21/09/2020

La transformación que permanece

A las personas que no pueden dejar de pensar, es decir que tienen obsesiones mentales, por lo general les han transmitido temor en la niñez.

Algunos piensan algo negativo, frente a alguna circunstancia vivida, y luego pasan el día entero (y los días posteriores) rumiando esa misma idea.

Hoy más que nunca necesitamos eliminar de nuestras mentes los pensamientos negativos que puedan surgir allí. Para ello, cuando vivimos algún hecho negativo, sobre todo cuando sentimos miedo, deberíamos rápidamente descartar las ideas que eso nos provoque mentalmente al respecto.

Y luego reemplazar esa idea (voz negativa) por otra. Por ejemplo, si vemos o escuchamos una noticia negativa, o cuando alguien nos haga un comentario desagradable o nos trate injustamente, tenemos que reemplazar el pensamiento que aparezca que nos haga sentir mal por uno positivo que nos haga sentir bien. Nuestra mente, no fue creada para albergar pensamientos que nos roben la paz y nos mantengan atemorizados. Por el contrario, fue creada para desarrollar el hábito de pensar bien. Por eso, podemos acallar nuestra mente diciéndole simplemente: “¡Basta!”, con firmeza y seguridad. También es importante tener interacciones con personas que nos ayuden a cultivar buenos pensamientos, que sumen en nuestra vida y no resten. Procuremos rodearnos (aun a la distancia y virtualmente) de gente que piense y hable en positivo y nos contagie entusiasmo, alegría, pasión.

¿Sabías que uno puede ponerse de acuerdo con un pensamiento, ya sea positivo o negativo? Si alguien te comenta: “Me parece que esto va de mal en peor”, no elijas (es tu decisión) creer que eso es verdad. Los seres humanos poseemos la libertad de elegir qué pensar, qué creer, qué sentir, qué hablar y qué accionar. Pero detrás de toda acción hay una emoción; y detrás de toda emoción, hay primero un pensamiento. Por esa razón:

¡Escojamos nuestros pensamientos con cuidado!

Todos, sin excepción, tenemos la opción de elegir desarrollar la “mentalidad de conquistador”. Y nadie, pero nadie, puede controlar nuestra mente, con excepción de uno mismo. Es por ello que la gran parte de nuestras dificultades que percibimos afuera, en realidad, se encuentran adentro (en nuestra cabeza).

Por eso:

Ninguna situación es transformada hasta que nuestra mente es transformada

Ahora, ¿por qué nos cuesta tanto modificar nuestra manera de pensar?

Porque preferimos adaptarnos, antes que activar los cambios. Muchos pretenden que los demás cambien, pero ellos no están dispuestos a modificarse en primer lugar, a sí mismos. Esto explica que exista gente que pasa gran parte de su vida haciendo cosas que no les gustan y que no les generan placer. Siempre es posible cambiar, y la vida está en permanente cambio. Tal como lo estamos experimentando ahora en todo el mundo. Pero cambiar siempre implica dejar algo atrás, con esfuerzo, para recibir algo nuevo y mejor. Es en medio de la adversidad cuando la mayoría de las personas cambian de verdad, forzosamente. Pero es mucho mejor hacerlo consciente y voluntariamente, porque esa es la única transformación que permanece.

Te puede interesar
Ultimas noticias