"SI BIEN SERÍA UN TRABAJO ARDUO, NO ES ALGO QUE NO SE PUEDA HACER"

| 16/02/2021

En la Universidad del Comahue ya piensan en cómo restaurar el bosque que se quemó en El Bolsón

Christian Masello /Foto: Matías Garay
En la Universidad del Comahue ya piensan en cómo restaurar el bosque que se quemó en El Bolsón

“Hay muchos saberes en la región que permitirían hacer un buen trabajo para recuperar el área degradada”, consideró la doctora en Biología Miriam Gobbi, en relación a la zona aquejada por los incendios en El Bolsón.

“Las áreas afectadas se pueden restaurar; existen experiencias a nivel mundial –y algunas en la región– muy interesantes, pero implican recursos, que abarcan ideas, conocimientos, dinero, trabajo, legislación…”, apreció la profesional, que es docente del Departamento de Biología General del Centro Regional Bariloche de la Universidad Nacional del Comahue.

Justamente, precisó que, desde la entidad educativa, “hay una total disposición, tanto de las autoridades como de los profesionales, técnicos y docentes, para participar de cualquier tipo de actividad de recuperación que se realice en los sectores incendiados”.

Incluso reveló que han conversado sobre el modo en que habría que actuar.

“Después de los incendios, suele surgir en la gente una cosa compulsiva, con muy buena intención, de salir a plantar, pero el proceso de restaurar una zona degradada implica, en primer lugar, una coordinación entre diferentes niveles”, explicó, ya que, caso contrario, la acción “se transforma en una actividad que termina con las personas, años después, diciendo: ‘No creció nada de lo que pusimos’”.

En ese sentido, afirmó que, en El Bolsón, “lo primero que hay que hacer es un relevamiento general de las áreas afectadas, para superponerlas con un mapa de usos de la tierra y de la vegetación”.

“La intervención para restaurar no va a ser la misma si en el lugar había una huerta, una plantación de pinos, un bosque nativo… También hay que considerar si pertenece a un privado o a un organismo público, si es un sitio plano o con pendiente, si está en posición norte o sur”, enumeró.

El caso de la zona atravesada por las llamas en la localidad de la Comarca Andina es particular, porque convergen varias de estas opciones opuestas, de ahí que Gobbi, que es especialista en restauración de bosques, haya resaltado la necesidad de un planeamiento basado en una cartografía precisa de la situación.

“Si bien sería un trabajo arduo, no es algo que no se pueda hacer”, reflexionó.

“Se debe delinear un mapa, y hacer una labor casi artesanal sobre él”, agregó.

Entre otras cosas, apuntó que es preciso tener en cuenta si, en ese espacio, hay especies que rebrotan o no.

En caso de que las hubiera, indicó que “igualmente no hay que dejar que entre el ganado, porque, de lo contrario, las posibilidades de que crezcan quedan nulas”.

Y ahí se abre otra disyuntiva. “Las personas que poseen animales que se salvaron del fuego ahora no tiene cómo alimentarlos, y necesitan hacerlo, pero, si comen el rebrote, las plantas no crecen”, dijo.

Por eso, destacó que se precisa una planificación, con una labor integradora.

“Lleva tiempo”, consideró, para luego desarrollar: “Apenas pasa un incendio, no es el mejor momento para sembrar ni plantar, porque las probabilidades de que lo que pongamos tenga éxito, si se lo hace en ese período, son muy bajas”.

“Suele haber mucho deslizamiento de suelo superficial, y, si uno siembra, quedan todas las semillas en una especie de pozón, amontonadas”, ejemplificó.

De esa manera, resaltó: “Al principio, hay cosas que son tan o más importantes que salir a plantar, por ejemplo evitar los deslizamientos de suelos, proteger zonas particularmente frágiles, en lo que sería una obra de ingeniería ecológica”.

Así, expresó que se debe tener en cuenta “la forma en que se disponen los troncos en una ladera”.

“Poniéndolos en forma perpendicular a la pendiente, con unos mojones que evitan que caigan rodando, se detiene bastante el deslizamiento del suelo, y eso acelera el procesamiento de recuperación”, continuó.

Gobbi insistió con la trascendencia que tendría elaborar “un mapa y cotejarlo con otros anteriores, teniendo en cuenta los saberes de pobladores y otra gente que ha trabajado en la zona, con datos sobre las características que tenía el lugar”.

“Como recomendación urgente, puedo decir que tiene que haber un trabajo planificado, donde intervengan muchas instituciones y organismos. No se trata solo de una persona que pone las imágenes en una computadora y ya está”, especificó.

En ese sentido, mencionó varias entidades que podrían sumarse a la propia Universidad del Comahue en un proyecto de restauración, entre ellas “la Universidad de Río Negro, que posee una carrera de Viveros; el Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (CIEFAP) de Esquel, como también la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, con mucha experiencia en la producción de plantas en forma masiva”.

Explicó que “los sistemas naturales tienen un mecanismo para recuperarse”, pero que, ante una situación como la que se vivió en El Bolsón, hay que “tratar de apuntalarlo”.

“Proteger el suelo es esencial, porque, si además de haberse quemado y perdido la capa superficial, encima se desliza la de abajo, a causa de que la lluvia la arrastra, plantar en ese lugar sería hacerlo en un sitio con un sustrato empobrecido”, puntualizó.

Refirió que "algo que se podría llevar a cabo, durante el otoño, es juntar semillas de áreas próximas que no fueron afectadas por el incendio, para hacer bancos de germoplasma”.

En ese punto, remarcó que la recolección debe ser en las cercanías, “porque las especies tienen variedades locales, y lo mejor sería cuidar el material genético propio de la zona”.

Cuando se habla de la recuperación de un bosque consumido por el fuego, se suele pensar en la restitución de árboles, sin embargo aclaró que “para que un árbol se instale se necesitan varias cosas previas, entre ellas una vegetación que cubra el suelo, entonces la mejor estrategia para recuperar el verde no es poner árboles enseguida, sino garantizar que el suelo se cubra con vegetación nativa”.

“Por suerte, los arbustos de la región casi todos rebrotan, así que, con cuidar que no se los coma el ganado, estaríamos bastante bien”, dijo.

Cuando se le consultó la importancia de trabajar en la zona dañada por el fuego, respondió: “La necesidad de recuperar las áreas afectadas después de un incendio es altísima”.

Y prosiguió: “Cualquier lugar incendiado representa una pérdida de capital natural para este país, y, también, para toda la humanidad. Son espacios que fijaban dióxido de carbono, aumentaban la fertilidad de un suelo, regulaban la dinámica del agua; reservorios de biodiversidad, de flora, fauna y microorganismos”.

Pero, más allá de la funcionalidad del bosque, recalcó que se debe considerar “el valor relacionado con lo cultural, lo afectivo y lo social”.

“Posee gran importancia como referencia para las poblaciones; entonces, hay que hacer esfuerzos tremendos para recuperar áreas quemadas”, acentuó.

Por eso insistió en la necesidad de “un abordaje integral, donde haya también sociólogos para trabajar con las poblaciones locales”.

“En un proceso de restauración no se trata de imponer un plan, sino que se debe construir uno en función de lo que dice la naturaleza y los pobladores”, evaluó.

Reconoció que la restauración puede demorar años, pero aseveró que “es clave la ‘patada’ inicial, porque hay cosas que si no se hacen pronto los costos van a ser mucho más altos”. De esa forma, reiteró que se debe “proteger el suelo de los deslizamientos, y cuidar el rebrote de las plantas”, y apuntó a “un manejo adaptativo” de la problemática, en pos de llevar adelante medidas que, en caso de funcionar, continuaran desarrollándose, pero, también, si se comprobara que no sirven, cambiarlas.

En cuanto a las leyes que acompañarían el trabajo que se debería llevar a cabo en El Bolsón, opinó: “Si bien puede haber una mejora en la legislación, de ninguna manera hay un vacío de legalidad. Contamos con normas que amparan y propician los planes de restauración, pero deben ejecutarse”.

“Ya tenemos una historia muy grande de incendios en la región; existe una pérdida altísima de hectáreas de bosques, por eso hay que tratar de recuperarlas”, concluyó.

Christian Masello /Foto: Matías Garay

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