COLUMNA ABIERTA

| 08/07/2019

Cómo lograr la expansión

Cómo lograr la expansión

¿Es lo mismo motivación que presión? Para lograr motivarnos a nosotros mismos, o motivar a alguien más, es fundamental el buen trato. Lo cierto es que toda motivación es de alguna manera una presión pero, para que no se convierta en algo negativo, es importante ver cuánto vamos a presionar. 

Hay personas que cometen el error de no presionar o de presionar más de lo debido. La presión siempre debería ser de menos a más. Un ejemplo de esto son los jugadores de fútbol profesionales. Ellos no son presionados de la misma forma durante un entrenamiento a mitad de semana que cuando juegan un partido de campeonato.

La diferencia entre una persona, por ejemplo, que toca un instrumento musical y practica muchas horas olvidándose del tiempo y otra que hace lo mismo pero persigue la perfección es que la primera disfruta y la pasa bien, porque ama lo que hace, y la otra sufre y la pasa mal.

Todos podemos obtener placer o insatisfacción en lo que hacemos. Cuando disfrutamos, nos exigimos también porque nos fijamos metas elevadas pero la pasamos bien tanto en el proceso como al llegar al final (el logro obtenido). Disfrutamos incluso el esfuerzo realizado y las dificultades que surgieron en el camino.

Aquel que disfruta tiene motivación interior pero aquel que es perfeccionista, por lo general, termina estresado porque no puede disfrutar. No hay tal cosa como perfeccionistas felices. Tal vez por ello la fórmula del éxito que todos perseguimos, aún sin darnos cuenta, sea:

Éxito= satisfacción + expansión

Supongamos que doy un examen y lo repruebo. ¿Cómo reacciono? ¿Me reprendo por el fracaso? ¿O decido estudiar más y mejor para aprobarlo la próxima vez? Hay gente que no puede tratarse bien a sí misma. ¿Cómo se maltratan estas personas? Casi siempre con el “diálogo interno” que mantienen a diario. Allí se castigan, se desprecian, se desvalorizan. Tal vez son compasivos y empáticos con otros pero no lo son hacia ellos mismos.

Son capaces de decirle a alguien que está sufriendo: “Todo va a estar bien, no te preocupes” pero, cuando se trata de ellos mismos, piensan: “Qué tonto/inútil/malo que soy”. Para aprender a tratarnos como lo hacemos con otros, es fundamental reconocer y aceptar nuestras luces y nuestras sombras. Cuando nos aceptamos cabalmente es que podemos admitir nuestros errores, aprender de ellos y seguir adelante. Yo puedo cometer un error pero no soy un error.

Quien solo se concentra en sus debilidades se castiga y no puede amarse de manera sana y equilibrada. Mientras que aquel que ve sus puntos fuertes y sus puntos débiles se ama, se respeta, se cuida y se conoce bien a sí mismo. Si solo vemos lo que hacemos bien, nuestros aciertos, no creceremos. Lo ideal es ver ambas facetas: los aciertos para celebrarlos y las equivocaciones para corregirlas y aprender de ellas.

Ver el vaso medio lleno nos conduce a la satisfacción y al agradecimiento. Ver el vaso medio vacío nos lleva a la expansión y la conquista, pues nos permite perseguir lo que todavía no hemos logrado, es decir, los desafíos. Por eso tenemos que ver ambos: el medio lleno para ser agradecidos y el medio vacío para conquistar. Eso es éxito, ver los dos caminos en paralelo y no uno u otro.

Por consultas, podés escribir a [email protected].

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