LOS LIBROS BARILOCHENSES ESTÁN DE LUTO

| 20/07/2020

Falleció Raúl “Vasco” Izaguirre

Adrián Moyano
Falleció Raúl “Vasco” Izaguirre
El Vasco junto a Sara Itkin. (Foto: gentileza de la autora)
El Vasco junto a Sara Itkin. (Foto: gentileza de la autora)

Fundador hace medio siglo de Ediciones Caleuche, fue pilar fundamental en la edición y sobre todo en la distribución de publicaciones locales. Con su partida también se cierra una época de guías turísticas.

Hay partidas que coinciden con el fin de una época o más bien, lo remarcan. Raúl Izaguirre no alcanzó a publicar la edición 50 de su Guías Regionales Argentinas porque entre los sitios webs y la proliferación de aplicaciones, tornaron obsoleta la creación que había ideado a fines de los 60. Desistió de continuarla dos o tres años atrás y ahora, en la noche del domingo, se apagó su vida. Imposible imaginarlo sin libros de por medio.

El “Vasco” fundó para acompañar sus publicaciones Ediciones Caleuche, que con el paso de los años se convirtió y consolidó como la única editorial barilochense y una de las pocas patagónicas que consiguió sobrevivir a los avatares de la actividad. Tampoco parece  casualidad que su partida se produjese en coincidencia con el peor momento del sector. Si bien las cuarentenas agudizaron la crisis de librerías y editoriales, la debacle había comenzado en el anterior período gubernamental.

El que firma comenzó a profundizar su relación con Izaguirre algo más de una década atrás. Además de editar libros, los distribuía. La ruta que une Bariloche con El Bolsón y después Esquel, debe tener las huellas de su auto marcada, de tantas veces que vinculaba a las tres localidades, con el baúl lleno de cajas con libros. Otro tanto sucedía hacia San Martín de los Andes y aunque en menor medida, con Neuquén y localidades valletanas.

Para las y los que escribimos en el noroeste de la Patagonia, la distribución de nuestras publicaciones es una auténtica pesadilla que ahora, se acentuará. El “Vasco” supo resolvernos el problema mientras estuvo en su plenitud. Hasta Barcelona llegaron en cierta oportunidad libros sobre montañismo en la región, sobre pesca con mosca, sobre plantas para la salud, sobre idioma mapuche o bandoleros, entre otras temáticas de interés para lectores que se dejan fascinar por la palabra mágica: Patagonia.

Hasta donde sabe el cronista, el stand de Ediciones Caleuche fue el único barilochense que dio el presente en un par de oportunidades en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, al comienzo de la década pasada. Además de acercar literatura local y regional al público porteño, el puesto se convirtió en una especie de sucursal nuestra en el recinto de Palermo, ya que allí pudimos firmar ejemplares y dialogar mano a mano con lectores, cuando las redes sociales todavía no existían o eran muy incipientes.

Caleuche editó a primerizos y a consagrados. Prestó su sello a autoras tan disímiles como la poeta Laura Calvo o la médica naturista Sara Itkin. En los últimos años, en asociación con nuestro colega Toncek Arko, la historia del montañismo patagónico recibió un espaldarazo importante en su difusión, a través de varias publicaciones especialmente generosas en imágenes. Además, con sus reediciones de los trabajos de Juan Martín Biedma, Izaguirre legó una contribución considerable al conocimiento del pasado regional.

Una anécdota que le confió Graciela Cros a este cronista, varios años atrás... Si bien la poesía no es el género que más se vende, Izaguirre no tenía problema alguno en acarrear los libros de autores locales para incluirlo en su catálogo. La autora de “Cordelia en Guatemala” y tantas otras glorias, había entregado en consigna varios ejemplares. Bastante tiempo después, librero y autora se encontraron de manera fortuita. Cros no tenía presente aquella consignación o no aguardaba liquidación alguna, pero Izaguirre la sorprendió: “tengo que rendirle libros suyos que vendí”. Y eso hizo.

El vacío que queda es muy grande. Cultor de la amistad y de los buenos momentos gastronómicos, el “Vasco” solía decir: “donde hay vino, hay revolución”. Alrededor de un mes atrás, había dejado de existir Nancy, su compañera en las últimas décadas. Se ve que entre la soledad y el agotamiento de un período cultural que lo había tenido como protagonista, su corazón no encontró razones para continuar. Su boina inseparable encima de sus cejas pobladas, su mirada entre nostálgica y bonachona y sus brazos fornidos, cada uno con sendas cajas repletas de libro, ya son imagen indeleble. Mientras, su espíritu emprende nuevo viaje, quizás a bordo del barco mítico cuyo nombre acompañó cientos de aventuras editoriales.

Adrián Moyano

Te puede interesar
Ultimas noticias