Artemisa Barbosa Ribeiro, con todo por el cambio climático

Artemisa Barbosa Ribeiro tiene 17 años. Es una de las tantas brasileras que están enojadas con Bolsonaro, su presidente. Es concreta “se está derramando sangre indígena cada vez que el gobierno recibe dinero”. Su pueblo, los Xakriabá, vienen sufriendo desde el primer contacto con los bandeirantes, luego con los ganaderos y granjeros que han ido ocupando sus territorios talando los árboles, y en la actualidad con las mineras que contaminan el agua que usan. En paralelo sienten la degradación cultural generada por el menosprecio a su forma de vida.

En la reunión por el cambio climático de la ONU se emocionó al sentir el apoyo internacional, de gobernantes que se comprometieron a presionar a las multinacionales y al gobierno brasilero para que proteja el medio ambiente.

Hace solo dos años atrás, dentro de su aldea, no sabía lo grande que era el mundo.