¡QUIÉN DIRÍA!

| 03/08/2020

Rubén Hidalgo anticipó su disco por redes sociales

Adrián Moyano
Rubén Hidalgo anticipó su disco por redes sociales
“El Pichuco Guaraní”, como alguna vez lo bautizaron a Rubén Hidalgo.
“El Pichuco Guaraní”, como alguna vez lo bautizaron a Rubén Hidalgo.

El veterano bandoneonista protagoniza un video que se estrenó el último sábado y puede verse en la página en Facebook de Tango Escénico Bariloche. Una charla amena que repasa sus comienzos y ratifica que el “fueye”, es su pasión.

A media luz, con el bandoneón sobre la falda y con un sombrero que realza su estampa tanguera, Rubén Hidalgo dice su nombre y recuerda que a pesar de cierto aire porteño en su imagen, es “nacido en el Litoral”, origen que ratifica un acento que no es rioplatense. “Precisamente en la ciudad de Concordia, Capital de la mandarina”, completa el bandoneonista, que se inició en la música a sus 10 años de edad.

Así transcurren los primeros segundos de la entrevista que se registró para que el músico diera a conocer su flamante disco “Pasión y música”, cuya presentación en vivo estaba prevista para marzo pasado y que por cuestiones por todos conocidas, todavía no pudo concretarse. El video se compartió en la página en Facebook de Tango Escénico Bariloche el sábado por la noche y en la mañana del lunes ya contaba con 1.400 reproducciones, afluencia que ilustra sobre la consideración de la que goza Hidalgo.

El enfoque se muda a su izquierda, mientras las palabras quedan en pausa para que hable el más querido de los fuelles. Luego, dirá su intérprete: “hace 72 años que anda este bandoneón en mis manos. Se ve que lo supe cuidar”, bromea y quizá sin quererlo, desafía no solo a la obsolescencia programada sino también a los imperativos tecnológicos que obligan a sus colegas a contar con los instrumentos o aplicaciones más flamantes. Aunque también recuerda la carencia de instrumentos que enfrentan los tangueros…


Su compañero inseparable.

La música que suena inicialmente es más ribereña que ciudadana y fluye con calidez, antes de que el maestro disponga el bandoneón a su derecha y explique, un tanto recostado a su izquierda, que en primera instancia, su padre quiso verlo trabajador del ferrocarril, al igual que él y sus hermanos.

Con ese objetivo, a los 15 de años, Rubén se dirigió a dar un examen. “Antes era así en los pueblos del interior: eras municipal, empleado del Correo o ferroviario, donde había ferrocarril”. Es la historia de decenas de miles de argentinos, pero el joven Hidalgo no quiso sumarse a esas huestes de trabajadores. Para su segura sorpresa, le dijo al examinador que el examen era para chicos de segundo grado pero que no lo haría. “Yo ya soy músico y quiero seguir con esto”, avisó. ¡Vaya si se salió con la suya!

Viento a favor

El ambiente íntimo se pausa en el registro. Hidalgo pondera su vocación de caminante y para que quede claro, la acción continúa cuesta arriba, en una típica calle del Alto, puro ripio, viento que se cuela por el micrófono y viviendas sociales. Pero enseguida vuelve a la calidez del espacio donde se registró la entrevista. En el pasaje que sigue, el músico comparte que tiene cierta facilidad para la improvisación y que cuando una melodía se instala en su pensamiento, anota las primeras notas para después desarrollarlas en el pentagrama.

Rememora el músico que en sus comienzos, se dedicó con más energía al chamamé aunque en los bailes tocaba además paso doble, foxtrot, rancheras, valses y hasta tangos, porque eran los ritmos que el público quería bailar. Cuando llegó el momento de tocar en Buenos Aires, un columnista especializado en folklore bautizó a nuestro vecino “el Pichuco guaraní”, de tanta maestría que demostraba con el fuelle.

En Hidalgo, el tango se impuso “como una de esas cosas de la vida”. Cuando todavía era alumno del instrumento pero ya tocaba en casamientos y otras reuniones, se ganó el mote de “precoz bandoneonista de la Sociedad Mutual de Músicos de Concordia”, entidad en la que había infinidad de colegas. ¿Imaginaría el pibe entrerriano que se convertiría en una gloria del tango patagónico? ¿Qué siete décadas después presentaría por redes sociales su “Pasión y música”?

Hidalgo recomienda su disco porque lo hizo “con grandes músicos, grandes colegas”. Mientras habla, el bandoneón respira como al descuido.

“Sinceramente, yo me siento muy orgulloso y feliz de haber grabado con estas personas, incluyendo mi hija, que participó con su violín”. Además de Fernanda, la grabación incluyó a Nicolás Malbos, Juanjo Miraglia, Ramiro Gallo, Pablo Fraguela y al propio Rubén. El primero trabajó también en los arreglos.

“A alguno le puede gustar o no lo que yo hago pero el bandoneón ha sido mi pasión, me he criado con él y sinceramente, es mi vida”, proclama Hidalgo para que se entienda. Mientras, el instrumento se extiende y suena, como asintiendo. Avisa el músico que cuando se pueda presentar en vivo el disco, se va a entregar de corazón y como para preparar el ambiente, comparte “una partecita” de “El último tema”, una de sus creaciones.

Hay que aprovechar entonces para recordar que la totalidad de la placa -que existe físicamente- se conforma con música de su propia autoría.

Mientras suena el tangazo, se funden las imágenes de los músicos que participaron del registro, aunque todo el sonido es para el bandoneón de Hidalgo. En las últimas imágenes, admite que no se había preocupado por presentar su propia obra con anterioridad, aunque tampoco contó con apoyo.

Sin embargo, ahora pide que su música se multiplique porque los arreglos están y aunque anhela difusión, desliza una queja: “casi no escucho radio porque lo popular, lo que yo quiero escuchar, no existe prácticamente en ninguna radio. Es muy raro prender y escuchar un folklore, entonces directamente, un día la desenchufé y tiré el cable. De bronca”. Gesto tan abrupto como genuino. Después de un fugaz paso por el conjunto del ensamble durante el trabajo de la grabación, Hidalgo finaliza el video con un desafío y advierte que no cualquiera: da vuelta el bandoneón y toca. “No soy de mucho hablar”, se ríe, antes de cubrirlo con un paño. Pura pasión, pura música.

Adrián Moyano

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