SALUD

| 07/07/2019

Las enfermedades cardiovasculares en contextos de desigualdad

Las enfermedades cardiovasculares en contextos de desigualdad

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son una de las principales causas de defunción. Aspectos vinculados al crecimiento económico, cambios tecnológicos y el nivel de urbanización han generado profundos cambios en los estilos de vida y en el perfil de morbimortalidad. 

Los efectos son distintos entre los grupos sociales, así las ECV no afectan a todos los grupos sociales por igual. El objetivo general fue estudiar la presencia de ECV en contextos de desigualdad social. Para ello se analizaron distintas maneras de pensar estos contextos.

Por un lado, el contexto como espacio social, para ello se realizó un análisis espacial en la ciudad de Bariloche, Norpatagonia argentina. Dicho diagnóstico nos brindó información sobre la distribución en el espacio de las condiciones de vida y problemas de salud. La mayoría de la población estudiada vive en zonas con condiciones de vida críticas.

En efecto, en zonas críticas y deficitarias vive una mayor proporción de individuos con ECV y con otros aspectos analizados. Luego se estudiaron los contextos a los cuales pertenecen los individuos, para ello se realizó un análisis multinivel en la misma ciudad, donde se observaron diferencias en la presencia de distintas ECV al incorporar simultáneamente aspectos individuales, de los vecindarios y de los centros de salud.

Todas las ECV estudiadas presentaron mayores posibilidades (“odds”) entre los hombres, en mayores a 55 años y en individuos que subieron de peso. Vecindarios con mayores niveles de necesidades básicas insatisfechas mostraron mayores probabilidades en dos ECV.

Aspectos vinculados a la modalidad de atención mostraron asociación con las distintas ECV. Esta información en conjunto podría ser un aporte para el abordaje de estos problemas de salud al incorporar información sobre aspectos individuales y contextuales para estudiar la ECV.

La interesante exposición se llevó a cabo en Ecotono (Pasaje Gutiérrez 1125) por parte de Serena Perner (docente del CRUB-UNCo, miembro de SALURBAL, Universidad Nacional de Lanús. En resumen, la charla se refirió al crecimiento económico, los cambios tecnológicos y el nivel de urbanización que han generado profundos cambios en los estilos de vida y en consecuencia en el perfil de enfermedades cardiovasculares.

Por otro lado, existen diferencias en estas enfermedades entre contextos y entre grupos sociales. Con el objetivo de analizar la presencia de enfermedad cardiovascular en contextos de desigualdad social, fueron empleadas distintas estrategias metodológicas para la ciudad de Bariloche.

Hubo análisis espacial sobre la distribución en el espacio de las condiciones de vida y los problemas de salud y análisis multinivel donde se incorporaron simultáneamente aspectos de individuos, de los vecindarios donde éstos viven y de los centros de salud donde se atienden.

Al respecto las profesionales Serena Perner y Soledad Pérez, ambas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, presentaron en 2013 un amplio informe denominado “Desigualdades en Salud en la Norpatagonia Argentina: Una aproximación desde el enfoque de las capacidades”, donde explicaban los resultados obtenidos.

Prácticas de alimentación

Con respecto a la alimentación, en el informe, la encuesta apuntó a indagar respecto a quién asume en la familia la responsabilidad de las compras de alimentos y dónde se realizan. En ambos grupos las compras forman parte del trabajo no remunerado realizado por las mujeres; la mayoría realizaba las compras en supermercados. Entre los familiares de la escuela privada, un 20% además realiza las compras en otros negocios: pollería, pescadería, verdulería, dietética o carnicería. En ambas instituciones hay algunas familias que participan de cooperativas de consumo.

El consumo de frutas fue mayor entre los entrevistados de la escuela privada (91% privada vs. 75% pública) y entre los hijos de la escuela privada (97% privada vs. 87% pública). En cambio, el consumo de verduras fue similar en ambas instituciones, alrededor del 95% tanto entre los padres como entre los hijos. Con respecto al consumo de sal, entre las familias ligadas a la escuela pública el 40% refiere que le agrega sal siempre o casi siempre a las comidas, el 17% a veces y el 29% nunca, mientras que en la escuela privada, un 18% señaló que le agrega sal siempre o casi siempre a las comidas siendo un 46% los que raras veces y nunca.

En relación a las prácticas alimentarias también se indagó acerca de con quién/quienes comparten el almuerzo y la cena los familiares encuestados. Las diferencias respecto a la duración de la jornada escolar, permiten comprender que el almuerzo sea compartido con los hijos o con toda la familia en la mayoría de los hogares entrevistados de la escuela pública, a diferencia de los que concurren a la escuela privada, donde la mayoría almuerza sola/o ó con su pareja. En cambio, la cena se realiza por la mayoría con toda la familia en ambas instituciones.

Prevalencia de factores de riesgo

Finalmente, fue relevada la prevalencia de sobrepeso/obesidad (mediante el relevamiento del peso y la talla auto-referido de los entrevistados), de azúcar elevada/diabetes, hipertensión arterial e hipercolesterolemia. Entre los encuestados de la escuela pública hubo mayor prevalencia de azúcar elevada/diabetes, hipertensión arterial, sobrepeso y obesidad.

En el caso de la hipercolesterolemia la prevalencia fue mayor entre los familiares de la escuela privada. Respecto de la diabetes, es considerable la diferencia entre uno y otro grupo poblacional, siendo el 23,2% en los familiares de niños/as que concurren a la escuela pública, y el 5% en la escuela privada advirtiéndose una importante distancia respecto a la media nacional, en mayores de 18 años, en el año 2013 se ubicó en el 9,8% (Ministerio de salud, 2014). Respecto de obesidad y sobrepeso, la diferencia entre ambos grupos es superior a 10%, siendo los más perjudicados también los adultos vinculados a la escuela pública.

Reflexiones finales

El ejercicio de comparar la prevalencia de enfermedades crónicas, prácticas alimentarias y actividad física, entendidas como formas de auto cuidado en poblaciones de contextos socioeconómicos tan diversos, pone de manifiesto no solo el peso de las limitaciones materiales en la salud de las personas, sino también, el vínculo entre salud, libertad y posibilidades de llevar el tipo de vida que cada uno valora.

Según evidencia el análisis realizado, el contexto configurado por el nivel socioeconómico, el nivel de instrucción y las condiciones laborales de ambas poblaciones impactan en sus capacidades.

Las condiciones materiales de vida delinean los funcionamientos (logros) de salud, formas de alimentación posibles y las prácticas de actividad física realizables y elegibles. En este marco, el desarrollo y la evolución de enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la obesidad y el sobrepeso afectan contrastablemente al sector socioeconómico menos favorecido aún siendo más jóvenes en promedio.

Tal como se pretendió mostrar, las condiciones de salud de las personas derivan de las oportunidades que tienen en tanto sujetos sociales. De ahí que el espacio de evaluación de la salud no pueda limitarse a la autonomía que tienen los sujetos para tomar decisiones que afectan o favorecen el logro de su salud tales como la oferta de ciertos lugares “gratuitos” para hacer actividad física, sino que debe incluir dentro de la evaluación, la libertad real de las personas para procurar el logro de su salud.

En este marco, pareciera que la “pobreza de tiempo” influye fuertemente y constituye una limitación previa, que impide la posibilidad de elegir realizar ciertas actividades, aún cuando éstas se muestran como accesibles. Omitir la dimensión de las oportunidades dentro del análisis de la salud, hace recaer en el sujeto la responsabilidad por su situación de salud y no en pocas ocasiones culpabilizarlo, ignorando el papel fundamental que tiene el Estado y la sociedad frente a los determinantes sociales de la salud y la determinación social de la vida. En esta línea, la realización de estudios a escala local, permite visibilizar las asimetrías entre distintos grupos y al interior de los mismos también, posibilitando que se generen otras formas de intervención sobre colectivos especialmente vulnerables.

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