15/06/2020

¿Me estoy comunicando eficazmente?

¿Me estoy comunicando eficazmente?

Todos los seres humanos somos “comunicadores”. Y hoy que nos hemos tenido que volcar a lo virtual necesitamos comunicarnos eficazmente.

Aunque tengamos mucho conocimiento y diversas habilidades, si nuestra comunicación no es eficiente, experimentaremos inconvenientes. Esto lo sabe bien cualquier persona que convive con alguien, llámese padres, hermanos, pareja, hijos o nietos. 

Aquellos que logran llegar a la cima son expertos comunicadores. ¿Alguna vez escuchaste hablar de la metacomunicación? Se trata de la comunicación que se refiere a la comunicación misma. No pretende ser un juego de palabras sino simplemente la interpretación del mensaje que damos y recibimos cuando nos comunicamos con alguien.

En palabras sencillas: metacomunicar es comprobar si entendí lo que me quisieron decir. Pero observemos un ejemplo para asimilar la idea: si yo invito a alguien por mensaje de WhatsApp a tener una videollamada conmigo (en este tiempo de cuarentena) y me responde que no, mi reacción a su respuesta negativa debería ser: “A ver si entendí: ¿vos me estás diciendo que no querés hacer la videollamada porque no querés hablar conmigo?”. Y el interlocutor tal vez me diga: “Hoy estoy cansado, la hacemos mañana”.

De ese modo logré comunicarme con eficacia porque sé que el otro no tiene un problema conmigo, sino que solo está cansado y prefiere posponer la llamada para el día siguiente. ¡Cuántos dolores de cabeza nos ahorraríamos si desarrolláramos el hábito de metacomunicar en todas nuestras relaciones! En la vida, todo tiene que ver con las palabras que hablamos pero, al mismo tiempo, con aquello que nos callamos. Dijo el gran sabio Salomón que tanto el poder de la vida como de la muerte están en nuestra boca.

Estas son solamente algunas de las dificultades que se nos presentan cuando nos relacionamos con la gente:

-Confundimos las palabras con las señales de nuestro cuerpo. Las mujeres suelen leer más los mensajes gestuales que los verbales.

-Hacemos suposiciones en lugar de preguntar cuando tenemos dudas. No es posible saber siempre de antemano lo que alguien va a decir. Por eso, si no estamos seguros, chequeemos.

-No somos siempre totalmente sinceros. Las personas falsas que dicen una cosa, pero sienten o hacen otra suelen tener muchos conflictos con otros.

-Descalificamos porque nos creemos mejores. “No existe nadie mejor que yo”.

¿Cómo podemos comunicarnos de forma más sana? Básicamente de estas dos formas:

1) Peguntando más y afirmando menos.

2) Usando siempre la amabilidad con los demás.

Hoy más que nunca, donde globalmente nuestras emociones están a flor de piel como en toda situación de crisis, nos urge ser amables con el otro para crear una atmósfera que invite al diálogo. El enojo, la violencia, la descalificación, la crítica y actitudes por el estilo solo nos separan y construyen una grieta que es difícil sortear. Aprovechemos este tiempo para aprender a comunicarnos porque todo lo que no decimos, de alguna u otra manera, lo expresará nuestro cuerpo.

Por consultas, podés escribir a [email protected].

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