27/02/2019

La experiencia no vale nada o la idiotez de la educación formal

Este escrito no tiene sentido, solo funciona como una vana catarsis para mis manos escribientes.

Llevo 30 años de carrera como actor, 20 formando actores en esta ciudad y otros tantos en Buenos Aires, habiendo escrito parte de la currícula de la licenciatura en arte dramático de UNRN desempeñándome como docente en la misma, brindando talleres para todas las edades, 12 años trabajando en la escuela pública formal dando herramientas a los niños y adolescentes para conocer el arte del teatro, la actuación y el juego escénico.

Después de todo eso puedo aseverar que la experiencia, sin un título, para el sistema formal no vale absolutamente NADA.

El pasado 26 como todos los febreros me presente en la Asamblea de cargos docentes con toda esa experiencia a cuestas y observé a mi alrededor que la gran mayoría de docentes que buscaban un cargo fueron en algún momento mis alumnos.

Sin embargo ahí en la asamblea de nada valía mi experiencia ya que cualquiera tenía un puntaje mayor al mío por tener un título y no desvalorizo el título porque cada uno de ellos lo logró con esfuerzo y dedicación. Cuando yo comencé a estudiar actuación ese título no existía. Entonces ¿Cómo lograr equiparar esa experiencia con ese título? Estudiando responderán. Pero como hace un tipo de casi 50 años para estudiar si tiene que trabajar casi todo el día para vivir. Y por otro lado por qué si yo estudié y mucho.

Sin embargo el sistema sigue desconociendo la experiencia y desvalorizándola dándole puntaje 0 a alguien que demostradamente obtuvo en su concepto durante todos los años el máximo puntaje y lo más irónico de esto es que hasta una profesora de danza tiene mayor puntaje que yo para dar TEATRO en una escuela.

Fui el último en elegir y pasé de tener un cargo de 25 horas a uno de 9 por suerte tengo mi escuela y mi espacio para poder sobrevivir.

El sistema no está bien no es solo un parecer de mi impotencia al respecto porque por otro lado estamos hablando de una actividad que en su mayor parte es un oficio.

Y quizás mi bronca se vuelve mayor no por una cuestión netamente económica sino también porque soy un docente que ama dar clases y es valorado por sus pares. Lo lamento por mí y me da lástima por este sistema perverso que pierde profesionales que adoran su trabajo.

ADRIÁN MARRÉ
DNI 21475123

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