EL CAZADOR DE LOS URALES NO ERA FICCIÓN

| 03/03/2021

“Enemigo al acecho” cumple 20 años

Adrián Moyano
“Enemigo al acecho” cumple 20 años

La película que reproduce el duelo entre dos francotiradores durante la batalla de Stalingrado se tomó varias licencias en relación a la figura de Vasili Záitsev, el soldado que personificó Jude Law. Se estrenó el 16 de marzo de 2001.

Físicamente, Jude Law no se parece en nada a Vasili Záitsev, el francotirador del Ejército Rojo al que interpretó en “Enemigo al acecho”. La película se estrenó 20 años atrás y todavía puede verse en Prime, entre otras posibilidades. La trascendencia que su director, Jean Jacques Annaud, otorgó al duelo con el mayor König, tampoco es la misma que el soldado soviético atribuyó en sus recuerdos, a los que reunió en “Memorias de un francotirador en Stalingrado”. En castellano, el libro se editó por primera vez en 2014 (Crítica – Planeta) y circula en la Argentina. De sus 19 capítulos, Záitsev solo consagró uno a recrear su enfrentamiento con el tirador estrella de la Wehrmacht.

Su permanencia en las plataformas evidencia su incidencia en la taquilla, éxito que también permite avizorar que la mayoría de las y los espectadores, abrigará una idea distorsionada sobre hechos que fueron históricos. Hay que decir en defensa del director, que su trabajo no se basó en las crónicas de guerra ni en los estudios académicos, sino en la novela del mismo nombre de William Craig, escritor estadounidense ya fallecido.

El Záitsev que arribó al infierno de Stalingrado, poco tenía que ver con la imagen del campesino un tanto ingenuo que plasmó Annaud. Es verdad que era “cazador experimentado de las taigas de los Urales”, pero a sus 27 años “trabajaba como contable y administrador de nóminas en la flota soviética del Pacífico”, nos dice en la edición española el prólogo de Max Hardberger, otro estadounidense que fue un personaje curioso: aventurero, capitán de barcos, recuperador de naufragios y claro, también escritor.

Záitsev “se alistó como voluntario para combatir en Stalingrado junto a un destacamento formado por marineros e infantes de marina”, de manera que es poco probable que llegara al campo de batalla inerme, como plantea la película. “Ya en la ciudad asediada, sus superiores se percataron enseguida de la pericia de Vasili en el tiro y lo designaron francotirador”, completa Hardberger.

Puntilloso, el prologuista avisa: “quienes hayan visto Enemigo al acecho (en España se llamó Enemigo a las puertas), película virulentamente anticomunista, tal vez crean que Vasili no fue más que un instrumento creado por la maquinaria propagandística soviética; nada más lejos de la realidad. Vasili era miembro del Komsomol (Unión Comunista de la Juventud) y el Partido Comunista”. Precisamente, las páginas de su libro “contienen abundantes testimonios de su lealtad al Estado soviético”.

Distorsiones

Para Hardberger resultó particularmente llamativa la inclusión de un episodio que no aparece en los escritos del francotirador. “En especial, cabe señalar que una de las escenas más duras del film, en que las tropas de la NKVD ametrallan a los soldados soviéticos mientras se retiran de una desastrosa carga, no aparece documentada en el libro de Záitsev. Si bien es cierto que en Stalingrado lucharon compañías penales, Záitsev no era un convicto, sino un voluntario”, recalca el escrito.

NKVD fue la sigla en ruso del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos. Después de la Revolución de Octubre, los comisariados equivalieron a los ministerios. En este caso, la NKVD tuvo originalmente funciones de seguridad, pero más tarde también asumió tareas de Inteligencia. Para la época de la Segunda Guerra Mundial, controlaba políticamente al Ejército Rojo.


El verdadero Vasili.

Por otro lado, en la película se “describe en forma errónea a Vasili como un campesino sin instrucción. En verdad, tenía una sólida formación básica, debido al sistema soviético que tanto disgusta a Annaud”, ironizaba Hardberger. De hecho, “terminada la guerra siguió estudiando y llegó a ser profesor de Ingeniería en la Universidad de Kiev”. Pero no se casó con Tania Chernova (Rachel Weisz), porque no volvió a verla después de la guerra y eligió otra compañera.

Del francotirador de los Urales dijo su jefe máximo, el posteriormente mariscal Vasili Chuikov: “tras cruzar unas primeras palabras con Vasili Záitsev, me sorprendieron varias cosas: su modestia, la despaciosa elegancia de sus movimientos, su carácter excepcionalmente reposado y su atenta mirada. Estrechaba la mano con fuerza, apretando la palma como si fuera una tenaza”, admitió el vencedor de Stalingrado.

Curiosamente -o no tanto- el film de Annaud no reparó en un hecho que para Chuikov fue central. Después de su primer encuentro con Záitsev, “durante los días más difíciles de la defensa de la ciudad”, el soldado dijo: “No tenemos donde huir. Para nosotros no hay tierra más allá del Volga”. Según su jefe, “la frase se convirtió en divisa, y todos los soldados del 62° Ejército la repetían”. 20 años atrás, la URSS ya no existía, pero por las dudas, el director obvió ese rasgo de heroísmo.

Adrián Moyano

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