Park Yeon-mi, contra la violación de los derechos

El régimen norcoreano mantiene un estricto control sobre la población entre otras cosas con la racionalización de los alimentos. La sensación de insatisfacción y de hambre permanente, genera miedo a no recibir la próxima ración ante el menor error.

Por eso la familia de Park Yeon-mi decidió huir a China. El padre había sufrido una condena a trabajos forzados por contrabandear alimentos. El escape fue una experiencia extrema. Podían ser blancos de los francotiradores. Debieron cruzar ríos con aguas heladas. Del otro lado los esperaban los traficantes de personas. Su padre falleció en suelo chino y debieron enterrarlo con sus propias manos. Su madre fue violada. Ambas fueron vendidas a granjeros. Intento suicidarse. Pudo escabullirse hacia Mongolia cruzando el desierto de Gobi donde recibió ayuda de misioneros cristianos. Diplomáticos de Corea del Sur la ubicaron en Seúl. En ese momento tenía 13 años.

Hubo quienes pusieron en duda su testimonio. Su inglés no era bueno, ni las traducciones de lo que decía. No es fácil hablar de ciertas cosas en entrevistas públicas, por eso escribió un libro “In Order to Live: A North Korean Girl’s Journey to Freedom” (2015) donde se propuso ser más precisa y disipar dudas.

Ahora denuncia públicamente las violaciones sistemáticas a los derechos humanos en su país y colabora en la reinserción con los pocos que logran escaparse.