EN TREN DE ESPERANZA

| 22/09/2018

El regreso del Viejo Expreso Patagónico trajo, desde el fondo de los tiempos, un mensaje de futuro  

Textos: Antonio Zidar/ Fotos: Facundo Pardo
El regreso del Viejo Expreso Patagónico trajo, desde el fondo de los tiempos, un mensaje de futuro   

Recordar es volver a pasar por el corazón. ¿Y qué vuelve a pasar por un corazón casi centenario? Mientras avanza lenta, la entrañable Trochita lleva consigo decenas de ojos húmedos, miradas curtidas por el viento de la línea sur, que ven cómo las cosas vuelven a suceder e intuyen que el ruidoso humo del regreso augura, ojalá, tiempos mejores.

Corazón de caldera de 1920, la Trochita es un tren a vapor que ya era veterano cuando arribó a la zona, allá por el 45. Los que siempre fueron y serán pibes son Bonifacio Benítez, el foguista, y Faustino Ramallo, el instructor de tantos ferroviarios. Sus párrafos repetidos con orgullo vuelven, una y otra vez, a las grandes nevadas, como la última del 84. Allí, la cuadrilla a pala de los muchachos del ferrocarril y las pequeñas pero heroicas locomotoras trabajaban horas y horas arremetiendo contra la nieve para abrir camino. Algunos puntos son especialmente de cuidado: el kilómetro 54; también el 43. “A topetazo limpio, avanzábamos de a poco…luchando días enteros…”, dice Bonifacio. “En el km 43, un fuerte viento tiró un tren de lana”, precisa Faustino. Uno imagina el pequeño convoy a merced del viento y ellos vuelven a exhibir joviales y risueños ese espíritu ferroviario fundacional de Ingeniero Jacobacci, lugar que, no por nada, lleva el nombre de aquel italiano tozudo que materializó luchando, años y años, la llegada del ferrocarril a toda la provincia. Y con el ferrocarril, la vida, la gente, el progreso.

Ayufin Mapu

En Jacobacci, se juntan “el tren grande”, como le dice la gente, y este trencito de trocha tan angosta que parece de juguete. El mayor une Viedma con Bariloche; el pequeño enlazaba Jacobacci con Esquel, después de recorrer más de 400 kilómetros y sortear más de 600 curvas en todo su trayecto.

“La vida de Jacobacci siempre fue el tren”, nos dice Rocío, una de las chicas de la cooperativa Ayufin Mapu, la primera cooperativa de turismo de la localidad. Ellas asumen, ilusionadas, el desafío de la continuidad. En este viaje inaugural, se ocuparon de todos los detalles: desde los mates hasta las tortas fritas, desde el dulce de sauco hasta la exquisita cazuela de cordero. “Y, desde noviembre, vamos a ser las guías y organizadoras de cada paseo, recibiendo a los pasajeros con profesionalismo y con amor. Tenemos el apoyo total de la provincia para ser parte de este proyecto”.

Formadas en Jacobacci, las chicas se han preparado para un regreso que imaginan glorioso y para siempre. El nuevo andar del viejo expreso es un sueño de futuro y progreso, y ellas le ponen el hombro: un museo ferroviario, una cafetería temática y la venta de artículos regionales y de mercadeo forman parte del trabajo. “Jacobacci se formó cuando el lugar fue punta de riel, en 1916-comenta Rocío- todo lo que Jacobacci es ahora tiene que ver con el ferrocarril; por eso, también asumimos este desafío. Somos siete personas en la cooperativa, pero nos respalda la historia de toda nuestra gente”.

Mercado Artesanal Rionegrino

La Trochita tardó 23 años en concretarse e hizo su viaje inaugural el 25 de mayo de 1945. Es que la gente de la línea sur sabe de paciencia y de verdadero, no declamado, patriotismo.

Por eso, con el trencito viaja también una representación del Mercado Artesanal Rionegrino, a cargo de Silvia Izquierdo.

“Traemos, a modo de testimonio, una prenda confeccionada por Florinda Huenchupán, la única artesana latinoamericana que trabaja esta técnica en el telar, que ha sido declarada de interés por la UNESCO. La técnica se llama ‘de fleco torcido’: ella termina cada una de sus prendas de una manera tan perfecta que no necesita cortar ningún fleco; todos están enteros, torcidos…no están cortados como en cualquier otra prenda donde se corta para emparejar”, ilustra Silvia.

Hoy solamente existen tres ruanas de este tipo hechas por Florinda. Con una textura que no deja pasar el frío ni el viento de la estepa, asombra por la calidad de sus detalles. Cada una de ellas lleva más de un mes de trabajo exclusivo y valen muchísimo, por todo lo que significan, por lo que son y transmiten. Sorprende que el precio de mercado no sea tan elevado…en fin… Una de las ruanas visita hoy Ojos de Agua, otra permanece en Viedma y una tercera se exhibe orgullosa en el Senado de la Nación.

También viajan en el pequeño vagón maravillosamente calefaccionado por una mágica salamandra, una bandera de Río Negro confeccionada en telar mapuche y un broche de alpaca con el escudo provincial, que suelen ser los regalos protocolares que porta el gobernador en sus reuniones con personalidades del país o del mundo. “Dependemos del Ministerio de Turismo, con una sede central en Viedma, pero con dos locales en Buenos Aires y locales en Jacobacci, Roca, en La Boca y Las Grutas en temporada; este año abrimos en Catedral y estamos próximos a inaugurar en Fernández Oro”, agrega Silvia.
Pasión, cultura profunda, trabajo. Cualidades que viajan por el mismo riel y unen, en un mismo ramal, a la Trochita y a los artesanos rionegrinos.

Ojos de Agua y Río Chico

Después de casi dos horas de andar cuesta arriba hasta llegar prácticamente a los 1.200 metros sobre el nivel del mar, nos recibe Ojos de Agua. Gente cálida y amable que sabe de luchas y de frustraciones. Santiago Cabañares es el comisionado y, antes de dirigirse a los presentes, sirve las mesas del almuerzo como uno más. “Gracias a todos por venir, especialmente a los operadores turísticos. Estamos convencidos de que el tren y el turismo pueden significar un gran cambio para las 20 familias que hoy componen el pueblo y las más de 120 de los alrededores. Por eso, luchamos tanto por tener el triángulo de inversión de máquinas que hoy tenemos y que posibilita que el tren llegue hasta Ojos de Agua y realice la maniobra para volver desde acá. Tenemos de todo para ofrecer: artesanías, chivo, cordero, música y cultura. Atracciones como la Gruta del Mastodonte. Y tenemos gente con muchas ganas de recibir a todos los que nos visiten”.

Se le nota el orgullo a Santiago, igual que a Mario Manquilef, su colega de Río Chico. “Nosotros estamos más lejos, va a ser más complicado llegar”, nos dice. Pero, igualmente, se ilusiona con que los turistas sigan su viaje por ahora, tal vez, en vehículos, hasta llegar a sus pagos, unánimemente elogiados por su belleza. El 19 y 20 de enero próximos, se desarrollará allí una nueva edición de la Fiesta Provincial de la Artesanía y Mario no deja de invitar.

“Los túneles, el puente, el parque ferroviario, la pesca de salmónidos en Río Chico están esperando”, dice con una sonrisa. Y, a su lado, sonríe su compañera, embarazada, como reafirmando los sueños con su sola presencia.

La imprescindible asistencia del Estado

Hasta 1950, la Trochita fue un tren exclusivamente de carga. Los primeros ojos asombrados por la inmensidad y la belleza agreste recién se hicieron cotidianos después de aquel año. A partir de entonces, se sucedieron hasta tres servicios semanales, en ambas direcciones. Hoy la realidad es distinta; con su lento resoplar, el Viejo Expreso Patagónico sabe dos cosas: que su futuro está ligado al turismo y que no podrá repechar ninguna cuesta más sin el apoyo del Estado. “La operación es costosa, pero su andar crea trabajo y desarrollo. Por eso, el Estado va a estar”, asevera Daniel García, secretario de turismo de la provincia de Río Negro. “Vamos a subvencionar. Vamos a apoyar concretamente. Así me lo ha expresado la ministra y el gobernador. Vamos a estar acá y, para mí, es una felicidad muy grande, también por la historia de mi familia”, agrega; y desafía: “Bariloche recibe cientos de miles de turistas. Cómo no vamos a poder generar un contingente por semana para estas excursiones. Incluso estamos en contacto con operadores de trenes de lujo, como Belmond, que opera en Perú y Ecuador al más alto nivel mundial para este nicho de mercado”.

Más adelante en la charla, García augura entusiasmado: “En Río Chico planeamos instalar dormis para que la gente pueda pernoctar en aquellos vagones, hoy en desuso, y que vamos a reciclar para este fin. Pero no sólo eso. El Ministerio de Turismo planea convertir a la línea sur y a la ruta 23 en un atractivo temático ferroviario. En cada lugar, vamos a colocar tres vagones: uno para informes, otro para el mercado artesanal y un tercero para Altec con un tótem digital que permita la comunicación inmediata. El tren y la paleontología van a ser el núcleo de nuestra política turística para la región sur”.

Noviembre será primavera

Dos locomotoras, cuatro coches y un furgón de cola fueron puestos a nuevo por personal del Tren Patagónico y con recursos provinciales.

“El Entrevero” se llama el grupo de danzas que se lució ante locales y visitantes en el acto protocolar. Y así quedan las sensaciones del cronista al abandonar Jacobacci: como en un entrevero se mezclan las historias de las familias y los modernos celulares retratando el momento. A comienzo de día, ingresaron juntos a la estación los dos trenes, El Viejo Expreso Patagónico con su alma de fuego, sus medidores de presión y el fuel oil manteniendo viva la marcha, y el ultra moderno Tren Patagónico, con sus cámaras y sus comandos tipo joystick. El presente y el pasado, en un raro entrevero de nostalgia y sueños.

Y uno, que se preguntaba al comienzo de la nota qué late en ese corazón de casi cien años ya tiene la respuesta: allí, en el corazón de la Trochita, vive la esencia de la línea sur, hecha de postergaciones, de aguante, de frustraciones pero, más que nada, de sueños y de futuro. Aunque a veces el viento, los paredones de nieve, la sobrecogedora soledad y los coirones parezcan decir que no.

Textos: Antonio Zidar/ Fotos: Facundo Pardo

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