PINTURA EN VIVO, POESÍA, ESCULTURAS, DANZAS Y MÚSICAS

| 05/08/2019

Aportó innovación y pluralidad expresiva el segmento “Pukem” de la Fiesta de la Nieve

Textos: Adrián Moyano / Fotos: Facundo Pardo
Aportó innovación y pluralidad expresiva el segmento “Pukem” de la Fiesta de la Nieve
Alicia Pez, una de las artisteras.
Alicia Pez, una de las artisteras.

Desde groove metal hasta percusiones caribeñas, con escalas en la canción mapuche, el beatbox, el rock y la canción pop. Artistas barilochenses sumaron multiplicidad de miradas desde el escenario del Centro Cívico.

El clima era más de introspección que festivo y con este diseño de escenario: a los flancos, dos parejas de plásticas, integrantes del colectivo La Artistera; sobre la izquierda desde la perspectiva del espectador, la joven poeta Lola Halfon; en el centro Jeanine Martin con su guitarra y looperas; unos pasos delante suyo, yacía Valentina Gallo, bailarina que pronto comenzaría a desafiar suavemente la gravedad. Así comenzaba el bloque “Mujeres en escena”, el primero en integrar el segmento “Pukem” de la Fiesta de la Nieve, una novedad desde todo punto de vista, cuando todavía los rayos del sol se derramaban en diagonal sobre parte del Centro Cívico.

Quizá no sea del todo exacto afirmar que Alicia Pez (Gabriela Arias) sea una pionera de la pintura en vivo en Bariloche mientras sobre los escenarios suena música, pero sí habrá que reconocerle cierta persistencia que al menos indirectamente, hizo que la modalidad fuera insólita partícipe de la reciente festividad. Aportó como integrante de La Artistera, un grupo que alinea a más artistas pero que en la tarde del sábado, reunió “solo” a Jimena Serú, Rocío Topetti y Guadalupe Rode. Pintaron sobre oscuros soportes circulares, al mismo tiempo que Martin desgranaba tema tras tema.

En forma simultánea, Gallo interpretaba la música, canciones electro-pop de cadencia amigable, apenas interrumpida por alguna variación rítmica a partir de bombo legüero. Martin cantó y cantó, sin dar a conocer los nombres de los temas ni entretenerse en palabras de ocasión, como si quisiera que nada perturbara la delicada atmósfera que se había adueñado del inmenso recinto, circunscripto por dos pantallas a los costados más una detrás, que permitía seguir de cerca las alternativas a quienes habían quedado lejos.

Halfon no leyó en ninguna de sus intervenciones, interpretó sus poesías, fiel al espíritu de los Slam, cuyo equipo organizador integra: “… el día de mi cumpleaños / ya era madrugada / una amiga agarraba mis manos / con fuerza / y yo / me hacía una pregunta / que incluía ya / su respuesta: / ¿acaso no son / estas manos / mi hogar?”, preguntó, por ejemplo. Coherentes sus versos con las letras de Martin: “la montaña es mi casa /con los pies siempre dispuestos”. Mientras se pronunciaban la joven Gallo también bailó, inclusive sin que sonara instrumento alguno. Al avanzar el bloque, ya podía distinguirse que de los trazos de Las Artisteras asomaban rostros de mujeres, árboles y terceros ojos, reafirmaciones de las facetas femeninas de la naturaleza.

Continuidad

La ensoñación recién se interrumpió cuando finalizó “Mujeres en escena” y las conductoras de la tarde, Vivian Mathis y Natalia Calderón, entraron en acción para matizar el lapso entre propuesta y propuesta. A instancias de la primera, que hizo una breve entrevista en público, las protagonistas del bloque confiaron que piensan en recrear la puesta en un espacio más íntimo porque según pudo apreciarse, se entendieron de mil maravillas.

“Pukem” (invierno en idioma mapuche) continuó con el bloque “Interculturalidad” y vaya si sus participantes interpretaron el concepto: a iniciativa de la cantante mapuche Anahí Rayen Mariluan, su música compartió instancias con la de Redrum, banda que cultiva el subgénero del “groove metal” y se integra con Jorge Galván, Matías Altamiranda, Hernán Surur y Javier Álvarez. Aquí también hubo danza, en este caso, a cargo de Débora Sansó Neculman, a quien en Bariloche se conoce sobre todo como bailarina de tango y en menor medida, como actriz. El planteo se completó con el trabajo decisivo de la realizadora audiovisual María Manzanares, quien con sus proyecciones de imágenes históricas y actuales, sus efectos especiales y texturas, se convirtió en una intérprete más.

Junto a su guitarrista, Leopoldo Caracoche, Mariluan arrancó su faena con “La espera”, un tema de su primer CD “Kisulelaiñ – No estamos solas”. Para una y para otros, hubiera sido más fácil limitarse a hacer sus respectivos temas, pero no fue el caso. La secuencia se conformó con Mariluan – Redrum – Sansó Neculman en cuatro ocasiones, pero la cantora participó de “Püllü”, una obra ambient del grupo que incluye chelo y vientos mapuches, mientras que los metaleros también intervinieron en “Wangelen (Estrella)”, otro de los temas de su colega. En cuanto a la bailarina, con espléndido y desusado atavío mapuche, interpretó versiones tecno de obras de Mariluan, cuyas grabaciones se reprodujeron. Lejos de toda ortodoxia, la banda sonora que bailó Sansó Neculman también se nutrió de sonidos que caracterizan a la naturaleza en estas latitudes. Después de conmover los cimientos del Centro Cívico con “A la patagónica”, Surur compartió que aunar “rock y música de la tierra fue lo mejor que nos pudo pasar”. Un diálogo que quizá, no hiciera más que comenzar.

A caballo

El tercer bloque de la tarde se denominó “Contemporáneo”, aunque al menos en parte, bien pudo interpretarse como una continuidad del anterior. Kawell Trío arrancó su faena con la recreación de un antiguo canto mapuche, el que precisamente convoca al “kawelo” o caballo que en este caso, fue preámbulo de un torrente de electricidad y potencia. El Fran Kawell de la actualidad, poco tiene que ver con el Fran Lanfré acústico y de voz todavía joven de no mucho tiempo atrás.

Para el segundo tema se incorporó Marcelo Saccomanno, otro de los protagonistas del sonido “contemporáneo” de Bariloche. Un rock poderoso que saluda a la “Mawün (lluvia)” en su siempre anhelada llegada a la tierra, con la guitarra de Fran bien al frente. Acto seguido, el pluralismo sonoro se acentuó con la participación de Andy Sakkal en su faceta de Randy, es decir, músico de rap, en compañía de Novox.

Hay que decir que en escena, se habían dispuesto esculturas hechas en el taller Herreros de la Luz, el grupo que orienta Daniel Varano. Sorpresa, uno de los temas de Kawell Trío homenajea la tarea del impulsor, quien concibe al reciclado de metales y su reformulación artística como un medio para que jóvenes de sectores castigados por la crisis, encuentren una manera de canalizar sus inquietudes. Puesto a pronunciar unas palabras, Varano anunció que próximamente, se dispondrán trabajos de Herreros de la Luz en espacios públicos de la ciudad.

Al término de su breve alocución -muy saludada por la gente-, Randy y Novox hicieron dos temas para mantener en alto la bandera del beatbox, es decir, la disciplina que reproduce los sonidos de instrumentos musicales a partir de la voz. Hay que decir que la soltura de Novox es casi inverosímil cuando “toca” baterías, bajos u otras bases. Una de las intervenciones rapeó sobre la nieve y la segunda, cruzó estrofas de “Imagine” (John Lennon), con la variante más actual de la canción repentista.

Para el fin de “Contemporáneo”, retornaron a escena Gabriel Pirato Mazza (batería), Leo Ramos (bajo) y Fran Kawell. El frontman del power trío anunció “Niños carreros”, un homenaje a la gente del campo y “a la época de las carrozas” en la Fiesta de la Nieve, a través de un rock áspero. El músico pidió que en próximas ediciones vuelvan “los hacheros y las tejedoras”, antes de triturar su guitarra.

El cierre de “Pukem” quedó a cargo de La Nube, la escuela de percusión que también se define como orquesta y llenó de percusionistas el escenario, de tan numerosa. Comenzó su momento con la dirección de Javito Vidal, quien exhortó a sonreír, abrazarse y bailar para combatir el intenso frío que ya se había adueñado de la noche. Un desfile de ritmos populares cuya ejecución multitudinaria contagió a la gente que por entonces, llenaba el espacio más característico de Bariloche. Pocas veces tanta riqueza musical y expresiva en el acotado lapso de cuatro horas. Grato botón de muestra que evidenció la multitud de universos artísticos, convivientes en la ciudad.

Textos: Adrián Moyano / Fotos: Facundo Pardo

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