04/11/2019

Comunicación efectiva

Comunicación efectiva

Cuando nos comunicamos con nuestros seres queridos, llámese pareja, hijos, padres o amigos, haríamos bien en editar todo lo negativo. ¿Qué significa esto? Evitar aquello que no aporta a la relación y no nos permite expresarnos con claridad para entregar el mensaje que queremos transmitir.

Si sos mamá o papá, seguramente recordarás el momento cuando tu hijo pequeño te mostró orgullosamente su primer dibujo. No le dijiste: “Te salió horrible” (aunque eso fuera cierto). Muy por el contrario, te habrás emocionado y lo habrás besado y abrazado elogiando su trabajo. Esto es así porque los adultos somos conscientes de que debemos tener cuidado con lo que les hablamos a los chicos. No existen reglas para la edición pero cada uno de nosotros tiene la capacidad de evaluar y decidir qué le conviene decir y qué le conviene callar. Las personas que transitan la vida expresando todo lo que piensan sin tener en cuenta al otro, suelen tener problemas al relacionarse con los demás.

Comparto tres cosas que podemos aprender a editar para disfrutar de una comunicación efectiva:

1. La información que tenemos. No es bueno decir siempre “todo” lo que sabemos.
2. El momento en el que hablamos. A veces no hay que hablar porque estamos fuera de tiempo u oportunidad.
3. La forma en la que hablamos. La manera en la que hablamos es tan importante como lo que decimos y debemos cuidarla en cuanto de nosotros dependa.
Y a continuación, algunos tips para mejorar lo que decimos:

* Preguntas en lugar de afirmaciones

A veces conviene preguntar en vez de afirmar algo, cuando no estamos 100% seguros de lo que vamos a decir. Tampoco se debe suponer nada ni adivinar lo que los demás piensan o sienten. Preguntar nos puede ahorrar más de un dolor de cabeza.

* Metacomunicación

Se trata de la comunicación secundaria que nos ayuda a comprender la información que no logramos interpretar. Si alguien me dice algo y no me quedó claro, debería responder: “¿Vos me estás diciendo que…?”. Así se podrían evitar muchos malentendidos.

* Foco en el lenguaje no verbal

Además de prestar atención a las palabras que soltamos, es útil enfocarnos en el lenguaje no verbal que incluye: el tono de voz, los gestos corporales e incluso los silencios. Es importante también, a la hora de comunicarnos, la manera en que nos miramos y saludamos y la postura que adoptamos al hablar y escuchar.

* La conexión con el otro

Cuando procuramos encontrar aquello que tenemos en común con la gente, es decir lo que nos une como un deporte, un estilo musical, un pasatiempo o una profesión (incluso nuestra historia de vida), podemos mejorar grandemente nuestra forma de entendernos. Esto vale para conocidos y desconocidos.

Para ser comunicadores eficaces, evitemos el “sincericidio” que tantos practican. Necesitamos recordar que del otro lado hay un ser humano con sentimientos y vivencias que merece nuestro respeto y consideración. Aprender a callar es una manera de editar con inteligencia.

Por consultas, podés escribir a [email protected].

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