21/01/2019

Una solución sencilla

Una solución sencilla

La vida es cambio constante, nada permanece igual para siempre. Por eso, para realizar un movimiento que nos acerque al éxito, a veces solo necesitamos un pequeño cambio. Hay poder en los cambios pequeños porque menos, a menudo, es más. ¿Cómo te llevás con los cambios? Algunos les temen pero todos podemos aprender a administrarlos para obtener el máximo provecho de ellos. Como lo describo en mi reciente libro Soluciones Prácticas, una leve modificación en nuestras vidas suele provocar una catarata de cambios. Como una ficha de dominó que cae y empuja a las otras que vienen atrás. 

Los denominados “círculos virtuosos” empiezan con un pequeño cambio. ¿Por qué? Porque lo pequeño, aquello que pasa desapercibido, posee la capacidad de transformarse en algo grande. Un cambio menor puede afectar positivamente una atmósfera grupal y generar un mejor rendimiento. Tal es el caso de un equipo de fútbol donde los jugadores motivados en la cancha contagian al resto y pueden dar vuelta un resultado adverso. Y también funciona a la inversa con gente desmotivada que contagia al resto.

En determinados ambientes, sobre todo donde hay un grupo de trabajo, se debe perseverar hasta romper la curva y lograr el cambio. Si se abandona antes, el cambio no se produce y no pasa a formar parte de la cultura que existe allí. Ser perseverante es una cualidad fundamental para efectuar un cambio. Esto es así porque nuestros hábitos (que no siempre son saludables) le ofrecen resistencia a lo nuevo. Cambiar algo en una oficina o en un negocio que se ha hecho de una manera durante años, por lo general, no resulta sencillo. De ahí, la importancia de administrar el cambio, tanto a nivel organizacional como personal.

Hay gente que, ya sea que se dé cuenta o no, se resiste al cambio. Son personas con paradigmas (formas de pensar) rígidos. Dichas estructuras mentales son construidas con el tiempo, por medio de razonamientos, argumentos y experiencias. La persona cree que las cosas son de determinado modo y siempre serán así. Es decir, que ve la realidad de acuerdo a sus propias creencias y se niega a dejar la zona de confort por temor a lo desconocido.

Lo ideal, para no sufrir con los cambios, es fluir con ellos aceptando las cosas tal cual son. Aferrarnos al pasado, a lo que fue, y negarnos a avanzar solo nos provoca sufrimiento. Como dijimos, la vida es cambio permanente y no podemos hacer nada para evitarlo. Tal vez el mayor desafío de un ser humano es lograr manejar un cambio en mitad de una crisis. Podemos comenzar por recordar que toda crisis, por difícil que sea, siempre nos ayuda a crecer en la vida.

Comparto algunas ideas útiles a la hora de gestionar los cambios:

-Decidir aceptar que lo que ahora es de una manera nunca volverá a ser como era antes.

-No tenerle miedo a la crisis sino verla como una oportunidad de avance.

-Armar una nueva escena en el ámbito donde la crisis tenga lugar (laboral, familiar, de la salud, etc.).

-Atreverse a soltar las viejas creencias que ya no nos sirven y reemplazarlas por ideas que nos brinden resultados.

-Abandonar todo esfuerzo por mantener una situación como era ayer, pues eso solo perpetúa la crisis.

Hoy más que nunca tenemos que cambiar con los cambios que el mundo nos presenta a cada momento. Solamente de esa forma, podremos atravesar las crisis con éxito. ¿Crisis y éxito? Sí, leíste bien. Ambas cosas pueden ir juntas cuando ponemos el foco en lo que viene y nos disponemos a aprender a funcionar de manera distinta. Muchas veces la solución a los problemas es mucho más sencilla de lo que creemos. Solo debemos confiar.
Por consultas, podés escribir a [email protected].

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