06/04/2020

Cómo salir del circuito del miedo

Cómo salir del circuito del miedo

En estos tiempos especiales en los que la humanidad está transitando es normal tener miedo, sin embargo, no podemos dejar que ellos se conviertan o cobren tal magnitud que se conviertan en tóxicos o incluso deriven en un trauma. El miedo, al mismo tiempo, nos genera tal angustia que no creemos ni le damos crédito a nada de lo que está por delante. El desánimo y la desesperanza nos paralizan, ya que se mezclan con el temor al futuro.

Poco a poco, caemos en un pozo profundo. Perdemos las fuerzas, las ganas, el entusiasmo, la pasión. Tomamos las decisiones basándonos en nuestras emociones, pero lo que sentimos es confusión, apatía, dolor, todo nos resulta absurdo. Esta es la razón por la que expresamos nuestro dolor, nos quejamos de manera constante y estamos irritables. Sentimos que las presiones y los obstáculos nos superan, perdemos la esperanza, nos rendimos. Necesitamos saber que a pesar de todo aquello que nos está sucediendo, aun el dolor, podemos transformarlo en aprendizaje.

El miedo funciona como un círculo, dando vueltas en sí mismo. Conocer su funcionamiento nos brinda los recursos que necesitamos para enfrentarlo y superarlo de la manera correcta y poder así ayudar a quienes lo padecen.

Por ejemplo, un padre que le grita a su hijo porque tiene miedo frente a un perro o temor de quedarse en la casa de un compañerito o de realizar alguna actividad que le implique un desafío estará incrementando aún más la inseguridad que ese niño siente dentro de él. Por cierto, este padre necesita saber cómo funciona el círculo del miedo.

A medida que descubramos el origen de nuestros miedos y trabajemos en ellos, estaremos listos para superarlos.

Las fases en las que el miedo se retroalimenta son cuatro:

Primera fase: Gran imaginación
Frente a una determinada situación, el circuito del miedo se activa a través de una gran imaginación, una imaginación exagerada. Todo empieza cuando le damos rienda suelta a nuestra mente. Comenzamos a recorrer las fases del miedo cuando nos imaginamos lo peor. Algunos lo llamaron el síndrome del juicio final. Es cuando frente a cualquier situación pensamos que nos va a pasar lo peor. ¡Algo catastrófico va a ocurrir!

Segunda fase: Miedo propiamente dicho
La gran imaginación activa el miedo y, a esta altura, el miedo ya se disparó y empezó a crecer. El miedo empezará a activar más intensamente la percepción negativa de la realidad y comenzará a distorsionarla.
Tu cuerpo también va a sentir el miedo, hará que te pongas torpe, que tu voz se aflaute, que los nervios se activen, que tu frente y tus manos transpiren, y el corazón se acelere. Y todos estos síntomas que comienzas a sentir, todas estas respuestas corporales harán que, efectivamente, se cumpla lo que desde un principio pensaste que iba a suceder.

Tercera fase: El miedo te paraliza o te acelera
¿Cómo nos acelera? El miedo hace que te muevas en la dirección opuesta a la que te conviene ir. Te lo voy a graficar con el ejemplo del león y su presa. ¿Por qué el león ruge? El león ruge para generar dos reacciones en la víctima: la paraliza para después comerla, o puede hacerla huir en la dirección opuesta, hacia donde estarán las leonas esperando para comerla. Siempre el miedo te hace huir hacia el lugar equivocado.

Cuarta fase: Mi primer recuerdo
La gran imaginación nos trae miedo, el miedo nos paraliza o nos acelera, y esa emoción queda grabada en nuestra mente formando lo que llamamos “mi primer recuerdo”.
Cuando enfrentes una situación similar, el primer recuerdo que tendrás será de freno o de aceleración. Por eso, dice el dicho tan popular: “El que se quema con leche, ve una vaca y llora”. Estos miedos lo único que logran es que pierdas de vista que, lo que hoy todo el mundo está atravesando va a terminar, va a pasar, y que nuevas y diferentes oportunidades llegarán.
Por eso, no debemos doblegarnos ante el temor. No fuimos creados para vivir nuestra vida con miedo. Necesitamos recordar que en nuestro interior se encuentra el poder para detener el “círculo del miedo”. En lugar de suponer el peor escenario, utilicemos nuestra imaginación para visualizar todo lo mejor, sano, valioso, que el futuro tiene reservado para nosotros. Somos lo que pensamos que somos y, ciertamente, podemos elegir nuestros pensamientos. Por eso, pensémonos como seres humanos plenos, y sobre todo, sin miedo.

Por consultas, podés escribir a [email protected].

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