Cambiando atmósferas

Actualmente atravesamos tiempos donde la violencia abunda en todo el globo. Lo cierto es que cada sitio por el que nos movemos posee su propia “atmósfera emocional”. Por ejemplo, cuando llegamos a una casa donde sus habitantes están discutiendo, se percibe una atmósfera hostil de conflicto o pelea. Y de igual manera, todos los seres humanos tenemos nuestra propia atmósfera emocional. Es por ello que existen consultoras especializadas en determinar el ambiente que se “siente” en ciertos ámbitos laborales. Pero la atmósfera de un grupo no pasa solamente por las emociones; además incluye lo espiritual. El espíritu es nuestro ser más profundo.

Ya sea que nos demos cuenta o no, al ingresar en un espacio, hay una atmósfera que ya se encuentra establecida allí, desde antes de nuestro arribo, y somos integrados en ella. ¿Alguna vez te ocurrió entrar en un grupo donde todos estaban enfrentados… y terminaste discutiendo con sus integrantes? Lo mismo sucede con ambientes donde hay personas tristes, o deprimidas, o amargadas. Al poco rato de estar allí, comenzamos a sentirnos así.

La mayoría de nosotros, aun cuando no seamos conscientes, acabamos envueltos en eso que está ocurriendo en un determinado sitio, incluso en la fila que se hace para entrar a un negocio. Porque, como dijimos, en todo lugar siempre habrá un ambiente especial. La buena noticia, sobre todo, cuando es negativa, es que no necesitamos ser absorbidos por la atmósfera reinante. Es por ello que no deberíamos emitir juicio sobre ella y, mucho menos, tenerle miedo. ¿Qué podemos hacer entonces? Transformarnos en personas que cambian atmósferas. Vos y yo, si así lo decidimos, podemos producir un cambio donde nos movemos. De ese modo, donde encontramos violencia, tan habitual hoy en día, podemos llevar paz.

Donde hay miedo, podemos llevar seguridad interior; donde hay tristeza y dolor emocional, podemos llevar gozo; donde hay debilidad, podemos llevar fuerzas; donde hay desgano y dejadez, podemos llevar pasión… y la lista podría continuar. Para transformar una atmósfera negativa, simplemente tenemos que hacer lo opuesto de lo que está ocurriendo ahí.

¿Cómo deberíamos actuar en los ambientes violentos? Ya sea que se trate de violencia física o verbal, nosotros debemos ofrecer lo contrario y accionar de manera que transmitamos paz, tranquilidad, seguridad. Jamás debemos sumarnos a la violencia porque suele ser un camino sin retorno.

Y, además, todo lo que damos a otros vuelve en algún momento a nuestras vidas.

¿Cómo reconocer la atmósfera reinante de un lugar? Es durante los primeros minutos cuando nos daremos cuenta, en nuestro corazón y nuestro espíritu, qué ambiente se ha establecido allí. En general, las personas que lideran (que tienen autoridad) en ese lugar son quienes generan la atmósfera que luego los demás siguen.

Todos tenemos el potencial ilimitado para liderar, en primer lugar, nuestra propia vida y luego los ambientes que habitamos determinando allí la atmósfera que va a reinar y abarcar a todos los que allí se encuentren. ¡Determinemos siempre las mejores atmósferas!

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