08/12/2019

La vacunación secuencial obtendría mejores resultados contra el melanoma

Cada semana mueren más de 10 argentinos a causa del melanoma, el más agresivo de los cánceres de piel y el que más rápido aumenta en el mundo. Ahora, un estudio de ciencia básica, liderado por José Mordoh, jefe del Laboratorio de Cancerología en la Fundación Instituto Leloir (FIL), arroja evidencia de una estrategia terapéutica que podría mejorar en el futuro el abordaje médico de pacientes con ese tipo de tumor en un estadio avanzado.

La idea sería combinar en dos etapas una vacuna “estándar” con otra personalizada que se arme en base a las características moleculares que tiene el tumor de cada paciente, lo que podría potenciar la respuesta terapéutica.

En un modelo en ratones de melanoma avanzado, Mordoh y su equipo ensayaron la vacunación utilizando dos tipos de vacunas.

Ambas fórmulas contienen antígenos, que son moléculas proteicas que activan el sistema inmune. Pero mientras la primera se basa en antígenos de diferenciación, presentes en todos los melanomas, la segunda contiene “neoantígenos” que resultan de mutaciones azarosas y son propias del tumor de cada individuo.

De acuerdo con un artículo publicado en la revista “Vaccine”, Mordoh y su equipo vacunaron a dos grupos de ratones: mientras que uno recibió solo la fórmula con antígenos de diferenciación, al otro también se le administraron los neoantígenos. Y luego se les inocularon células de melanoma viables.

“Si ambas vacunas protegían igual contra el crecimiento de los tumores, ello significaba que los neoantígenos no son importantes”, señaló Mordoh.

Pero no fue lo que pasó: la combinación activó una mayor respuesta inmunitaria y estableció así una protección más potente y duradera.

“Estos resultados sugieren que sería conveniente comenzar la vacunación contra el melanoma utilizando vacunas contra antígenos de diferenciación, ya que son un medicamento que puede estar disponible independientemente del paciente que la reciba”, afirmó Mordoh, también subdirector de la Carrera de Oncología de la Facultad de Medicina de la UBA.

La vacunación con neoantígenos, en cambio, se podría continuar en una segunda etapa, “porque para sintetizarlos y usarlos se requiere un análisis genómico del tumor de cada paciente, un proceso que puede demorar varias semanas o meses”, detalló Mordoh.

De todos modos, para comprobar que este tipo de vacunación secuencial es más eficiente que la ya utilizada, sería necesario comenzar un nuevo ensayo clínico, advirtió el también investigador del CONICET.

En forma paralela, Mordoh lidera el desarrollo de una vacuna (CSF-470) que ya completó con éxito un ensayo de fase II aprobado por la ANMAT para probar seguridad y eficacia en 31 voluntarios. El estudio clínico fue llevado a cabo en el Instituto Alexander Fleming, en Buenos Aires, y contó con el patrocinio y subsidios del Laboratorio Pablo Cassará; el CONICET; la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva; el Instituto Nacional del Cáncer (INC); la Fundación Sales; y FUCA, de la que depende el Centro de Investigaciones Oncológicas donde se producen las vacunas y se analizan las muestras de los pacientes.

De acuerdo con el científico de la FIL, el análisis de los pacientes que fueron incorporados al ensayo clínico sugiere que ambos tipos de antígenos son importantes en la construcción de la inmunidad.

Del avance también participaron la primera autora, Soledad Mac Keon, junto con Rosa Wainstok, Sofía Bentivegna, Estrella Levy y Adriana Mantegazza, de la FIL y del CONICET, y Michael Marks, del Hospital de Philadelphia, en Estados Unidos. (Fuente: Agencia CyTA-Fundación Leloir)

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