NACIÓ SIETEMESINA Y SU MADRE FALLECIÓ EN EL PARTO

| 12/05/2020

La pequeña Pía comenzó su vida sin su mamá pero con un papá de fierro

Susana Alegría
La pequeña Pía comenzó su vida sin su mamá pero con un papá de fierro
Por un tiempo Pía deberá quedarse en Neonatología. (Foto de archivo: Facundo Pardo)
Por un tiempo Pía deberá quedarse en Neonatología. (Foto de archivo: Facundo Pardo)

Alice Sandoval, una joven que vivía en El Bolsón vino al Hospital Zonal para dar a luz pero falleció en el parto. La hermosa bebita se llama Pía y por ser sietemesina deberá permanecer en Neonatología aproximadamente dos meses, según su evolución.

Por su condición de salud, previamente Sandoval había sido sometida a una junta médica; decidió continuar con su embarazo conociendo los riesgos que corría. El 6 de mayo a las 22 horas rompió bolsa cursando 7 meses y medio de gestación e inmediatamente en el hospital de Bariloche se comenzó con los protocolos, se iniciaron las transfusiones de sangre por el riesgo que significaba para Alice entrar a un quirófano. Finalmente a las 3 de la mañana nació Pía, por cesárea, pero su madre sufrió un paro cardíaco que los médicos no pudieron revertir.

La beba nació con mínimos signos vitales debido a la anestesia general que se le debió aplicar a su madre y fue increíble su recuperación. Desde ese momento permanece entubada en la unidad de Neonatología evolucionando día a día.

Para Carlos Tebes de golpe todo ha cambiado, ya quedaron atrás los planes que tenía con su pareja y ahora la vida lo puso frente a un gran desafío, criar solo a su hijita.

Desde que se hizo pública su situación muchos fueron los vecinos tanto de Bariloche como de El Bolsón, que le dieron una mano, incluso a nivel institucional está siendo acompañado por personal de Protección Civil y Desarrollo Humano del municipio.

Hace nueve años que Carlos se mudó a la Comarca Andina y actualmente vive en el barrio Usina, “le alquilo a un amiga y si me atraso ella me banca, al ser tan grande la casa la quiero dividir porque vamos a volver en invierno con Pía y necesito que esté bien calefaccionada”, dijo. Tiene caloventor, salamandra y tres garrafas “eso mucho no lo usaba porque yo estaba acostumbrado a vivir con la puerta abierta pero ahora son cosas que tengo que ir modificando”, aseguró.

La pareja llevaba junta un año y medio pero aún cada uno vivía en su hogar, “Alice tiene ocho amigas y todas quieren ayudarme a criar a Pía, pero van a tener que decidir entre ellas cuál puede estar cerca nuestro en la cuarentena, para no poner en riesgo la salud de mi hijita”. Los primeros 14 días cumplirán el aislamiento, después sí va a poder crecer con el cariño de tantas tías del corazón. “Mis vecinos y amigos del barrio son muy buenas personas así que por ese lado estoy un poco tranquilo” dijo.

“Nos íbamos conociendo cada vez más con Alice, ahora todavía no caigo de todo lo que ha pasado, solo estoy seguro que lo mejor de mí y toda mi fuerza va y seguirá yendo para Pía”. Agregó “sé que Ali le puso la mejor onda en todo momento hasta que no aguantó más”, dijo muy conmovido.

El joven trabaja en construcción de viviendas en cemento y adobe, “hago casas desde cero pero sin la instalación de gas, como hobby hago escultura en madera y las vendo en la Feria Artesanal de El Bolsón los domingos”.

Es de Ranchos, en Provincia de Buenos Aires, venía de vacaciones a la zona de Esquel y tiene amigos en Mallín Ahogado, donde finalmente decidió vivir. “Mi mamá estaba enferma y tuve que ir varias veces de urgencia a El Bolsón, entonces me mudé al pueblo para estar más cerca de ella, el año pasado para esta misma época falleció” dijo muy apenado. “Este último tiempo la vida me viene dando duro” agregó.

Ser padre

Para sacar un poquito a Carlos de la tristeza por el recuerdo de su madre, se le consultó por Pía “es hermosa y en el hospital está muy bien cuidada”.

Como debe quedarse casi dos meses en nuestra ciudad, apenas enterada la dueña del camping Petunia, que lo conoce, le ofreció una vivienda en el predio del kilómetro 13. “Tengo horarios para estar con mi hijita, me he quedado esperando el micro para venir al centro y no ha pasado, eso me complica todo porque me pierdo de compartir momentos con ella”. Al regreso le sucedió lo mismo.

Dos jóvenes le ofrecieron un departamento pequeño cerca de la iglesia Catedral para que permanezca el tiempo que sea necesario “es ideal porque estoy a pocas cuadras del hospital, puedo llegar a horario” comentó muy contento.

Hasta ahora, podía estar con Pía veinte minutos dos veces por día, tomando todos los recaudos necesarios para evitar inconvenientes “pero me dijeron que a partir de mañana va a ser una sola vez de una hora y media” se lamentó.

Está en incubadora “el viernes me desinfecté los dos brazos y le pude tocar la manito, pero no estaba muy tranquilo porque por más que uno piense que está limpio, le puedo trasmitir alguna cosa”.

Se lo puede ayudar

Desde el 7 de mayo que Carlos está envuelto en una vorágine sin saber bien cómo reaccionar. Es mucha la ayuda que está recibiendo, además de campañas solidarias que han lanzado algunos amigos y amigas. “No me va a dar la vida para agradecer todo lo que están haciendo por mí y por Pía”.

Todo lo que suma es válido pero pasados algunos días, se le consultó sobre qué es lo que está necesitando puntualmente, puesto que bañera, pañales, ropa y elementos para la beba ya tiene.

“Lo único que necesito ahora es hacer alguna changa, a mi hijita la veo solo al mediodía y después me queda toda la tarde libre, necesito trabajar para generarme un ingreso que voy a necesitar cuando vuelva a mi vida en El Bolsón”. Pero ese no es el único motivo “es muy largo el día y la cabeza se me va para cualquier lado, por eso quiero ocuparme de algo útil mientras vayan pasando estos dos meses en Bariloche”.

Carlos está atravesando momentos muy duros a nivel emocional, necesita estar lo más tranquilo posible para ir tomando conciencia de lo ocurrido y planificar su vida a futuro, es por ello que se pide a la comunidad, que ya no utilice el número telefónico que se brinda por las redes sociales para contactarlo. “Estoy agobiado, sé que la gente lo hace con la mejor intención pero no puedo ni siquiera leer la cantidad de mensajes diarios que recibo, mucho menos atender y eso me pone peor aún” confesó.

Aclaró que “ayuda económica por ahora no necesito, me están dando una mano muy grande, incluso gente de una rotisería me dijo que pase todos los días a buscar una vianda”.

Esas ofertas laborales se le pueden efectuar directamente en los comentarios de esta nota en la web y algunos voluntarios lo mantendremos al tanto para que se vaya contactando cuando pueda.

La idea es mantener el contacto con Carlos para ir informando a la comunidad cuáles sean sus necesidades puntuales cuando regrese con Pía a su hogar en El Bolsón. Por ahora la mejor ayuda es darle esa paz que solo puede encontrar en sus momentos con ella.

Susana Alegría

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