02/03/2018

Nivel secundario autogestionado por organizaciones sociales y políticas

- BACHILLERATO POPULAR - “Un bachillerato popular es una escuela secundaria pública para jóvenes y adultos, gratuita y autogestionada por organizaciones sociales y políticas pensadas con y por el barrio”. Con esta definición comenzó el diálogo con Eduardo Pereyra, que después comentó que “el bachi comenzó a gestarse en el 2015 y abrió sus puertas en el 2016 con un primer año”. Está ubicado en Onelli casi Osses de nuestra ciudad.

Nivel secundario autogestionado por organizaciones sociales y políticas
Frente del bachillerato sobre calle Onelli.
Frente del bachillerato sobre calle Onelli.

Por Susana Alegría
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No es de educación formal, “pero sí es un secundario donde el estudiante se recibe, tiene un título que es oficial. Hay 125 bachis en todo el país y a partir de este año habrá 4 más”, explicó.

“En provincia de Buenos Aires, algunos en CABA, en Santa Fe y dos en Córdoba lograron que se los reconozca a nivel estatal, tienen sus partidas presupuestarias y los profesores tienen sueldo así que el título nuestro viene a través de ellos”, dijo.

“El proceso es que se los vaya reconociendo, este de Bariloche es el único de Río Negro. Está ubicado en un lugar emblemático, acá funcionaba el CAAT 4 que se mudó a la ex comisaría 28, es un lugar de referencia, para la gente que vive, sufre y está marginada en el territorio”, recordó.

En este 2018 se abre el tercer año, con el cual finalizarán su secundaria los que están cursando. “Las clases son de lunes a jueves de 18 a 22, los viernes solo hay talleres, de género, productivos, se fabricaron imanes para la venta”. Estos talleres pueden ser para el aprendizaje dentro del arte pero además, como para aprender diferentes oficios o de funcionamiento social.

Entran a partir de los 16 años, “generalmente chicos que han abandonado el secundario tradicional, quedaron fuera del sistema y no hay límites de edad, hemos tenido estudiantes de 65 años y actualmente están cursando 30 aproximadamente” dijo Pereyra.

Son materias tradicionales pero con un enfoque y estructura diferente, “en lugar de tener artística o dibujo, hay Arte y Resistencia, Pensamiento Lógico donde entran matemáticas, física, química, hay Historia, Economía Popular, Comunicación Oral y Escrita que abarca lengua y literatura, es más global porque la misma estructura de enseñanza y aprendizaje genera todo lo que es pensamiento crítico”, detalló.

“Todo tiene que ver con el pensamiento crítico y con buscarle una mirada diferente a la realidad que nos es dada por el sistema, todo lo que aprenden tanto los profesores como los estudiantes es una construcción, entonces todo el tiempo estamos construyendo saberes”.

Esos saberes tienen la dirección o el objetivo de “construir una realidad que tenga que ver con esos intereses, del trabajador, del desocupado, de la mujer que está en su casa y tiene que atender a los pibes, de la madre soltera, del chico que cada vez que está en la parada de colectivo lo para la Policía para pedirle documentos”, comentó.

“El sistema de deja afuera del sistema, entre todos tratamos de ver eso y entender que en realidad somos un sistema diferente, ver qué es lo que queremos poner a la vista y cambiar la realidad que nos dan otros que tiene intereses diferentes a nosotros”.

“En este lugar sagradísimo se construye el empoderarnos de ese cambio que queremos y ser el motor de ese cambio”, agregó.

Resistencia y choque

Muchas veces se confunden los términos, englobando en una misma intención la resistencia y el choque. Pereyra dijo “hay diferencia entre esas dos palabras, el choque no es malo y las mismas diferencias generan choques, pero hay formas y formas de chocar, en este país aprendimos que chocar por chocar en sí y hacerlo de manera violenta no nos dio los resultados que esperábamos en este sector de la sociedad”.

Se explayó: “hay que chocar pero con política y con inteligencia, con propuesta de cambio de realidad y de verdad se puede, estamos convencidos que este lugar es una semilla, el desafío es seguir construyendo, ser cada vez más parte del territorio es el mayor propósito que buscamos y que el territorio también se sienta parte”.

En el bachi trabajan con el sistema de parejas pedagógicas por lo tanto cada área en cada año tiene dos profesores, “Somos 22 pero muchos son no docentes, yo trabajo en la economía formal, otros son ingenieros, hay quienes trabajan en INVAP o en el Centro Atómico, pero están capacitados para este tipo de educación”.

El Bachillerato Popular no recibe ninguna clase de ayuda estatal ni privada, “esto es completamente autogestivo, los docentes son militantes de la educación popular pero no reciben un sueldo a cambio, nos impulsan las ganas de construir conocimientos, porque muchas veces el que traemos, es el que tenemos que cambiar y aquí es donde hacemos ese cambio”.

El CAAT se hace cargo de la luz y el gas, fundamentales para el funcionamiento y les brinda el espacio del cual se han apropiado de una grata manera, “funcionamos bien y generamos viajes entre todos, ese es el punto, autogestionarnos”. La libertad que da solventarse es única y eso los pibes lo viven a diario. “Es la economía popular pura, la dinámica del bachi pero de todas maneras pretendemos el reconocimiento del Estado porque eso haría que funcionáramos mejor, creciéramos más y que hayan más bachis en Río Negro”.

Para que no se agoten las ganas de construir en conjunto utilizan un sistema muy especial “entre todos, todo el tiempo alimentamos ese deseo de seguir adelante”, dijo totalmente convencido.

Funcionan por asambleas, “como una cooperativa, están las asambleas pedagógicas donde participamos los docentes donde diagramamos la táctica de enseñanza, las político territorial, donde participan docentes y alumnos y la asamblea general mensual donde participamos, profesores, estudiantes y cada grupo plantea lo que necesita y se discute y se llega a acuerdos, por consenso, esa es la forma de funcionar y de empoderarnos y de no cansarnos”.

“Es difícil cansarse cuando abrazás un proyecto que lo construimos entre todos todo el tiempo, en cada asamblea, en cada instancia, en cada evento para reunir fondos para seguir funcionando o cuando generamos actividades para poder ir todos juntos de viaje”, comentó orgulloso.

Agregó “siempre decimos que el bachi es un viaje de ida porque se da un fenómeno, cuando entra un nuevo profe o un nuevo estudiante, no se quieren ir más, ya en segundo año el tener o no un título oficial pasa a segundo plano”.

El objetivo los une, “la idea es que acá se formen tanto estudiantes como docentes y que luego, quienes egresen sean los futuros profes del bachi, profes de estudiantes donde ellos estuvieron sentados durante tres años”. Proyectan que el día de mañana, enseñen solo quienes han sido alumnos, con todo el aprendizaje en materias, en construcción y en liberación”, dijo.

Es mucho el dinero que necesitan para funcionar, entonces organizan venta de pizzas, pasta frola, empanadas, “tenemos una red muy grande de gente que está a nuestro alrededor que colabora de manera cotidiana, la semana pasada vendimos 215 pizzas por dar un ejemplo”.

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Conflictos

Ante la consulta de cómo resuelven los conflictos que surgen en las horas de convivencia, Pereyra dijo, “acá reflejamos lo que pasa afuera, entre ellos, entre nosotros mismos, todo se resuelve en las asambleas, incluso los pibes tienen asamblea propia cuando lo necesitan, los problemas se resuelven de manera pacífica y en diálogo”.

“Algunos pibes vienen con poca energía revolucionaria porque todos han tenido alguna experiencia en la escuela formal, vienen golpeados por el sistema pero a medida que empiezan a funcionar con los parámetros internos, poco a poco van tomando fuerzas y haciendo un cambio”, dijo.

“Nunca es tarde para darse cuenta que se puede cambiar al mundo a través de un cambio personal y colectivo”, afirmó.

Eduardo Pereyra es docente del bachi, hace 17 años se vino a vivir a Bariloche por cuestiones personales. Es periodista y fue parte del equipo de trabajo de la primera etapa de Página/12 en Buenos Aires, “siempre tuve peleas con los sistemas formales e impuestos, siempre fui militante social y político, como estuve en la docencia conozco muchos profesores, ya sabía de qué se trataban los bachis, donde la enseñanza es un camino de liberación y no para encorsetar”.

“Uno va reconociendo los pares y se va dando la unión y más en estos tiempos donde están planteadas luchas muy importantes y durísimas, es la única manera que tenemos de avanzar, la mejor forma de resistir”, definió.

“Mis compañeros del bachi son mi familia pero reconocemos esto como nuestro lugar, los estudiantes lo mismo, los sábados a la tarde los pibes se juntan en este edificio, lo decoran a su gusto, hacen guitarreadas y mates, lo sienten propio”, dijo.

Cuentan con el espacio físico suficiente para continuar haciendo modificaciones y así poder ampliar las aulas para contar con un lugar más dinámico. “Queremos hacer arreglos en la cocina, el salón grande dividirlo de alguna manera que se convierta en dos aulas, pero que se pueda quitar cuando necesitamos utilizarlo en asambleas, estamos analizando esos cambios y las decisiones las tomaremos entre todos”.

Dentro de la lista de necesidades ante las cuales los vecinos pueden colaborar, Pereyra enumeró en primer lugar “el que se inscriban porque es una necesidad del territorio y de la sociedad, hasta el 19 de marzo entre las 18 y las 20 de lunes a jueves.

Los requisitos son tener finalizada la primaria, DNI y Partida de Nacimiento. “Vemos qué recorrido han tenido en la escuela formal y de acuerdo a eso, rinden equivalencia y vemos a qué año entran”.

No hay un tope de vacantes porque de alguna manera se van organizando para sumar a quienes deseen ingresar. Cuentan con un lugar donde cuidan a sus pequeños, en el caso de aquellas mujeres que no tengan con quien dejarlos mientras cursan.

Los vecinos o comerciantes que deseen colaborar pueden hacerlo con útiles escolares, libros, todo lo que se utiliza en un colegio secundario. “Papelería, marcadores, lápices, hojas de carpeta, todo lo que uno puede pensar que le hace falta a un lugar como el que estamos describiendo, el que no los tengamos no nos frena, pero ayuda mucho”.

Asimismo aceptan las propuestas de talleres o charlas que sumen conocimientos a los pibes, “este es un espacio barrial, estamos armando una biblioteca de Derechos Humanos, acá pueden hacer reuniones y lo que necesiten hacer”.

Dificultades

“Como es afuera es adentro, somos un espejo de la sociedad en la que vivimos, entonces existen acá problemas con droga, alcohol o situaciones de violencia de género como en todos lados”, dijo Pereyra. “Acá queremos cambiar el afuera pero no somos una isla y sí hay quienes han tenido o tienen problemas serios y parte de la construcción es superar esas cosas, problemas de conducta o con la justicia, acá desgranamos y empezamos a armar de nuevo con afecto, apoyo y contención de parte de todos”.

Cada docente es tutor de alguno de los jóvenes, entonces sienten esa seguridad de no estar solos y poder pedirles ayuda cuando sea necesario, más allá de los horarios de estudio.

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