción, “siempre y cuando se haga con una institución que respalde la acción y se sigan las instrucciones al pie de la letra”.

A modo de ejemplos, mencionó la llamada “estufa rusa”, impulsada por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), y la “Sara”, desarrollada por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).

Pero, más allá de ser de manufactura propia o no, explicó que, a la hora de determinar el equipo que conviene para cada hogar, se deben tener en cuenta diferentes variables, entre ellas la rutina de las personas que allí viven.

“Si estás todo el día en tu casa, podés tener una estufa de inercia térmica, donde mucho del calor es absorbido por las paredes del artefacto y luego se libera en el ambiente de forma gradual; va a tardar en calentar, pero, incluso tras apagarse, seguirá liberando calor”, apuntó. 

En cambio, para aquellos que estén poco tiempo en el interior de la vivienda, recomendó, “una estufa que entregue el calor en forma inmediata, hecha de algún material que sea buen conductor, como por ejemplo el hierro; y, al apagarla, se enfría rápidamente”.

Además, la profesional, que es consultora ambiental, brindó consejos para tener una buena temperatura en la vivienda.

De esa forma, exhortó a “mantener cerrados los ambientes que están deshabitados, para disminuir el volumen a calefaccionar”.

También encomendó, en caso de no utilizarlas, cerrar las ventanas que dan al sur, “con postigo o cortina”, o incluso, si no se cuenta con esos elementos, “recortar un pedazo de cartón del mismo tamaño que la abertura, como para frenar la pérdida de calor”.

A su vez, aconsejó “cambiar las cortinas finas por gruesas”, y, en caso de tener la posibilidad, “aislar, empezando por las zonas más frías y habitadas de la casa”.

En ese punto, sugirió priorizar los cuartos donde haya gente vulnerable. “Las personas con problemas respiratorios, los bebés y los mayores, por ejemplo, no tienen la misma resistencia al frío que los jóvenes que se encuentran bien de salud”, afirmó.

Llusá, que en la actualidad está brindando un curso de sustentabilizadores de hogar en el Centro de Formación de la Fundación UOCRA (en una actividad articulada por el municipio), donde explica cómo aislar adecuadamente una casa, señaló que el modelo a seguir al respecto varía de acuerdo a cada circunstancia, pero “se trata de colocar aislamientos térmicos que hacen mucho más lenta la transferencia de calor hacia el exterior”.

“Básicamente, los aislantes son lana de vidrio, telgopor y poliuretano expandido, pero también se pueden utilizar opciones menos costosas, como el cartón o la viruta”, especificó.

En cualquier caso, puntualizó que esos elementos no se colocan de cualquier modo, sino que deben seguirse determinadas técnicas, y siempre teniendo en cuenta las particularidades de cada caso. 

También se refirió al mejor sitio para colocar una estufa dentro de la vivienda: “Se recomienda que se ubique en una habitación donde se esté la mayor parte del tiempo, que dé a paredes internas, en lo posible en el medio de la casa, porque si se coloca contra un panel que tenga un lado hacia el exterior, como el calor se transfiere de acuerdo a la diferencia de temperatura, éste va a ir más hacia afuera”, sostuvo.

Por otra parte, habló de la biomasa forestal, que es energía solar almacenada en las plantas y de puede transformar en calor para las casas.

Se trata de un combustible renovable que, cuando se gestiona de manera sustentable, no implica siquiera la tala de árboles.

Igualmente, aclaró que “la biomasa, si se utiliza con una mala práctica, puede llegar a tener emisiones tóxicas para la salud, en especial para gente con problemas respiratorios, aunque, si se cuenta con una estufa de buen rendimiento, eso no sucede, ya que se minimiza el riesgo, porque dichas emisiones son proporcionales a la mala combustión”.

Asimismo, habló de una temática que no se suele tener en cuenta: el uso incorrecto del combustible en los hogares con gas de red.

En ese sentido, citó al científico Alejandro González, que cuenta con un libro titulado: “Casas confortables con mínimo uso de energía: estudio de casos prácticos para Argentina y Chile”.

Así, explicó que ese profesional determinó “que cuando la gente tiene gas natural, al ser subsidiado, y por ende económico, se desperdicia de manera increíble”.

“Gonzáez llevó a cabo un estudio que estableció que, por el volumen de gas promedio que se usaba en una casa de Bariloche por bimestre, durante el invierno, se gastaban cien garrafas de diez kilos”, expresó, y profundizó: “Hace un mes, la garrafa costaba quinientos pesos, por lo que la cuenta da cincuenta mil, y eso, justamente, no es lo que paga quien tiene gas de red… Al contar con subsidios, el valor real no se refleja en las facturas”.

“Se desperdicia terriblemente; es tan barato que la gente, en vez de controlar su uso, si tiene calor, prefiere abrir una ventana”, añadió.

Cabe destacar que Llusá es docente de la escuela técnica Nehuen Peuman, y colabora con la Fundación Manos Verdes, entidad que tiene como objetivo fortalecer la conciencia ambiental y promover el uso responsable y sustentable de los recursos naturales.

La licenciada en Gestión Ambiental también formó parte del programa Bioenergía Andina, un proyecto de la fundación INVAP que pretende estimular el uso eficiente de energía para calefacción a partir de biomasa de residuos forestales. En ese sentido, Llusá recomendó que los interesados en la temática visiten la página web: www.bioenergiaandina.org.ar.

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