El Sindicato de Músicos de Gran Bretaña profundizó su prédica, que cuestiona al coloso del streaming. También ingresó en la polémica Apple Music.

El Sindicato de Músicos de Gran Bretaña hizo punta nuevamente en la disputa que, desde octubre de 2020, varios artistas mantienen con Spotify, al considerar mínimas las regalías que el gigante del streaming les liquida por reproducción o descarga. En este caso, la protesta se materializó en una carta que el gremio dirigió a Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido. La firmaron Paul McCartney, Noel Gallagher (Oasis), Annie Lennox y Kate Bush, entre otros pesos pesados de la industria.

En particular, la misiva solicita una reforma en las leyes que regulan el funcionamiento del streaming, obviamente en Gran Bretaña. Sin embargo, cualquier que sepa cómo funcionan las cosas en el mundo de entretenimiento, podrá calcular que, si las demandas de las y los músicos tienen éxito, el efecto dominó podría llegar a la Argentina. Entre nosotros, las regalías que liquida Spotify son menos significativas todavía.

La carta lleva la firma de 156 artistas, entre ellos, varios de mucho renombre. El texto pide que el Poder Ejecutivo de su país impulse un cambio en la normativa que establece de qué manera perciben ingresos las “personas músicas” -INAMU dixit-, cuando sus temas se reproducen en plataformas digitales, entre ellas, la sueca.

Con razón, el sindicato argumenta que, si bien las nuevas herramientas ya superan a las radios en cuanto al consumo de música, las normas no se actualizaron ni tomaron nota de los cambios tecnológicos. En consecuencia, se vive una situación de discriminación que, además, en un punto favorece a las plataformas y perjudica a las emisoras tradicionales. Pero, sobre todo, atenta contra los ingresos de los artistas.

También firmaron el texto Chris Martin, cantante de Coldplay; Lilly Allen, The Chemical Brothers y Massive Attack, entre otros. El pronunciamiento afirma que “durante demasiado tiempo, los sellos discográficos, las plataformas de transmisión y otros gigantes de internet han explotado a los músicos y compositores sin recompensarlos de manera justa”. La consigna es “devolver el valor de la música a su lugar”.

En el Reino Unido, la ley del copyright data de 1988, cuando ni siquiera existía internet. Qué decir de la Argentina… Para seducir al irascible primer ministro, la carta aclara que la modificación “no le costaría ni un centavo al contribuyente” y, además aportaría fondos al erario público. Por su parte, el secretario general del Sindicato de Músicos, afirmó en un comunicado: “los oyentes se horrorizarían al saber lo poco que ganan los artistas y músicos con la transmisión de música en línea”. Horace Trubridge pidió que los ingresos “vuelvan a las manos de los artistas”.

A río revuelto… Mientras Spotify está en el centro de la escena por su política de regalías, Apple Music confió en informes que publicó The Wall Street Journal, que cada vez que un usuario reproduce canciones de un artista, éste percibe 1 centavo. El valor puede variar según qué plan de suscripción tenga el oyente y la así llamada tasa de reproducción geográfica (una reproducción en Estados Unidos o Europa paga más que una en Sudamérica).

La revelación llamó poderosamente la atención porque Spotify abona 0,0033 dólares en promedio, es decir, bastante menos de la mitad que su principal competidor. Según los datos que reprodujo el diario neoyorquino, el plantel de usuarios activos de la sueca asciende a 345 millones, mientras que Apple “apenas” llega a los 60 millones. Según la Asociación de la Industria de la Grabación de Estados Unidos, en el presente los servicios de streaming representan el 83 por de sus ingresos. La discusión tenderá a profundizarse y con razón, músicas y músicos quieren su parte.

Adrián Moyano