21/05/2020

Alas de Amor Bariloche continúa trabajando de manera virtual en tiempos de pandemia

Susana Alegría
Alas de Amor Bariloche continúa trabajando de manera virtual en tiempos de pandemia
Más de cuatro años acompañando a familias que vivieron la dolorosa experiencia.
Más de cuatro años acompañando a familias que vivieron la dolorosa experiencia.

Alas de Amor Bariloche es un grupo de familias que a partir de la muerte de sus bebés durante el embarazo, parto o luego de nacer, se unieron para transformar el dolor en esperanza. Adriana Chieyssal, su fundadora, dialogó con Antonio Zidar en el programa “El Expreso Periodístico” por El Cordillerano Radio.

Convencidos y convencidas que la unión empodera para hacer frente a las adversidades de la vida, tienen como principal objetivo acompañar a otras familias que estén atravesando el mismo camino y aprender juntos el doloroso proceso de duelo.

La intención es que ninguna persona o familia atraviese sola ese proceso, “nuestros bebés nos dejaron un mensaje de amor, de superación, de aceptación y queremos compartirlo con todas aquellas familias que como nosotros han perdido un hijo”.

Seguras de que se puede seguir adelante y recuperar la sonrisa sabiendo que ellos son el motor que las impulsa a seguir día a día, y que esos bebés seguirán vivos a través de sus mamás y papás.

Adriana comenzó diciendo que “todos los integrantes de Alas de Amor pasamos por la experiencia de que se muera un bebé o un niño pequeño en nuestras familias”. Hace cuatro años se unieron, “lo hicimos para caminar juntos este camino tan difícil y que es muy silenciado”.

Agregó “a nadie le gusta hablar de la muerte y menos de un bebé, o creen que a nosotras nos duele hacerlo y en realidad es todo lo contrario”.

Remarcó que es un camino muy personal “además es un duelo que se llevará toda la vida porque seguiremos siendo sus papás esté o no físicamente nuestro hijo”.

Remarcó “por más que se busque ayuda profesional solo sentís alivio cuando te encontrás con otra persona que hable tu mismo idioma, es decir que haya pasado por una situación similar y te entienda”.

El grupo no tiene ninguna clase de orientación política ni religiosa “eso es personal de cada uno y de eso no se habla porque respetamos todas las creencias”. Acompañarse, charlas y realizar actividades en conjunto, resumiendo, compartir la vida.

Habló de su experiencia, “mi hijo Iñaki murió a los siete meses de gestación y a partir de ahí empezó toda una búsqueda porque ya desde el momento que me dieron la noticia de que estaba muerto en la panza no conocía esa realidad”.

De allí en adelante las cosas fueron cambiando “no podía ponerle nombre y fue todo un trámite para poder sepultarlo, el certificado de defunción es solo una constancia de NN y todo eso agravó el duelo”. Una negación absoluta. “Según la ley Iñaki existió solo para mí y su familia, no es una persona al nacer sin vida”.

“Es una ley nacional y desde hace tres años que estamos en una lucha de poder implementar una que permita darle un nombre y despedida digna”.

Aclaró “además es contradictoria, porque te ampara mientras el bebé está dentro de la panza, hay políticas para cuidarlo pero en el momento que dejó de respirar y latirle el corazón, ya no tiene más derechos” dijo Adriana.

Luego del lamentable suceso que cambia para siempre sus vidas, tampoco son tenidas en cuenta en sus trabajos con el período reglamentario de cese de actividades, “casi todas pasamos por un parto pero nos lo toman como un aborto dándonos solo unos días nada más, para la sociedad no murió un hijo, solo perdiste un embarazo”, dijo.

Cuando Adriana comenzó con el grupo no tenía idea de que eran tantas las familias que estaban en su misma situación “en el primer evento que hicimos del día del recuerdo encontramos muchísima gente igual que nosotros, y esa es la necesidad de hablarlo”.

Es muy triste y doloroso que aunque ya desde el vientre la madre le hubiera puesto un nombre, elegido con mucho amor, después de perderlo, “solo te dan un papel donde se certifica la defunción de NN, en algunos casos le ponen el apellido y nada más”.

Eso también dificulta la tarea de realizar un sepelio social “cuando no hay recursos y la familia quiere darle la despedida a su hijo es todo un trámite que sabemos cómo buscarle la vuelta, lo hemos estado trabajando con el hospital para implementar los protocolos y que las familias no sufran más aún”. Legalmente no hay nadie a quien sepultar ante la ley.

Se han reunido con el director del Hospital Zonal, la gente del Registro Civil, “además de la ley de identidad estamos trabajando en un protocolo a nivel provincial que va muy de la mano con el parto respetado, lo que se quiere es que los profesionales tengan un instructivo que seguir porque ellos tampoco saben a veces qué hacer”.

Agregó “siempre de parte de ellos tuvimos una gran predisposición y nos orientaron porque hay una parte legal que nosotras no sabíamos, por ejemplo hay un tiempo legal para inscribir a un bebé, si se pasa va ya a una defensoría y es un trámite muy largo”.

Estamos atravesando precisamente la Semana del Parto Humanizado y el lema de este año es “Mi decisión debe ser respetada, y en el caso de las muertes gestacionales con más razón porque el parto es doblemente doloroso, sabemos que vamos a parir un bebé muerto entonces necesitamos el mayor acompañamiento posible”.

En su caso personal recordó “tuve una cesárea y tuve que estar sola, pedí que me mostraran a mi hijo pero yo estaba atada, medio dormida, hay más que no les respetaron el deseo de poder verlos y nosotras necesitamos verlo, despedirnos para poder empezar a elaborar un duelo sano”.

Adriana tuvo tres hijos antes de Iñaki y luego una nena de dos años. “Mi último embarazo estuvo lleno de miedos y en eso me ayudó mucho el grupo, las mamás que ya habían tenido otros hijos después de la pérdida, me comprendieron los profesionales que me atendieron y mi parto ya fue muy humanizado”.

También tuvo una cesárea acompañada de su pareja, “me explicaron todo lo que iba a pasar antes y después, el tiempo con mi bebé, de eso se trata un parto respetado, involucra también las creencias porque hay determinados rituales que según cada religión, los necesitamos”.

Al hablar del rol de los papás que pierden a sus hijos en gestación dijo “a veces es más difícil porque se ponen en el papel de que tienen que sostener a la familia, son quienes se encargan de los trámites y sostener a la mamá y a los hermanitos y eso es muy duro ya que también necesitan contención”.

Trabajan para modificar una realidad muy dura.

En los encuentros que tenían hasta que se suspendieron por la cuarentena buscan dar esa contención, “es toda la familia la que pasa por ese duelo, a veces no pueden hablarlo y eso se puede expresar en nuestros eventos en el mes de octubre y ahí se puede ver el dolor y el proceso de cada uno”.

Por experiencia de estos cuatro años dijo “algunas familias van y vienen, a veces tenemos muy buenos momentos y en otros sentimos que retrocedemos entonces la dinámica del grupo es así, no sé si alguien se va porque siempre vamos a necesitarnos entre todos, con un mensaje o un llamado”.

Aclaró que la culpa es parte del proceso de duelo, “las tenemos y buscamos trabajarlas, lo principal del dolor es poder hablarlo y ponerlo en palabras, siempre vamos a pensar que podría haber sido diferente pero con el tiempo vamos comprendiendo que es la realidad que nos tocó vivir y seguimos adelante”.

Alas de Amor Bariloche continúa haciendo un acompañamiento virtual, pueden encontrarlos a través de las redes sociales, “este encierro a veces agudiza el dolor y la tristeza entonces con más razón tenemos que seguir estando”. Allí encontrarán además los números telefónicos para comunicarse con ellas.

 

 

 

 

Susana Alegría

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