29/04/2019

Encontrarle un sentido al dolor emocional

Encontrarle un sentido al dolor emocional

Muchas son las situaciones que pueden abrirle la puerta al dolor emocional en nuestras vidas, como enfermarse, perder un ser querido, separarse de la pareja, perder el trabajo, etc. En estos casos, lo más importante es cómo manejamos o atravesamos ese dolor para que este no se convierta en sufrimiento y perdure en el tiempo.

Siempre podemos accionar para ponerle límites al dolor emocional. Lo ideal es encontrarle un sentido. ¿Qué significa esto? Cuando enfrentamos una crisis, parecería que nuestras vidas de repente se ponen “patas para arriba”. Y, por lo general, uno comienza a priorizar cosas que antes estaban en un segundo plano. Es decir, que uno se enfoca en lo que realmente vale le pena.

La mayoría de nosotros le damos vuelta en nuestra mente a eso negativo que ocurrió y pensamos en eso de día y de noche. Es entonces cuando necesitamos detenernos y decir: “¡Basta! Me pasó esto pero voy a sentir el dolor, voy a agotarlo, y a continuar con mi vida”. Solo cuando llegamos a esta instancia (dándole al período de duelo, sobre todo en una pérdida, un tiempo razonable), somos capaces de dejar atrás lo sucedido y construir nuevas vivencias.

Seguir llorando indefinidamente por un dolor que nos partió el alma en pedazos no nos permite seguir adelante. Porque el sufrimiento nos mantiene en un estado de oscuridad y fortalece emociones negativas como la tristeza, la depresión, el rencor, etc. Podríamos formar un pozo con nuestras lágrimas pero incluso un pozo puede llenarse de agua de lluvia y transformarse en una “fuente de esperanza” para uno mismo y para los demás.

Todos los seres humanos, aun cuando no nos podamos percibir de ese modo, tenemos la fuerza interior suficiente como para atravesar y superar una época de adversidad. Todos podemos hacer que el dolor emocional se convierta en un “don” para ayudar a la gente que nos rodea. El sufrimiento por heridas de pérdidas, maltrato, y cualquier cosa negativa que hayamos experimentado, puede tornarse una fuente de bienestar para otros. Esto es así porque, después de sufrir mucho, no solo nos fortalecemos por dentro sino que adquirimos la autoridad de quien ha superado lo peor.

El dolor emocional no debería conducirnos a la amargura sino a ser mejores personas.

En esto consiste precisamente el hallarle un sentido positivo al sufrimiento que nos parece algo tan negativo e interminable cuando lo estamos atravesando. Cuanto más nos movamos y avancemos, más libres y en paz estaremos.

Y cuando caminemos, no nos cansaremos como antes porque nuestro don (eso que hacemos mejor que los demás), estará al servicio de aquellos que lo necesitan.

Cuando nos determinamos a superar el dolor emocional, nuestras fuerzas (interior y exterior) son multiplicadas. Por lo cual, aunque nos vaciemos dando a otros lo mejor que tenemos, siempre volvemos a llenarnos. Sembramos para luego cosechar en abundancia. ¿Cómo no sembrar en otros, cuando logramos ponernos de pie y volver a levantar cabeza y a disfrutar de todo lo bueno que la vida nos ofrece?

Por consultas, podés escribir a [email protected].

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