21/05/2020

Los vecinos de Mascardi siguen padeciendo las agresiones de la comunidad Winkul Lafken Mapu

Los vecinos de Mascardi siguen padeciendo las agresiones de la comunidad Winkul Lafken Mapu
Una de las viviendas atacadas.
Una de las viviendas atacadas.

El reclamo de vecinos de la zona de Mascardi ha llegado a medios de comunicación nacionales con el fin de visibilizar el hostigamiento que sufren de parte de un grupo de integrantes de la comunidad Winkul Lafken Mapu, en tanto que aquí también hacen oír sus voces.

Diego, hace ocho años que adquirió su lote con mucho esfuerzo, con la idea de construir una vivienda más amplia y así poder radicarse de manera definitiva con su familia en pos de mejorar la calidad de vida.

“Estos vándalos seudomapuches, porque no han sido reconocidos por otras comunidades ni por Nación, se vinieron de los Altos de Bariloche a instalar de prepo, avalados por algunos concejales del Frente para la Victoria que son los que los visitan y eventualmente los mantienen, al menos entendemos todos que es así”.

“Ellos inicialmente coparon un terreno fiscal perteneciente a Parques Nacionales (al lado del viejo Hotel Mascardi) luego en 2017 incendiaron una vivienda vecina en una madrugada porque ellos siempre actúan de noche, dejaron pasar unos meses y luego se instalaron tomando posesión también de ese lote ubicado sobre la ladera de la montaña” detalló.

Han logrado alterar la paz del lugar.

“De manera paralela fueron desmantelando el hotel, echaron al cuidador de un día para el otro y fueron sacando todo lo que tenía adentro el edificio”. En ese tiempo los vecinos que viven en la zona poco a poco iban siendo víctimas de algunos hechos vandálicos que comparados con los de ahora, no eran grandes motivos de preocupación.

“A mí me fueron desapareciendo las herramientas, me robaron la yegua y lo insólito fue que lo hicieron sin violentar el cerco ni la tranquera de ingreso o sea que la sacaron por la parte de atrás de la montaña que la conocen de memoria y tienen sus senderos ya hechos” dijo.

“A mediados del año pasado aproximadamente en agosto, de madrugada incendiaron unas cabañas del colegio San José de Buenos Aires, al lado del ACA, previo a eso las habían saqueado.”

Destrozos y más destrozos.

Continuó relatando, “en febrero de 2020 avanzaron sobre las cabañas del obispado de San Isidro que utilizan para retiros espirituales, también agarraron al cuidador, lo amedrentaron, le dijeron que se fuera porque eso era tierra de ellos, solo le dieron tiempo a conseguir un vehículo y agarrar algo de ropa”. Continuó describiendo “después las violentaron, ahora le están sacando todo el machimbre, hasta los inodoros se llevaron”.

Lo último sucedió hace muy pocos días, “desvalijaron mi casita que es de material y después saquearon la casa de al lado e intentaron incendiarla pero por suerte se activó la alarma y acudió en seguida la Policía de Mascardi”.

Con baldes de agua lograron controlarlo, “ayudó que era una noche lluviosa, los tipos dejaron ahí las bombas molotov, unos palos pegados a los aleros con telas embebidas en líquidos, que ya habían empezado a prender fuego”, después llegaron los bomberos pero todo ese ala de la vivienda quedó destruida.

Precisamente durante este verano, cuando comenzó a construir una vivienda más amplia para poder mudarse con su familia, aunque los costos eran mucho más elevados, se propuso realizarla de cemento porque el miedo de los incendios intencionales ya era una realidad.

El esfuerzo de una vida destruido en minutos.

Los vecinos de toda esa zona del Mascardi al principio realizaban las denuncias de manera particular ante lo que les iba sucediendo pero ahora han decidido unirse porque la vida en sus hogares ya es insostenible. “Además tenemos un grupo de WhatsApp donde nos vamos informando de cada cosa que detectamos, muchos han dado testimonios en medios de comunicación de cobertura nacional”, dijo.

“Hasta ahora hubo incendios en tres casas, dos las destrozaron totalmente y la de la semana pasada que se pudo frenar el avance del fuego, en casa se llevaron todo”, se lamentó.

Al consultarle si han intentado alguna clase de diálogo con los integrantes de la comunidad que los hostiga dijo “físicamente ya nos reconocen a todos los vecinos pero nunca pude llegar a un diálogo, las veces que me los he cruzado, han empezado a tirar piedras que me pasaban muy, muy cerca, tienen una gran puntería así que ha sido solo para evitar un mayor acercamiento”.

La yegua que le robaron a un vecino.

No es simple la vida para las aproximadamente 20 familias que viven en ese sector del Mascardi “si hacemos la denuncia en Provincia llega hasta una determinada instancia porque después nos dicen que hay que hacerlas ante la Justicia Federal, nosotros tenemos propiedades privadas pero dentro de un Parque Nacional”.

El curso de esas denuncias ha continuado “son situaciones lentas y con lo del coronavirus lo nuestro quedó en un plano secundario”. Agregó “como esta gente siempre actúa de noche es cuando más alertas estamos, a algunos les tiran piedras en los techos para ver si hay alguien en esa casa, pero así no se puede vivir”.

“No nos vamos a ir porque lo que tenemos lo hemos comprado con mucho esfuerzo, por eso queremos hacer público lo que estamos viviendo, cada vez que llamamos a la policía, estos delincuentes se van cerro arriba y ya es imposible que los sigan.”

El fuego es el paso siguiente al saqueo.

Para finalizar comentó un suceso ocurrido hace pocos días “cuando llegaron los uniformados todavía estaban estos tipos adentro de la vivienda porque se habían subido a un altillo, según la policía tuvieron que realizar tiros al aire porque desde el interior comenzaron a dispararles con armas de fuego”. “A ese policía que se jugó la vida le están haciendo un sumario y lo retiraron provisoriamente hasta que se resuelva su situación, los delincuentes tienen todos los derechos y cuentan con libertad para seguir haciendo de sus tropelías y nosotros pareciera ser que no”.

El sistema utilizado siempre es el mismo, hacer que se retire la gente de sus hogares, luego saquearlas y finalmente, incendiarlas, avanzando de esta manera poco a poco en un territorio que aunque reclaman como propio, no hay ninguna clase de documentación que los avale.

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