SE ESTRENA “MI GATO AMO”

| 16/07/2019

Carolina Sorín incursiona en el teatro de luces y sombras

Adrián Moyano
Carolina Sorín incursiona en el teatro de luces y sombras
Carolina Sorín. (Foto: Tonny Romano)
Carolina Sorín. (Foto: Tonny Romano)

A diferencia de sus dos trabajos anteriores, y en sociedad con el especialista Gabriel Von Fernández, la teatrera pondrá en escena una propuesta para toda la familia. El viernes desde las 16, en Espacio Arte.

Aunque tiene en cartel otra propuesta con el grupo Hipérico Teatro, Carolina Sorín iniciará nueva vía: en la tarde del viernes (a las 16), se producirá el estreno de “Mi Gato Amo”, emprendimiento que incursiona en el universo del teatro de luces y sombras. Como puede adivinarse por el horario, se trata de un espectáculo para toda la familia que por primera vez, se pondrá en escena en Espacio Arte (Campichuelo 1197).

En efecto, “es un espectáculo de luces y sombras”, concedió la dramaturga, directora y actriz en la redacción de El Cordillerano. “Hay actuación pero predomina el trabajo de teatro de sombras contemporáneo, que no es el títere oriental tradicional, sino una nueva versión. Estoy trabajando con una eminencia: Gabriel Von Fernández, que es especialista en lenguaje y técnica. La verdad, está resultando un placer”, aseveró.

La relación con el lenguaje empezó con ‘Zona’, “donde me encontré con las sombras sin querer”. Para el primer trabajo del grupo Hipérico, “imaginaba un espacio muy, muy grande y la zona iluminada, pero bueno, en Bariloche ese espacio tan, tan grande nunca existió. Entonces, cuando puse linternas en escena me encontré con que estaban las sombras. Ahí, o las mataba o las tomaba como elementos dramáticos. Entonces, en 2015 y 2016, para ‘Zona’ empezamos a trabajar mucho con las sombras”.

Fue apenas un paso. “Después, en la nueva obra, ‘A punto caramelo’, ya la tomamos como parte de la dramaturgia: la sombra podía decir cosas que los actores no. Empezamos una investigación con Hipérico Teatro y en un momento, en una de esas cosas cuando el universo complota, apareció una convocatoria para una residencia del Fondo Nacional de las Artes en Catamarca, que daba Gabriel. Era mi oportunidad: entraban 20 personas de todo el país, me postulé y fui la única de Patagonia, la representante de Mendoza para abajo”, sonrió Sorín.

En la provincia del norte, “estuvimos una semana 11 horas por día, aprendiendo un poco de técnica y sobre todo, cómo manejarse con el lenguaje. A partir de ahí, lo convocamos a Gabriel para trabajar acá con Hipérico, para hacer la puesta de sombras de ‘A punto caramelo’, que es bastante compleja. Entonces, empezó a trabajar como colaborador y la verdad, nos llevamos muy bien como equipo de trabajo, así que encaramos este segundo proyecto: ‘Mi Gato Amo’, que es para toda la familia. Abre un poco el espectro porque veníamos apuntando para adultos, acá se abren más posibilidades, a otro público y a otras instituciones”, resaltó la teatrera.

Un poco de todo

En esta ocasión, “salgo de la dirección, me corro totalmente. Estoy un poco como intérprete y como asistente técnica porque las sombras requieren de mucho trabajo técnico, de mucha precisión. Son como coreografías que suceden detrás del retablo, así que estoy manipulando pero también haciendo de asis-tonta (risas) y también, un poco con la dramaturgia, que estamos construyendo juntos. Partimos de ideas de algunos cuentos y a partir de ahí, empezamos a tejer una dramaturgia que está quedando interesante y divertida”, prometió.

El trabajo con Von Fernández se facilitó porque “ahora está viviendo acá para producir con nosotros. Teníamos que estrenar ‘A punto caramelo’ y él no sólo hace la puesta de sombras, sino también la construcción y realización del dispositivo escénico. Además, nos ayuda con el sonido porque es muy capo en lo técnico, en la resolución técnica. Como se quedó, dijimos: ‘hagamos algo juntos…’. Ahora está acá por unos meses y la idea es salir de gira, ya tenemos unas funciones en Comodoro Rivadavia y queremos girar con la obra por todos lados”, avisó Sorín.

En cuanto a la trama, la obra “en realidad, se llama ‘Mi Gato Amo. Episodio I: donde habitan las sombras…’ La idea es que vaya a ser una trilogía, tres episodios diferentes con el gato como hilo conductor, que es una especie de Esperando a Godot, porque nunca está. Después, más tarde aparece, pero en principio se plantea que el gato viaja con nosotros: la Compañía Gato Verde Teatro, pero resulta que por diferentes motivos, siempre desaparece detrás de sus andadas”.

En la narración, “son como dos historias entramadas que al final se unen: la de una niña que se llama Limay y tiene algunos problemitas con su teléfono. Está un poco capturada por su teléfono y por las redes sociales, la madre le pide que por favor ponga la mesa y ella dice: sí, ya voy… Bueno, todas esas cuestiones domésticas que vivimos los que tenemos hijos con teléfono. Hasta que finalmente, la madre se lo saca, porque prácticamente rompe toda la vajilla. Ahí comienza, primero un enojo y después el aburrimiento en su habitación, hasta que empieza un viaje imaginario para replantearse y reflexionar sobre dónde está poniendo su deseo, cómo se está manejando con el afuera a través del teléfono y qué pasa con la vida real”, explicó Sorín.

Y “por otro lado, se juega otro conflicto: para contar la historia se necesita al Gato Amo, que no está. Entonces, todo el tiempo se da el juego entre los intérpretes y la situación de esperar al Gato Amo porque en la historia, lo reemplaza un sapo. Le enseñamos a maullar, pero sigue siendo un sapo. La estrella del show, que era el gato, desapareció, se fue de parranda”, insistió. Como puede advertirse, otra vez la ríspida relación con los mandatos tecnológicos en el teatro de la artista. “Sí, me parece que está bueno nombrarla en escena porque es parte de nuestra problemática cotidiana, no sólo de los niñes (sic), sino también de los adultos”. Abordar la actualidad, desde la poética teatral.

Como cine en vivo

El teatro de luces y sombras que propondrá la Compañía Gato Verde Teatro “estéticamente, es bien diferente” al que conocíamos años atrás. “En las sombras tradicionales, se trabaja con el títere pegado a la pantalla, porque como se trabajaba con fuego, si no pegabas el títere a la pantalla, no se veía”, enseñó Carolina Sorín. “Ahora, con las nuevas tecnologías, con el led y las lámparas nuevas, se puede jugar el distanciamiento y el acercamiento”.

“Es casi como cine en vivo: se puede hacer travelling, zoom o un primer plano”, enumeró la teatrera. “Con las sombras se puede porque están como en la línea de frontera entre el teatro y lo audiovisual. Esa es la gran diferencia. Además tiene un montón de posibilidades: generar reflejos y un montón de imágenes, es un universo enorme que puede ser de colores. Realmente, tiene muchísimas posibilidades como lenguaje”, remarcó.

Si bien todavía no se estrenó, “Mi Gato Amo” comienza a labrarse su futuro. “Tenemos previstas algunas funciones en septiembre, ya nos están invitando pero recién arrancamos. Estamos a full con los ensayos, todo el día. Lo que tiene el teatro de sombras es que cuando no es tiempo de ensayo, es tiempo de realización, porque hay una cuestión plástica enorme. Hay que generar ese material con el que después, vamos a trabajar en sombras. Es fabuloso porque lo que dan en vivo las sombras es tan atractivo… No se puede creer que ese cartón con celofán pegado, arme estéticamente cosas tan interesantes en las pantallas”, ejemplificó. Ya se dijo: un universo.

Adrián Moyano

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