02/12/2019

Ideas erróneas sobre el dolor

Ideas erróneas sobre el dolor

Como lo explico en mi reciente libro “Dolor que fortalece”, existen tres mitos o ideas erróneas sobre el dolor. Te invito a analizarlas en las siguientes líneas:

1. Al dolor se le debe encontrar una solución. Falso.
El dolor no es un problema que requiere de nosotros una solución o una salida. Más bien se trata de una emoción intensa que, de vez en cuando, tenemos que experimentar. Quienes lo ven como un problema suelen dar consejos al que sufre: “Hacé algo y distráete… ya lo vas a superar”. Pero, aun con nuestra mejor intención, jamás deberíamos aconsejar a nadie que sufre. Lo ideal es acompañarlo y hacerle saber que lo comprendemos porque vivimos lo mismo en algún momento. El dolor es un camino a transitar que no podemos evitar, nos guste o no.

2. Toda etapa de dolor debe ser superada. Falso.
El dolor no es un período que dejaremos atrás o superaremos en el futuro. Tampoco es un obstáculo a sortear. Es un tiempo que debemos permitirnos, por lo general para procesar una pérdida de cualquier tipo. Cuando llegamos al final de ese recorrido, el dolor se habrá agotado y nosotros habremos sido transformados para mejor. Pero para que esto suceda, el dolor necesita su libre expresión en un contexto seguro donde nos escuchen y nos contengan. Jamás se supera. ¿Qué padre puede superar la partida de un hijo? Pero siempre es posible gastar la emoción hasta que desaparece. Y eso requiere tiempo y paciencia. Por eso, no está bien apurar a alguien en su proceso de duelo porque cada uno lo vive a su manera y en sus propios plazos.

3. Se debe encontrar una respuesta al interrogante de “¿por qué me pasó esto a mí?”. Falso.
Todos nos preguntamos: “¿Por qué?” cuando el dolor es muy intenso. Pero aunque alguien nos pueda acercar una posible explicación de por qué pasó lo que pasó, por qué vivimos lo que vivimos, y tanto dolor nos generó, este sigue siendo una pregunta sin respuesta. Solamente cuando el doliente puede aceptar lo ocurrido, halla un poco de alivio a su dolor. El dolor, como toda otra emoción, es parte de la vida y siempre, con el paso de los años, va mutando.

¿Qué deberíamos hacer frente al dolor?

Absolutamente nada más que aceptarlo con entereza, sabiendo que es inevitable ante una pérdida significativa, como la muerte de un ser querido o el final de una relación amorosa. Quien va al encuentro del dolor, sin juicios ni culpas ni condenas, logra hacer la paz con él y evita la clase de sufrimiento que, de lo contrario, podría durar toda la vida.

Todos los seres humanos, desde el momento que llegamos a este mundo hasta que nos vamos de aquí, atravesamos en algún momento dolor y sufrimiento. Pero este hecho posee dos variables. Una es desde el intelecto y la otra desde las emociones. Solo cuando no estamos sufriendo, somos capaces de hacer un planteo racional (respuesta intelectual) de una situación dolorosa. En medio del dolor, sentimos que nos duele todo (respuesta emocional) y es allí donde hay que aceptarlo y descansar hasta agotarlo. Porque: ¡El dolor viene a recordarnos que estamos vivos!

Por consultas, podés escribir a [email protected].

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