16/02/2021

No necesitamos copiar a nadie

No necesitamos copiar a nadie

Muchas personas copian a otras. Si alguien te copia, ¡bienvenido al club! La gente te copia porque estás adelante en la carrera. Entonces, cuando tengas una idea buena y creativa, no se la cuentes a todo el mundo (solo a los más íntimos). Cuando le contamos una idea a cualquier persona, corremos el peligro de que nos la robe. Por eso, si tenemos ideas creativas, ¡compartámosla con alguien tan loco como nosotros!

No se trata de ser paranoico y sentirse perseguido, sino de ser cauto frente a los que vienen a derribarnos el entusiasmo o, lo que es peor, los que son matadores de ideas. Porque ellos nos apagan el fuego interno y, hoy más que nunca, necesitamos alimentar nuestro entusiasmo a diario, frente a tantos sucesos negativos que vemos a nuestro alrededor.

Todos somos creativos en esencia y todos, ya sea que lo sepamos o no, podemos generar ideas útiles. Existen tres tipos de personas creativas. Primero, aquellas que arrojan ideas (creadores); segundo, aquellas que no aportan nuevas ideas, pero mejoran las que ya hay (mejoradores); y tercero, aquellas que no innovan, pero obedecen lo que se les pide (ejecutores). Para funcionar eficientemente y avanzar, todo líder precisa creadores, mejoradores y ejecutores.

¿En qué grupo te ubicás vos? En cada uno, predomina algo y todos necesitan de los demás. Porque algunos son capaces de fabricar ideas, pero no pueden llevarlas a cabo. Entonces requieren un ejecutor. Y otros son grandes iniciadores de cosas, a través de sus ideas innovadoras, pero no pueden mejorar lo que empiezan. Ellos sí o sí deben tener a un mejorador cerca.

Ser una fábrica de ideas, pero no llevar ninguna a la acción no sirve, no cambia nuestra realidad. Esa es la diferencia entre “sueño” y “meta”. Muchos sueñan con realizar grandes cosas, pero solo quedan en la fantasía, pues no accionan para que eso que anhelan se convierta en realidad. Las ideas tienen que ser bajadas a la realidad. En cambio, cuando perseguimos metas atractivas y accionamos para alcanzarlas, activamos nuestra fuente de creatividad y podemos llegar a ver ideas plasmadas que nos acerquen al objetivo general.

Ahora, si todos somos creativos, ¿cómo llevamos a la acción nuestra creatividad? Motivándonos a nosotros mismos. Una persona desmotivada por lo general, no logra avanzar. En cambio, una persona motivada tiene algo por delante que desea lograr. Es decir, una meta específica, medible y cuantificable. Sabe adónde quiere ir, cómo y en cuánto tiempo. Es decir, “cuál es el blanco al que tiene que dirigir la flecha”.

Es fundamental para activar la creatividad en nuestra vida, saber qué quiero lograr con claridad. Muchos emprendedores fallan porque no saben hacia dónde se dirigen. Pero cuando tenemos en claro nuestras motivaciones en todas las áreas, ya sea las finanzas, las relaciones interpersonales o la salud, tenemos motivación interna (que es la más poderosa y duradera) y somos movidos a la acción.

Como resultado, la creatividad se multiplica en nuestro interior y ya no necesitamos copiar a nadie.

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