HITLER LES GANÓ DE MANO

| 26/02/2021

Destacamento tenía órdenes de capturarlo con vida, pero no pudo

Adrián Moyano
Destacamento tenía órdenes de capturarlo con vida, pero no pudo

Los efectivos soviéticos ni siquiera sabían si el jefe del nazismo permanecía en Berlín cuando se lanzaron en su búsqueda. Cuando averiguaron que sí, ya era tarde.

La compañía soviética de reconocimiento que tuvo como misión apresar a Adolf Hitler con vida se lanzó a las calles de Berlín poco menos que a ciegas. Después de interrogar a dos prisioneros, pudo saber que el Führer se encontraba en el sótano del bunker, sito en la Cancillería del Reich. No obstante, no pudo llegar a tiempo para cumplir su cometido, porque el jefe nazi se quitó la vida en la tarde del 30 de abril de 1945 (ver aparte).

En su libro “Berlín. La caída: 1945” (Crítica – 2015), el historiador británico Antony Beevor no solo reconstruyó los últimos momentos de Hitler en su refugio, también rehízo las peripecias que tuvieron que afrontar los soldados soviéticos que andaban tras sus pasos, entre otros pormenores. Beevor es un relevante especialista en historia de la Segunda Guerra Mundial, con 12 libros publicados sobre sus diversas alternativas.

“El destacamento del SMERSH adscrito al 3er ejército de choque había recibido el día anterior (29 de abril) instrucciones de comenzar a abrirse camino hacia el distrito gubernamental”, reconstruyó. El SMERSH era un servicio soviético de contraespionaje, que acompañaba a las tropas del Ejército Rojo. “No tardaron en descubrir que su destino último no era otro que la Cancillería de Hitler”.

Beevor cita expresiones de Yelena Rzhevskaya, intérprete del grupo. “La información de la que disponían los del servicio de inteligencia era escasa, contradictoria y poco fiable”. La cuestión es que “se había asignado a una compañía de reconocimiento la tarea de apresar a Hitler con vida, aunque de hecho no sabía siquiera con seguridad si estaba en Berlín”, estableció el historiador.

En primera instancia, “el grupo SMERSH tomó a un prisionero para interrogarlo, pero este no era más que un quinceañero de las Juventudes Hitlerianas”. Según Rzhevskaya, tenía los “ojos inyectados en sangre y labios agrietados”. Momentos antes, el joven se había tiroteado con los soviéticos “y en esos momentos se hallaba sentado frente a ellos, mirando a su alrededor, sin entender nada. Solo era un niño”, insistió la intérprete.

Pero “a la caída de la tarde de ese 29 de abril tuvieron más suerte”, sumó el investigador. “Capturaron a una enfermera que intentaba cruzar las líneas enemigas a fin de reunirse con su madre, para lo que se había quitado la cofia de su uniforme. Un día antes había estado con los heridos refugiados en el bunker de la Cancillería del Reich, donde oyó que Hitler se hallaba” efectivamente, “en el sótano”. El fundador de nacionalsocialismo les ganó de mano a sus enemigos mortales y los privó de su captura.

Adrián Moyano

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