06/08/2020

¿QUÉ SERÁ DE…? Bernardo Segundo “El Pelado” Palacios, integrante del Alas Campeón de 1989 y 1990

Martín Leuful
¿QUÉ SERÁ DE…? Bernardo Segundo “El Pelado” Palacios, integrante del Alas Campeón de 1989 y 1990
El pelado Palacios junto a Fernando Umaña.
El pelado Palacios junto a Fernando Umaña.

Integró el plantel de Alas Argentinas que hizo doblete en 1989 y 1990 en la Liga de Fútbol de Bariloche, pero además por haber hecho una escuelita de fútbol en el club que lo vio nacer, el Nahuel Huapi.

Bernardo Segundo Palacios, conocido como “El Pelado”, nació en Bariloche el 4 de abril de 1963 en el seno de una familia numerosa y extremadamente humilde. Hijo Juan Manuel Palacios y Lucrecia Caro Zúñiga, matrimonio que tuvo 9 hijos. Los hermanos de Bernardo son Luis, Juan Domingo, Manuel Antonio, Héctor Javier, maría Angélica, Sandra Patricia. Dos de ellos fallecieron, María Beatriz y Elba Luisa. El Pelado tiene un hijo. Marcelo Sebastián.

Palacios terminó hasta sexto grado la primaria en la Ex Escuela de Frontera y luego hubo que salir a buscar el mango. Familia numerosa y trabajadora. Su padre era empleado de la vieja fábrica de calzados Walmar y su mamá doméstica. El Pelado cuenta que “vendíamos diarios, lustrábamos zapados, por ahí pescábamos alguna trucha que vendíamos y juntábamos manzanas verdes que vendíamos, era un rebusque como para tener una moneda nosotros y ayudar en casa”.

El ex jugador de fútbol indica que “siempre me gustó el fútbol, probé con el básquet pero no la embocaba y también probé con la Pelota a Paleta, nosotros teníamos el club cerca de casa y nos pasábamos tardes enteras ahí. Estaba Don “Mingo” Domingo Magistrali, era bastante aspero el hombre, bastante cabrón también (risas), pero dejaba a los pibes jugar”.


Una gran plantel de Alas Argentinas entre los que están Bernardo el Pelado Palacios, El Negro Antonio Palacios, César Silva, Daniel Curugual, Ariel Curugual, Luis Agüero, René Jara, Luis Sepúlveda, Luis Hernández y Carlos Barría

Los pibes del barrio

El Pelado cuenta que “antes era pelota de trapo o pelota de goma, en la cancha de las vías o en la de comunicaciones, todos los pibes del barrio, no había fútbol infantil ni profesor, se hacían las cosas como más o menos se podía o nos parecía. Con las latas vacías de pintura eran los palos de los arcos, o un buzo, no había un centavo partido al medio para nadie, imagínate que siempre quise tener la camiseta de Maradona y nunca me la pude comprar, los bolsillos flacos fue de siempre”.

Llegar a la Liga

Palacios expresa que “en la Liga de Fútbol comencé de grande a jugar, tendría 17 años, fue en el Club Nahuel que en esa época tenía equipo de fútbol. Luego me fui a Alas Argentinas y tuve compañeros como el Chileno Cárdenas, Cachete Navarrete, Tomy Hercigonja, Pancho Serón, Guille Nuñez, Chaco Ñanchucheo, Navarrito. En esa época estaban los Knell que eran históricos y había que lidiar con ellos para ganarse el lugar. Eran muy buenos y estaban instalados desde hacía muchos años y eran los que manejaban todo de alguna manera”.

Los campeonatos con Alas Argentinas

Palacios siempre se desempeñó como lateral o volante por izquierda. Al recordar su época en el celeste de Ñirihuau indica que “para nosotros siempre fue un gusto, era un placer ir a jugar a un club que no tenía plata, donde todo siempre fue a los ponchazos. Con alas Argentinas salí campeón dos veces de la primera división en el 89 y en el 90 en el 91 perdimos la final con un gran equipo, Alas Argentinas.  Integré el plantel que jugó un torneo del interior.

Un fútbol siempre difícil

El pelado Palacios indica que “nadie se pone mal cuando decís que el fútbol de Bariloche siempre fue complicado en muchos sentidos, todos los que pasamos por la liga lo sabemos. Todos los futbolistas han tenido que entrenar con nieve, lluvia, en cualquier lugar porque nunca hubo espacios buenos para los jugadores. Correr en la costanera con nieve, que se yo, los futbolistas barilochenses saben bien lo que es el fútbol amateur. Después, y esto pasaba en la mayoría de los equipos, al entrenamiento semanal, eran 7, 8 con toda la furia, 12. El domingo para jugar, siempre eran 25 que querían entrar y ahí era decisión del técnico”

La banda del Nahuel

Palacios, se emociona cuando habla de la banda del Nahuel, un grupo de unas 50 personas que se juntaban a jugar los martes y viernes en instalaciones del Club Nahuel Huapi, grupo que fundó él. “Era un grupo grande y muy lindo, todos acostumbrados a juntarnos a jugar a la pelota. Una o dos veces al año nos juntábamos para festejar el grupo. Todos con edades diferentes, pensamientos distintos, con realidades dispares, pero con el sentimiento común del amor a la pelota y a los amigos.  Cuando ingresé al hospital y luego salí, fue un tiempo bastante largo, ya no quedaban muchos, había un gran recambio y eso me entristeció mucho. El grupo era tan grande que se formaban 4 o 5 equipo de fútbol de salón con suplentes y se jugaban campeonatos”.

Escuelita del club

Relata Palacios que “la escuelita de fútbol del Club Nahuel arranca un día que varios de los que integrábamos ese grupo fuimos con chicos y un día le pegan un pelotazo a un nene. Luego de los partidos decidimos armar la escuela, pusimos un horario y trajimos a varios chicos. Uno puso pelotas, otro las camisetas, algún amigo las pecheras y así comenzamos. Quince años duró la escuelita, sólo con apoyo nuestro y por supuesto del club que nos daba la hora de la cancha”.

Siempre fue difícil el apoyo en el deporte

No es algo nuevo, pero el deporte de Bariloche siempre tuvo escaso respaldo. Palacios cuenta que “acá en Bariloche, nunca hubo un real apoyo al deporte. Por eso cada uno llega donde quiera y mucho de eso depende de las ganas y lo que puedas bancar sólo. Por ejemplo cuando íbamos a jugar a El Valle, veíamos a los jugadores de los otros equipos con botines nuevos, camisetas dobladas, planchadas. Nosotros íbamos como podíamos. Muchas veces vi pibes que se bajaban del micro por no tener el dinero para pagar el viaje. En algunas paradas de los colectivos, sobre todo siendo más joven, se bajaban a comprar algo para comer, muchos de nosotros nos quedábamos sentados porque no teníamos ni para la gaseosa, vi chicos de Bariloche jugar con zapatillas rotas o arqueros sin guantes, cosas que seguramente siguen pasando”.

Más que un hermano

Bernardo Palacios piensa y un poco y luego sentencia “creo que no he tenido mejor compañero que mi hermano, algo mejor no voy a encontrar. Siempre estuvo en las buenas y malas. Yo aprendí mucho de la vida viendo a mis hermanos, nosotros eramos más chicos e íbamos detrás de ellos. Hubo mucha gente que luchó por el fútbol. En Boca le tiene que hacer una estatua a Celestino Rojas por ejemplo, siempre sucede que se acuerdan de la gente cuando ya no está. En Alas siempre vi mucho trabajo de Barría, Yáñez, Neculman, ellos se preocupaban por el club y laburaban por los jóvenes”

El Pela del Nahuel

Hoy Palacios transita su vida tranquilo, alejado, recordando. Su casa, muy cerca del Club Nahuel Huapi, es visitada por su familia en época de pandemia, sus hermanos lo visitan ya que luego de su enfermedad tiene que cuidarse mucho. Hombre que sabe de fútbol y vive el fútbol intensamente, dejó un gran legado en el Club Nahuel, con la banda y con la escuelita, donde transitaron muchos chicos de la ciudad.

 

Martín Leuful

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