MUJERES QUE LUCHAN

| 17/11/2019

Amina Sboui: “Mi cuerpo me pertenece”

Amina Sboui: “Mi cuerpo me pertenece”
Desde Túnez, Amina Sboui reconoce personas a las que les asustan las mujeres.
Desde Túnez, Amina Sboui reconoce personas a las que les asustan las mujeres.

Lo pensó durante seis meses y lo consultó con sus amigos. La tunecina Amina Sboui se sacó una foto y la subió a Facebook el 8 de marzo de 2013. No se imaginó toda la agresividad que este acto iba a generar. En la imagen ella estaba leyendo un libro y fumaba, sus labios estaban pintados de rojo y sus ojos delineados de negro. Estaba desnuda. Sobre su piel tenía escrita una frase en árabe “Mi cuerpo me pertenece y no es la honra de nadie”. Al rato presintió lo que vendría, entró en pánico y se escondió en la casa de una amiga.

Túnez al independizarse y derogar la monarquía en 1957 tuvo un presidente progresista que declaró ilegal a la poligamia, legalizó el divorcio, mejoró los derechos de la mujer y le imprimió un matiz laico al gobierno. En las últimas décadas hubo una gran regresión.

Amina poco después fue a protestar contra un grupo radicalizado y en la puerta de un cementerio escribió la palabra “femen”, que es el nombre de un colectivo feminista francés que se caracteriza por sus protestas en topless. La arrestaron por profanar un cementerio y tener en su posesión un gas pimienta. Hubo quienes se ofrecieron a defenderla aun sin estar de acuerdo con sus métodos, quienes la acusaron de generar un retroceso porque los cambios debían hacerse sin contrariar la cultura y las creencias, y también hubo los que pidieron cien azotes y que la apedrearan hasta la muerte. No esperaba tanto odio.

En la cárcel convivió con mujeres que asesinaron a sus conyugues. Era la vida de ellas o las de ellos. Los asesinatos de honor están tan vigentes como silenciados. “El cuerpo femenino esta visto como el repositorio del honor de la familia o como una fuente de su vergüenza, se convierte inmediatamente en una posesión que debe ser tenida y resguardada por los hombres”.

Se fue a París a terminar los estudios y dos años después regresó. Se mueve con cuidado, por temor a represalias, aunque no deja de encarar la lucha. “Veo personas a quienes les asustan las mujeres”, señala.

 

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