30/05/2020

¿QUÉ SERÁ DE…? Ángel Alberto Zohil, uno de los hombres de la primera época del motocross

Martín Leuful
¿QUÉ SERÁ DE…? Ángel Alberto Zohil, uno de los hombres de la primera época del motocross
Segundo puesto, le hace entrega de la Copa Hella Garagnani.
Segundo puesto, le hace entrega de la Copa Hella Garagnani.

El barilochense fue uno de los tantos pilotos que comenzó con las primeras épocas del motocross. No la tuvo fácil, ya que salió de un hogar muy humilde y en aquellos tiempos, desde muy pequeño, vendía diarios, pastelitos y café por la calle.

El barilochense nació el 18 de mayo de 1947, hoy tiene 74 años. Cursó sus estudios primarios en la Escuela 185 y luego en la ex 71. Hizo luego un año de construcción y un año de bachiller. Hijo de Mateo Zohil y de Paula Rojas, tuvo tres hermanos: Jorge Luis, Raúl José y Marta Deliz. Se casó y tuvo dos hijos, Roberto Daniel y Oscar Ariel.

Zohil cuenta que “En el año 1969 y en 1970 se hacían los campeonatos internacionales, eran dos fechas y venían todos los pilotos chilenos invitados.

En noviembre del 69, cuando termina el certamen local, logré comprarme una moto y a partir de esa moto corrí durante 10 años consecutivos. Tuve la suerte de competir en el equipo Gilera y cuando se organiza el primer certamen homenaje a Nello Garagnani, que lo organizó su señora Hella. El certamen se hacía entre las agencias que vendían motos Gilera, y Bariloche era la agencia que más motos vendía en la Argentina. El certamen consistía en ganar 3 fechas seguidas o 5 alternadas”.

Su primera victoria y un subcampeonato

El barilochense dice que “al cumplirse el primer año del fallecimiento de don Nello Garagnani, su viuda, Hella organiza una competencia que era el viernes en Villa la Angostura y el domingo en Bariloche. En las pruebas libres del viernes rompí la moto y apareció el hermano de Claudio Pesce y me ofreció una moto de la fábrica Gilera. Acepté y salí tercero ese día. El domingo gané la carrera en Bariloche y me quedé con el subcampeonato de esa fecha. A la fábrica le gustó la competencia que había realizado y comencé a correr en el equipo oficial. Además, luego de terminar mi carrera deportiva le pude enseñar a algunos chicos apoyados siempre por Gilera.

Su primera moto

El ex piloto indica que “en 1969, Hella Garagnani me vende una moto y entre Pichi Carrasquedo y Rodolfo Spotti me ayudaron a armarla. Me costó mucho, es que mi vieja era cocinera, yo no tenía muchos recursos, inclusive ya en esa época vendía el diario en Bariloche, pastelitos y café en la calle, luego fui peón de cocina y en ese tiempo para la sociedad barilochense si no tenías padre, yo no lo tenía, no existías, era como el guacho”.

“Me divertía mucho”

Zohil recuerda que la práctica de este deporte era su descarga e indica que “me divertía mucho en el motocross, era algo que me encantaba, era como mi cable a tierra, en el legendario circuito del cerro Otto, ahí se construyó el primer circuito, estaba el cementerio, el primero de Bariloche y luego llevaron el cementerio donde está ahora el Colegio Nacional. Recuerdo que en algunas carreras pasábamos con las motos y se abrían las fosas, eran otros tiempos. Fue la mejor época del motocross en la ciudad”.

Pilotos de Chile

Los recuerdos del barilochense son interminables y sentencia que “cuando comenzó el gran ruido en Bariloche llegaban los pilotos chilenos y venían con motos importadas, muchas máquinas que volaban y estaban fabricadas para el motocross. Nosotros teníamos que comprar, desarmar y hacerlas.

A la Gilera 200 me acuerdo que le sacábamos la horquilla y le poníamos la de la 300cc que era mucho más resistente. En esas carreras siempre se rompía algo y teníamos que ir viendo de qué manera las hacíamos más resistentes. Acá podíamos ganarles porque en el cerro, era un bosque y se corría entre los árboles y no se podían desarrollar altas velocidades, entonces podíamos correrles de igual a igual. En cambio, cuando teníamos que ir a competir al cerro Chena en Santiago de Chile, en cinco vueltas, nos sacaban seis”.

Embajadores argentinos

Con orgullo manifiesta que “recuerdo que viajábamos a competir a Chile y fue cuando nos dimos cuenta que nosotros éramos embajadores de la Argentina, pero íbamos con un esfuerzo enorme. Yo ese tiempo trabajaba en Martín López Construcciones cuando estaban haciendo el Vista Azul.

Cuando salía de la obra, nos íbamos a entrenar. Era todo esfuerzo, y viendo el paso de los años, el deporte de Bariloche nunca tuvo apoyo en nada.

Recuerdo que al Flaco Eggers lo contrataban de Neuquén y le daban el apoyo para que corriera para esa provincia, porque nunca esta ciudad le dio una mano a los que competían. Hay muchas anécdotas del deporte que son tristes. Recuerdo una vez que Pancho Pfaab, un remero que estuvo en Juegos Olímpicos, estaba parado en Quaglia y Moreno pidiendo si alguien lo podía llevar a Buenos Aires para competir. Era una cosa ilógica”.

Pichi, un ídolo

Respecto a subirse a la moto, Ángel Zohil expresa que “lo seguía mucho a Pichi Carrasquedo, él era el alumno predilecto de Jean Pierre Raemdonck, nos criamos juntos con Pichi en el mismo barrio, fue la primera gran camada, Gustavo Ezquerra, Claudio Pesce. Luego llegaron Enrique Rodríguez, Carlos Viaene, Miguel Urra. Y todos ellos se dieron el gusto de ganarles a los chilenos, ellos venían y nos decían que con las Gileras no hacían ni los mandados allá, pero acá nosotros les ganábamos. En parte creo que nos admiraban por las cosas que podíamos hacer en desventaja de motos que teníamos”.

Al gran maestro Jalil

Dentro del ambiente dirigencia, Zohil recuerda a un gran dirigente contando que “muchas veces me peleé con él, pero era un tipazo, le debo un homenaje a José, un hombre que le metía mucha polenta, cuando había que discutir, se discutía. Pero fue brillante. Recuerdo que tuvo la idea de comprar un colectivo para que las instituciones pudieran viajar. Yo luego de mi retiro me puse muchas veces del otro lado, del organizador e hicimos competencias con Carlos Lefemel organizando competencias”.

Martín Leuful

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